Se espera que, a más tardar el próximo 15 de diciembre, circulen los perfiles que puedan coordinar las tareas de líder de la fracción de Morena, en la Cámara de Senadores. En vísperas de ello, se especula mucho y trascienden nombres, sin embargo, no hay prácticamente nada. Lo cierto es que, en unas semanas más, Eduardo Ramírez, presidente de la Junta de Coordinación Política, solicitará licencia para separarse del cargo y, con ello, encarar la precampaña para la gubernatura en Chiapas. En efecto, el “Jaguar Negro” ha iniciado los esfuerzos de unidad en aquel sitio del país y, para fortuna del movimiento, se ha establecido una cohesión, ya que Ramírez, en este momento crucial, ha logrado crear un equilibrio firme para sumar a todas las expresiones.
Incluso, como ya hemos dicho, la tarea de coordinador es sumamente trascendental para la operación política a fin de manufacturar acuerdos y consensos que, a la postre, se conviertan en leyes y reformas constitucionales. Ese gran legado, por ejemplo, lo construyó Ricardo Monreal en cinco años de quehacer legislativo. En pocas palabras, su capacidad influyó para sacar toda la agenda que, dicho sea de paso, llegó desde Palacio Nacional. La responsabilidad de las negociaciones y cabildeo, claro está, recayó en la figura del zacatecano, que se convirtió en el mejor aliado del presidente López Obrador.
Fue, además de un buen operador, un guía para todos los legisladores, especialmente para encontrar una salida cuando los temas dividían las opiniones. Y Ricardo Monreal, en ese sentido, siempre encontró soluciones, incluso cuando se necesitó de las dos terceras partes de la votación para modificar el marco constitucional. Hablamos de la necesidad de buscar los votos necesarios con la oposición. En vista de ello, Monreal, con esa sagacidad probada y comprobada, signó acuerdos al más alto nivel político.
Y la pregunta fue: quién contaba con esa capacidad para reemplazar a Ricardo Monreal cuando solicitó licencia definitiva., y todas las direcciones apuraron a Eduardo Ramírez, legislador por el estado de Chiapas. Y, por méritos propios, el “Jaguar Negro” llegó a la coordinación y, de paso, mostró su potencial para dirigir las tareas. Ha tomado, en ese sentido, buenas decisiones que han servido de mucha ayuda para cohesionar a la fracción. Del mismo modo, la agenda legislativa, para efectos políticos, ha llegado a buen puerto, especialmente porque la coordinación quedó en las manos correctas. Incluso, la fracción completa reconoce esa labor al considerar a Ramírez como un liderazgo de mucho peso.
En medio de todo ese proceso, su poder y fuerza política han crecido, luego de ganar la encuesta interna de Morena, para la entidad federativa de Chiapas. Sabemos que los cambios -por obvias razones- se tienen que dar. Eduardo Ramírez dejará la coordinación en la segunda semana de diciembre y, para ello, tendrán que evaluar al perfil que, para el caso, tenga esas cualidades que se necesitan para seguir conservando el legado que dejó Monreal. Y Ramírez, con mucho olfato y sagacidad, supo conducir las tareas y responsabilidades que conlleva una encomienda de esa naturaleza. De hecho, de alguna manera, Eduardo llevará mano para proponer. La principal razón es que, siendo el líder, conoce a la perfección las competencias y fortalezas de cada senador.
Eso será, precisamente, una opinión de mucho peso para influir en la próxima propuesta para coordinar -el tiempo que falta- la fracción mayoritaria, pues, en la agenda legislativa, hay muchos temas pendientes que son prioridad para el presidente López Obrador. Hasta donde sabemos, no hay sobre la mesa nombres, sin embargo, estos días serán claves para valorar y estudiar. De entrada, ante el enorme nivel que se maneja con el legado de Monreal y Eduardo Ramírez, tendrá que ser alguien que rompa cualquier paradigma que se presente para mantener el oficio político que, a lo largo de más de cinco años, sigue echando raíces en el pleno del Senado de la República.
A propósito, la bancada de Morena tiene -antes de que finalice el periodo ordinario de este año- para buscar un relevo en la coordinación. Incluso, nos cuentan, la línea de Palacio Nacional es respetar la autonomía legislativa, y así como Monreal se ganó el reconocimiento y respeto de todos, Eduardo Ramírez se llenó de elogios del presidente López Obrador por su trabajo. Mario Delgado, como interlocutor, le hizo llegar el mensaje. Esto significa que, el legado de Ricardo Monreal, llegó a buenas manos con el Jaguar. O sea, tocará el turno a alguien de ese nivel poder cubrir la inmensa responsabilidad que no cualquiera puede conducir, pues se necesita, además de sagacidad y experiencia, habilidad para sellar acuerdos con todas las fuerzas, incluyendo las minorías.