La fuerza de Morena reside en las bases. Sí, hablamos de un movimiento social que, en efecto, puede convertirse en el más numeroso a nivel mundial. Así se pronunció la población civil en las urnas el pasado 2 de junio. Fue, ni más ni menos, la votación más abrumadora en la historia de México. Ese respaldo tan abultado, para la jefa de Estado, además del paso tan prometedor en el arranque, ha servido como instrumento de confianza. En todo caso, 36 millones de voluntades, para ser precisos, legitiman la llegada de Claudia, pero, en conjunto con ello, juegan un papel específico al demandar más progreso social, desarrollo, al igual que democracia en la división de poderes. Eso, desde luego, comenzó a echar raíces con el propio Andrés Manuel López Obrador en 2018, y naturalmente con el apoyo irrestricto del legislativo federal.

Hoy, con el legado de AMLO, y asumiendo la responsabilidad social que delegó el pueblo de México, Claudia Sheinbaum, en conjunto con el legislativo, le están cumpliendo a la sociedad las promesas de campaña. Ambos, que por cierto comparten una afinidad política, especialmente compuesta por una mayoría abrumadora de la fracción parlamentaria de Morena, están decididos a continuar transformando la vida pública del territorio nacional. Esa fue una de las principales razones del encuentro de la presidenta constitucional con legisladores de Morena. Merecedores de ese reconocimiento, diputados y senadores, en un marco perfecto, departieron con la mandataria federal, creando la primera reunión oficial luego de tomar protesta en San Lázaro.

Ese mismo espíritu de unión, que por cierto se ha ido acrecentando con el paso de los meses, reinó en vísperas de la reunión, por ejemplo integrantes fracción parlamentaria de Morena en San Lázaro, que ha sido pionera de los cambios constitucionales que se han gestado, decidieron viajar juntos como un gesto de unidad, pero también de camaradería. Ricardo Monreal, pieza crucial del engranaje de Claudia Sheinbaum, posó para la fotografía con una cantidad importante de diputados en la previa del encuentro. Eso, como muchas otras cosas más, son motivos suficientes para dimensionar el músculo que mostró la presidenta de México. De hecho, las muestras de lealtad al proyecto de transformación, que demanda más ajustes a la carta magna, fluyeron positivamente ante las circunstancias de continuar por la vía del cambio.

El ejemplo más claro, hasta ahora, es el cúmulo de reformas constitucionales que se han aprobado en mayoría. El mismo Ricardo Monreal, fiel a su estilo, ha ido adelantando otros proyectos que están en puerta. La reunión con Claudia, precisamente para lo que sigue, sirvió de marco de organización y planeación. De hecho, preguntamos a algunos asistentes que, en efecto, confirmaron que el encuentro sirvió para intensificar los trabajos de la agenda de prioridades que se trazaron desde un principio. Hablamos, por la voluntad del pueblo, de más reformas constitucionales. La misma Sheinbaum, que se apoya en los referentes de mayor peso como Monreal y Adán Augusto López, están coordinando la tarea para los cambios sustanciales que se avecinan. Para ello, como lo ha dicho el propio zacatecano, la fracción parlamentaria de Morena abrirá el compás del diálogo y la participación de todas las fuerzas. De hecho, no se han impuesto ninguna de las votaciones; todas, absolutamente todas las iniciativas, son turnadas a las comisiones para su análisis y, por ende, al pleno para su aprobación. Eso habla de la responsabilidad legislativa de sus líderes que, por cierto, brotan por su eficiencia a favor de la causa.

El punto está en que, más allá de los posicionamientos de muy bajo nivel de la oposición, Morena, con esa capacidad numérica, ha hecho la enorme diferencia con la mayoría que, sabemos, tiene en ambas cámaras legislativas. Son, podemos decirlo así, los efectos del mandato popular. Aunque los conservadores han dicho muchas veces que se trata solamente de la voluntad de AMLO, los cambios, por añadidura, los llamamos como el deseo del pueblo de México que, de nueva cuenta, mostró su preferencia abrumadora por el proyecto de la 4T. Así lo reveló el resultado del pasado 2 de junio que, al final de cuentas, legitima la toma de decisiones de la fracción parlamentaria de Morena. Así se ha construido esta plataforma; es decir, la propia participación y el acompañamiento, dado el compromiso que adquirió en las urnas, se ve reflejado en el trabajo.

Todo ha salido tal y como lo trazó Andrés Manuel López Obrador. Él, luego de las maniobras de la derecha, diseñó el Plan C. La población, en su inmensa mayoría, coincidió en refrendar ese cariño en las urnas. En lo legislativo, por ejemplo, la meta es, de acuerdo con ese andamiaje de iniciativas, profundizar las políticas públicas y, de paso, sentar las bases de la democracia. Eso se ha logrado, además de la eficiencia de los operadores claves como Ricardo Monreal y Adán Augusto López, con el músculo que muestra Sheinbaum en todas las trincheras. Pasa en actos públicos, encuentros con la prensa, giras y recorridos territoriales, lo mismo que con la afinidad ideológica que existe con el poder legislativo, al menos con la coalición Seguimos Haciendo Historia, que sigue dando -de manera ejemplar- una demostración de humanismo, especialmente con los sectores más vulnerables del país. Por eso y por muchas razones, Sheinbaum, poseedora de ese gran respaldo, prioriza la unidad con diputados y senadores de la república.