Rumbo a las elecciones de 2024, todo está en juego, desde la supervivencia de algunos partidos otrora todopoderosos como el PRI, la consolidación de Morena como partido hegemónico, hasta los valores democráticos de otras agrupaciones como el PAN.

El lector seguramente recordará que el PAN nació en el siglo XX, de manos de personajes como Manuel Gómez Morín, como respuesta al nacionalismo revolucionario encarnado por el PRI. Si bien al principio Acción Nacional estuvo condenado a vivir en los márgenes del espectro ideológico, con el paso del tiempo se hizo camino hasta finalmente conseguir la gubernatura de Baja California en 1989, y luego, arrebatar al PRI la mayoría en la Cámara de Diputados en 1997, y más tarde, la presidencia en 2000.

El objetivo de este texto no es promover la figura de Acción Nacional como partido político rumbo a 2024, sino reconocer lo que bien merece ser reconocido. El PAN, a diferencia del PRI, y ahora, de Morena, ha sido históricamente la única agrupación política que ha respetado la voluntad de sus afiliados. A través de sus procesos internos, los miembros adherentes del PAN se han expresado libremente.

Esta democracia interna del PAN ha contravenido, tanto en 2006 como en 2012, los deseos de los presidentes panistas en turno. Así como Vicente Fox apoyaba abiertamente a Santiago Creel para ser el abanderado, lo mismo hizo Felipe Calderón con Ernesto Cordero en 2012.

Como es bien sabido, ni Creel ni Cordero fueron nominados candidatos a la presidencia de la República, pues Felipe Calderón y Josefina Vázquez Mota, a pesar de no contar con el espaldarazo de los presidentes, ganaron la elección interna.

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En otras palabras, los candidatos de los presidentes Fox y Calderón (Creel y Cordero, respectivamente) fueron superados por otros personajes que fueron capaces de ganar la confianza de los militantes.

Ciertamente Ricardo Anaya descarriló los procesos en 2018 y sentó un grave precedente, cuando él, en tanto que presidente del PAN, atropelló en los hechos a Margarita Zavala. Sin embargo -no debemos olvidarlo- el presidente de México en turno no provenía del PAN.

Morena, por su parte, hecho a imagen y semejanza del PRI, lejos de buscar emular el ejemplo del PAN, promoverá una serie de encuestas cuyos resultados serán difícilmente aceptados por AMLO y Mario Delgado si la candidata favorita del presidente y de la cúpula morenista no resulta ganadora.

En suma, a pesar de las múltiples pifias y errores de los gobiernos panistas, es importante reconocer que el PAN, a diferencia de los partidos surgidos de las “siglas revolucionarias”, es decir, el PRI, el PRD y Morena, ha sido respetuoso de la voluntad de la militancia, mismo si la decisión implicaba un distanciamiento con el presidente panista en turno.