Me dicen que el expresidente Enrique Peña Nieto ha entendido correctamente el mensaje que ayer le envió, de parte del presidente AMLO, el titular de la UIF, Pablo Gómez: si la Fiscalía General de la República concluye que cometió algún delito, se le arrestará.
Me dicen también que, en tal caso, no habrá negociación política que salve al exmandatario. Es decir, su suerte no depende de lo que pase en las elecciones de 2023 en el Estado de México. No se agravará su situación si el PRI da fuertemente la pelea a Morena; tampoco mejorará si el partido de Peña Nieto se rinde.
Pueden, entonces, entregarse con todo a la campaña electoral del próximo año tanto el gobernador mexiquense, Alfredo del Mazo, como las dos aspirantes priistas más importantes, Alejandra del Moral Vela y Ana Lilia Herrera Anzaldo.
No conocen al presidente López Obrador —de plano se equivocan al compararlo con políticos tradicionales maniobreros— los y las columnistas que ven en el proceso penal contra EPN una estrategia electoral para garantizar que Morena se quede con la gubernatura del Edomex.
Sin duda, AMLO prefiere el triunfo de su partido, pero no es para él lo más importante. Que quede claro.
Andrés Manuel no está conforme con solo haber llegado a la presidencia. Esa era una primera meta: la alcanzó en 2018. La segunda de sus metas está muy cerca: terminar sus grandes obras de infraestructura, que podrán gustar o no al columnismo, pero que ya son una realidad. La tercera de sus metas es, para él, más importante: consolidar su lugar en la historia de México.
Si jugara con el caso Peña Nieto para garantizar la gubernatura de Delfina Gómez, Horacio Duarte o Mariela Gutiérrez —quienes mayores posibilidades tienen en Morena de lograr la candidatura en el Estado de México—; si usara algo tan delicado, como acusar penalmente a alguien, solo con propósitos políticos, su biografía se mancharía y, por lo tanto, su capítulo en historia no sería todo lo brillante que desea.
¿Se habrá preguntado la comentocracia por qué contra Enrique Peña Nieto sí y contra Felipe Calderón Hinojosa no? Solo hay una respuesta: no se sabe de manejos de dinero raros que haya hecho Calderón, mientras que sí se detectaron transferencias internacionales para EPN que podrían ser irregulares.
Ganas no le faltarán a Andrés Manuel de que se abra un proceso legal contra Calderón, pero lo cierto es que no hay razones para ello. Habla bien del esposo de Margarita Zavala no haberse ido a vivir fuera de México y el hecho de residir en la misma vivienda que tenía antes de llegar a la presidencia. A Felipe, hay que subrayarlo, solo Genaro García Luna podría meterlo en serios problemas. Pero este tipo, preso en Estados Unidos por haber trabajado para el narco, nada ha dicho contra su exjefe. Ya se verá si lo acusa en los próximos meses, pero por lo pronto es algo que no ha ocurrido.
El hecho es que Peña Nieto y sus abogados, sin pensar en la política, deberán prepararse con argumentos financieros sólidos para echar abajo las acusaciones de la FGR, de Alejandro Gertz Manero, basadas en información financiera que le ha proporcionado la UIF, de Pablo Gómez. Si EPN y su equipo de defensores tienen la razón, el expresidente seguirá gozando la buena vida en Madrid, España. Pero si la razón la tienen la fiscalía y la Unidad de Inteligencia Financiera, el expresidente estará gravísimos apuros, de los que no saldrá en función de lo que el PRI haga o deje de hacer en el Estado de México.