Renunció Alejandra del Moral al PRI. Es el primer hecho. Inmediatamente después de ese anuncio, la excandidata al gobierno del Estado de México decidió apoyar a Claudia Sheinbaum y hasta foto se tomaron las dos. Este fue el segundo hecho.
No es la primera persona militante del PRI que lo hace, pero sí ha sido el caso más ruidoso por la relevancia de Del Moral. Aquí no opinaré acerca de si me parece correcto o incorrecto lo que la mexiquense hizo. El tema que me interesa es otro.
Esta mujer política había llamado nacionalmente la atención por su eficaz campaña contra la morenista Delfina Gómez. Una mayoría de encuestas daban a Del Moral derrotada por muchos puntos de diferencia, pero ella, gracias a su buen trabajo proselitista, logró que quedaran mal a las mediciones. Pudo haber reducido más la ventaja si no la hubieran abandonado su partido, que se concentró en el proceso comicial de Coahuila, y el otro instituto político que la apoyó, el PAN, que se desentendió del proceso en el Edomex porque su interés siempre ha estado en la Ciudad de México.
¿Por qué Alejandra del Moral renunció al PRI y tomó la ruta del proyecto de Claudia Sheinbaum? Razones puede haber muchas, buenas y malas, legítimas e ilegítimas, morales e inmorales: (i) acaso se rindió porque ve derrotada a la oposición en la contienda presidencial, (ii) quizá se fue por enojo con Alito Moreno y otros dirigentes priistas, (iii) o pudo ser que abandonara el barco tricolor porque alguien la invitó a Morena y pronto se afiliará, (iv) tal vez lo hizo por ambiciosa, (v) o porque honestamente le convencieron las propuestas de Sheinbaum, (vi) o porque algo le prometieron, (vii) otra probable causa fue la ingenuidad, (viii) o la malicia, (ix) en una de esas leyó a Karl Marx y de pronto se volvió izquierdista, (x) y bueno, también pudo deberse a que se le pegó la gana.
Todas las razones anteriores se sintetizan en la última: Del Moral, enojada, alegre, motivada, frustrada, ambiciosa, pensando en el bien común, desleal, congruente con su nueva ideología, oportunista…, lo cierto es que ella, como cualquier mujer esforzada, tomó la decisión que se le pegó la gana. Se fue del PRI para apoyar a Sheinbaum porque quiso, y ahí debería quedar el asunto.
Lamentablemente el machismo se niega a morir. Así las cosas, el dirigente priista Alejandro Alito Moreno pensó que es ley natural que nunca una mujer toma decisiones sin que se lo ordene un macho, y encontró al culpable, el exgobernador mexiquense Alfredo del Mazo. Acto seguido, lo expulsó del PRI.
Qué insulto para las mujeres. El presidente de un partido político nacional no es capaz de imaginar a una mujer con pensamiento propio. Alito a todas las ve seguidoras de hombres. Terrible machismo. Lo de menos es si Del Mazo le dijo a Del Moral: “Oye, ¿y por qué no renuncias al PRI?”. O si una amiga se lo sugirió. Al final, la decisión fue de ella. Si se equivocó o no, en esta discusión es lo de menos. Muy su equivocación o muy su acierto. Si dañó o benefició a la democracia, no se está hablando de eso. El tema que lastima es el machismo atroz.
Espero que después de la veda electoral, es decir, en cuanto cierren las casillas de votación, la candidata del PRI —también del PAN y del PRD—, Xóchitl Gálvez, salga a los medios a cuestionar fuertemente la misoginia de Alito Moreno. Porque vaya que este macho impresentable, en el último metro de la carrera, ha insultado a las mujeres y les ha quitado motivación para participar en la jornada del próximo domingo: mujeres que si se la estaban pensando dos y hasta tres veces antes de tomar la decisión de votar por el desprestigiadísimo priismo, quizá ahora mejor se quedarán en sus casas convencidas de que si alguien no tiene remedio ni enviándolo a las heladas mazmorras de Siberia se le podrá reeducar.