El primer ministro británico, Boris Johnson, dijo que será el “momento de la verdad del mundo”. La tan esperada cumbre sobre el cambio climático COP26 comenzó ayer en la ciudad escocesa de Glasgow, en el Scottish Event Campus. Delegados de alrededor de 200 países están allí para anunciar cómo reducirán las emisiones para 2030 y cómo ayudarán al planeta.
Ante el avance del calentamiento mundial, debido a las emisiones de combustibles fósiles causadas por los humanos, los científicos advierten que se necesita una acción urgente para evitar una catástrofe climática.
El lugar del encuentro nos sirve de recordatorio. A mediados del siglo XIX, Glasgow era el centro de la industria pesada y la construcción de buques. Su poderío y riqueza creció conforme Gran Bretaña fue conquistando naciones de Asia y África y se convirtió en la primera potencia industrial del mundo.
La mayor proporción de emisiones que han calentado al planeta en el pasado ha sido generada en Estados Unidos, Europa y el Reino Unido. Hoy la mayor proporción de emisiones proceden de China, a quienes muchos llaman “la fábrica del mundo”.
La Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP26) se extenderá oficialmente hasta el viernes 12 de noviembre. Las cumbres ambientales han tenido lugar desde 1995. La COP1 se celebró en Berlín. La cumbre de este año es la número 26 y las reuniones mundiales han crecido en tamaño a lo largo de los años.
Durante casi tres décadas, la ONU ha estado reuniendo a casi todos los países del mundo para las cumbres climáticas globales, llamadas COP, que significa “Conferencia de las Partes”. En ese tiempo, el cambio climático ha pasado de ser un tema marginal a una prioridad global.
Los líderes mundiales llegaron a Escocia, junto con decenas de miles de negociadores, representantes gubernamentales, empresas y ciudadanos activistas para permanecer ahí durante doce días de conversaciones.
Casi 200 países deben trabajar juntos para cumplir las promesas del Acuerdo de París hechas en la COP21 en 2015, donde las naciones acordaron limitar el calentamiento global a muy por debajo de 2°C, idealmente, 1.5°C, en comparación con los niveles preindustriales.
Para alcanzar un mundo climáticamente neutro para 2050, se debe lograr el “cero neto”, es decir, el equilibrio entre la cantidad de gases de efecto invernadero producidos y la cantidad eliminada de la atmósfera.
Ya no tenemos tiempo. Las acciones para limitar el calentamiento global deben implementarse de inmediato, por lo que la COP26 es la cumbre climática más importante de la historia. Los países deben acordar acciones de reducción de emisiones legalmente vinculantes y salir de la cumbre con documentos que describan acciones concretas. Los países deben establecer nuevos compromisos climáticos y actuar verdaderamente sobre esos compromisos.
¿Cómo alcanzan los países ese objetivo? Reduciendo emisiones. No hay otra forma.
Los países que firmaron el Acuerdo de París acordaron actualizar y fortalecer sus objetivos cada cinco años. Pero los objetivos actuales no están ni cerca de donde deberían estar y, de hecho, muchos países van en la dirección totalmente equivocada. El mundo está actualmente en camino de casi 3°C de calentamiento global para 2100, lo que tendría consecuencias ambientales, sociales y de salud catastróficas.
¿Cuál es la forma más eficaz de reducir las emisiones? Las naciones ricas deberían canalizar los recursos que ya prometieron hace años a las naciones en desarrollo; se deben deshacer de los automóviles a gasolina y diésel; dejar de quemar combustibles fósiles; plantar árboles y proteger la biodiversidad.
En 2010, los países ricos habían prometido pagar 100 mil millones de dólares anuales para 2020 a fin de ayudar a los países pobres a atender el cambio climático. Parte de ese dinero ya se ha pagado, pero la cifra completa no se terminará de entregar sino hasta 2023, con tres años de retraso.
