La inmensa mayoría de la población, así lo ha manifestado, está de acuerdo en la forma en cómo se conducen las políticas públicas del país, lo mismo que el andamiaje de iniciativas que, como tal, son parte fundamental del Plan C que diseñó Andrés Manuel López Obrador. Eso, dice la oposición, es un comunismo y autoritarismo y cuanto más disparate que se inventan en esa crisis profunda que padecen ante la decadencia que, con cierta razón, es una enfermedad patológica encumbrada en la corrupción. Basta ver la animadversión que la ciudadanía siente por el conservadurismo; la derecha, en sí, ha dejado de ser una alternativa rentable en el proceso democrático. De hecho, sus estructuras, que se han ido consumiendo con renuncias, los ponen contra las cuerdas.

La oposición, evidentemente, ha dejado de ser un contrapeso real. En el legislativo, por ejemplo, son únicamente espectadores que apuestan a la descalificación y polarización. Últimamente, como muy a menudo lo hacen, siguen tratando de desacreditar el trabajo que realiza la presidenta constitucional, Claudia Sheinbaum. Pero eso, ellos no lo han entendido, sigue fortaleciendo las bases del lopezobradorismo. Esto, de igual forma, se debe a la decadencia de las opiniones como las que se llevan a cabo en Atypical Te Ve. Sus análisis, por así decirlo, no son concepciones profundas de utilidad que, como tal, puedan ser caracterizados a nivel de objetivos. De allí salen muchos disparates, eso sí, con un vocabulario soez y vulgar.

Desde luego que eso suma para que la sociedad, en su inmensa mayoría, siga dando su voto de confianza. Es, por mucho, un elemento que permea para que Morena continúe sólido. Aunque, más allá de eso, el lopezobradorismo está fuerte y vigoroso por la congruencia con la que ha ido caminando a lo largo de muchos años. El mismo Andrés Manuel, pionero de esta lucha por la democracia, ha dejado un legado. Yo diría que es como una pedagogía o formación política que, bajo ciertos principios intrínsecos, han guiado esta gran plataforma de transformación que, como buena noticia, sigue echando raíces con Sheinbaum en Palacio Nacional. Desde ahí, queda claro, la jefa de Estado ha superado cualquier obstáculo y, por ende, está decidida a caminar, a nivel de gobierno, con la misma visión progresista con la que caminó AMLO.

Conjugando todos estos elementos, sumando al trabajo de base que ha hecho la dirigencia nacional con la gira por todo el país, el escenario luce inmejorable para ganar las 15 gubernaturas que, naturalmente, Morena es inmensamente favorito para conquistar cada una de ellas. Luisa María, en concreto, ha tenido un manejo correcto de las actividades. Ella, por cierto, buscará cumplir con la meta de afiliar a diez millones de militantes que, déjenme decirles, es una cifra perfectamente alcanzable considerando el músculo que se mostró en cada asamblea que ocurrió en las 32 entidades de México. Esto es, sin duda, el florecimiento del lopezobradorismo y el legado que, a lo largo de muchas décadas, construyó López Obrador. Es, además de la herencia, la filosofía de velar por los intereses de los sectores más vulnerables que, en cualquier indicador, dicen que han mejorado su calidad de vida gracias a los programas sociales de ayuda y asistencia.

Las recientes encuestas, en su totalidad, coinciden en la misma tendencia de respaldo a la presidenta de México. Ella, a propósito de ello, ha superado cifras de apoyo en el arranque; más del 73% muestran su total respaldo a su política. El pueblo, en pocas palabras, se ha declarado a favor de Claudia. La mañanera, por ejemplo, tienen el mismo impacto como en su momento lo hizo Andrés Manuel; es decir, la opinión de la presidenta, para temas de la agenda, es poderosísima, al grado de que la oposición sigue quejándose sin argumentos por la información que brota de primera mano. Eso, en sí, nos convence más de los tiempos que se avecinan, en especial para las elecciones intermedias del 2027. Morena en su máximo apogeo, y con un contrapeso devaluado, la lógica apunta a que, en dos años más, la coalición Seguimos Haciendo Historia puede alzarse con la victoria en las 15 gubernaturas.

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En cada una de las entidades, que muestran fuerza a favor de Morena, han brotado muchos liderazgos que, llegado el momento, levantarán la mano para medirse en la encuesta interna de Morena. De hecho, pareciera que la pelota está la cancha de una sucesión adelantada como la que vivimos en 2021. Siendo así, se vuelve más interesante el juego de los protagonistas principales que, desde luego, se asoman en los recorridos territoriales y, por ende, hay inclinaciones a perfiles que, por su labor, se están ganando el cariño de la ciudadanía. Dentro de un par de años más, el lopezobradorismo ganará todo; arrasará en las gubernaturas y, con ese efecto, tendrá nuevamente mayoría calificada en San Lázaro. Y mientras Morena se fortaleció con la gira nacional, el conservadurismo, que no se toleran entre ellos, se dividen y fraccionan en un sinfín de expresiones que, por la cantidad inmensa, hemos perdido hasta la cuenta.

Todo esto que estamos viviendo es, desde luego, el legado que dejó Andrés Manuel López Obrador. Él, a pesar de pasar al retiro, su imagen sigue latiendo en el corazón de millones de mexicanos que agradecen su apoyo incondicional durante su paso. Su mejor instrumento para el éxito, fue la honestidad, el trabajo y el cumplimiento a las promesas de campaña.