La Central de Abasto es mucho más que el corazón logístico de la Ciudad de México. Es un lugar donde convergen historias, culturas y necesidades. Sin embargo, también es el escenario de décadas de corrupción, inseguridad y abandono institucional. La designación de Mónica Pacheco como directora es una apuesta estratégica para enfrentar estos desafíos, sustentada en su destacada gestión al frente del rescate del Bosque de Chapultepec.
El legado de Pacheco en Chapultepec no puede subestimarse. Con una inversión de 10 mil millones de pesos, transformó un espacio emblemático en un modelo de sostenibilidad ambiental y cultural. Restauró más de 449 hectáreas de áreas verdes, sumó 60 hectáreas de espacio público y logró hitos como el saneamiento del Río Tacubaya y la rehabilitación de parques icónicos. Este proyecto demostró cómo la transparencia, la colaboración interinstitucional y una visión integral pueden revivir espacios históricos.
Pero la Central de Abasto es otro tipo de desafío, una “ciudad dentro de la ciudad” que abastece a más de 20 millones de personas cada semana y genera un movimiento económico de miles de millones de pesos. Este espacio, inaugurado en 1982 como un proyecto ambicioso de desarrollo urbano, se ha visto asediado por dos tipos de delincuentes: los criminales que extorsionan a comerciantes y clientes, y los exfuncionarios que dejaron negocios turbios que ahogan su potencial.
Entre los nombres que han marcado esta etapa oscura destacan los hermanos Serna, Eduardo Collins y Rodolfo Ramírez, quienes han utilizado el espacio público para sus propios intereses, creando un entorno hostil para los usuarios. El problema no se limita a las extorsiones; estacionamientos privatizados, verificentros irregulares y la corrupción estructural han hecho de la Central un espacio tan caótico como indispensable.
Pese a este panorama, hay razones para el optimismo. Durante el mandato de Claudia Sheinbaum, se logró reducir los delitos de alto impacto en un 83%. Ahora, Clara Brugada, una jefa de gobierno con un enfoque probado en la regeneración del tejido social, confía en Mónica Pacheco para continuar esa labor.
El éxito de este proyecto dependerá de decisiones firmes y de la capacidad para eliminar los intereses enquistados. Es momento de que la Central de Abasto deje de ser un símbolo de impunidad para convertirse en un modelo de regeneración urbana. El equipo de Pacheco no solo debe recuperar la seguridad y funcionalidad del espacio, sino también rescatar su vocación original: garantizar el acceso a alimentos para todos y convertirse en un ejemplo de sostenibilidad económica y social.
El camino no será fácil. Transformar un espacio como la Central de Abasto requiere algo más que voluntad política. Es necesaria una estrategia que combine tecnología, transparencia y participación ciudadana. Pero si el legado de Chapultepec nos deja algo claro, es que con liderazgo, visión y trabajo en equipo, incluso los desafíos más complejos pueden convertirse en oportunidades.
Desde este momento, el reloj corre para Pacheco y su equipo. El futuro de la Central de Abasto está en juego, y con ello, el bienestar de millones de personas que dependen de su funcionamiento. La apuesta es alta, pero la posibilidad de éxito está al alcance de la mano.
Hoy comienza una etapa estratégica puesto que la Central se ha convertido en un refugio y hogar de migrantes. La Central de Abasto, inaugurada en 1982 como parte de un ambicioso plan de desarrollo urbano, ha sido descrita como una “gran bodega” tanto para la economía como para la delincuencia organizada. Entre las principales problemáticas actuales destacan el cobro de extorsiones, el contrabando de productos y la disputa por el control de actividades ilegales. Estas condiciones no solo afectan la seguridad de comerciantes y clientes, sino también la eficiencia del comercio. Su manejo alcanza más de 30 mil toneladas de alimentos diarios y prácticamente, alimentan la ciudad.
Clara Brugada ha depositado su confianza en una mujer cuya carrera está marcada por resultados tangibles. Esta designación no solo refuerza el liderazgo femenino en puestos estratégicos, sino que también subraya el compromiso del gobierno capitalino con la regeneración de espacios vitales. Esa mujer es Mónica Pacheco y su nombre debe resonar en los espacios de toma de decisiones pues a diferencia de los momentos más oscuros, ella es sinónimo de honestidad, capacidad y eficiencia.