El futuro del mundo está verdaderamente en juego. El fracaso en la disminución del incremento en las temperaturas —causado por la quema de petróleo, gasolina y carbón— ya ha ocasionado inundaciones mortales, incendios, calor y sequía por todo el mundo.
Por otro lado, el nacionalismo y la ideología en muchos países van en aumento. Por este motivo, las conversaciones en Glasgow servirán para probar si de hecho es posible la cooperación internacional para enfrentar una crisis que no reconoce fronteras nacionales.
La ciencia es clara en cuanto a lo que se requiere hacer. Para 2030, en menos de una década, es preciso recortar a la mitad las emisiones de dióxido de carbono, metano y otros gases de efecto invernadero que impulsan el aumento de las temperaturas globales.
El gobierno de Biden ha prometido que para 2030 Estados Unidos va a reducir sus emisiones por alrededor de la mitad de los niveles de 2005. Pero no está claro que el presidente estadounidense tenga la capacidad de lograrlo.
Estados Unidos ha estado presionando intensamente para que China fije metas más ambiciosas en Glasgow. Pero, hasta ahora, Pekín solo ha indicado que sus emisiones seguirán creciendo y no van a declinar antes de 2030. China se muestra recelosa de la capacidad de Estados Unidos para cumplir con sus metas de emisiones y financiamiento, un escepticismo que ha sido avivado por la incapacidad de Biden hasta el momento para lograr que el Congreso apruebe su agenda.
El presidente de la COP26, Alok Sharma, dijo que llegar a acuerdos sobre el calentamiento global máximo de 1.5°C será “muy, muy difícil”. En el primer día de la cumbre se presentó un informe sobre el estado del clima publicado por la Organización Meteorológica Mundial (OMM). Los fenómenos meteorológicos extremos relacionados con el cambio climático, incluidas las olas de calor, las inundaciones y los incendios forestales, se están intensificando. La última década fue la más cálida registrada y los gobiernos están de acuerdo en que se necesita una acción colectiva urgente.
Finalmente, y por si fuera poco el daño del calentamiento global, los expertos advierten que la crisis climática podría desencadenar el próximo colapso financiero. “La crisis climática se está gestando lentamente, pero es potencialmente desastrosa”, dijo Tobias Adrian, un alto funcionario del Fondo Monetario Internacional. Señaló que el calentamiento global también podría desencadenar una crisis financiera. A principios de octubre, el Consejo de Supervisión de la Estabilidad Financiera de Estados Unidos señaló, por primera vez, al cambio climático “como una amenaza emergente y creciente para la estabilidad financiera de Estados Unidos”.
¿Qué es lo que están previendo los expertos? Las empresas de algunos sectores de la economía podrían ver sus activos destruidos, o quedarse con carteras menguantes o sin valor a medida que cambian las políticas gubernamentales, así como las actitudes de los inversores y consumidores ante el cambio climático. Es un debate que ya se está desarrollando en la industria petrolera. Actualmente, existe una demanda de casi 100 millones de barriles de petróleo por día. Pero para limitar el calentamiento a 1.5 grados centígrados y evitar los peores efectos de la crisis climática, las Naciones Unidas y científicos asociados han advertido que el mundo necesita reducir “inmediata y drásticamente” la producción de combustibles fósiles.
Si la producción se reduce y la demanda cae a medida que las inversiones se dirigen a fuentes de energía renovables, ¿qué sucederá con el valor de la vasta red de empresas e infraestructura dedicadas a extraer petróleo?
El gobierno del Reino Unido dijo la semana pasada que planea ser la primera gran economía en exigir legalmente a las corporaciones que informen sobre los riesgos y oportunidades relacionados con el clima. Es una tendencia que se ampliará en otras naciones y tendrá un gran impacto en la vida de las empresas. El momento de la verdad ha llegado.
Posdata
La participación de México en la COP26 la analizaré cuando la reunión de Glasgow termine y pueda hacerse un balance objetivo.