Sonora Power
Arrancó este lunes 19 de junio un proceso inédito en la vida política nacional, en el que 6 aspirantes se disputan una sola posición, como coordinador de la defensa de la cuarta transformación, posición que eventualmente le llevará (al ganador) a competir como candidato de la coalición denominada “Juntos Hacemos Historia” a la presidencia de la República en las elecciones del 2024.
Está claro que todos ellos tienen su propia estrategia, su visión de lo que buscan y aunque la verdadera competencia se centra en Claudia Sheinbaum, Marcelo Ebrard y Adán Augusto López Hernández, queda claro que tanto Ricardo Monreal, como Gerardo Fernández Noroña y Manuel Velasco, tienen sus propios objetivos dentro de esa contienda, incluso obtener la nominación presidencial.
El camino al 6 de septiembre es azaroso y complejo, y por supuesto que deberá estar cargado de sorpresas, algunas agradables, otras no tanto, porque al final del día se trata de 6 actores políticos, que harán todo lo que esté en sus manos para alcanzar sus objetivos.
Si partimos del punto de arranque y lo que nos dicen las encuestas que hasta ahora se han presentado, está claro que la ex jefa de gobierno parte con ventaja, sin embargo, también queda a la vista el hecho irrebatible de que el “piso parejo” que tanto reclaman los ebrardistas, no necesariamente lo es para la única mujer en la competencia, pues ella desde siempre ha debido contender en una posición de desventaja, por el simple hecho de ser mujer.
Es pues a ella a la que se le señala de ser la favorita, de ser conducida por el presidente de la República, de ser intolerante, de ser arrogante y autoritaria, por el simple episodio que le tocó protagonizar el 11 de junio, cuando le reclamó al presidente del Consejo Político de Morena, es decir al gobernador de Sonora Alfonso Durazo Montaño, precisamente por haber sido acosada por los simpatizantes de Ebrard, cuando los acuerdos tomados en la famosa “cena de la concordia” 5 días antes, era justamente que no habría cargadas, que todos llegarían a la competencia en condiciones de igualdad.
De ahí deriva la relevancia del papel del árbitro, es decir Alfonso Durazo, quien claramente tuvo que despojarse de toda aspiración política personal y acudir a este evento político, justamente como un actor imparcial, que busca poner condiciones de piso parejo para que al final del proceso de promoción de los candidatos y la consulta ciudadana se llegue a buen puerto.
Esa es la parte compleja, del papel y la actitud que asuma el sonorense, depende todo, el resultado, la transición y la gobernabilidad futura de este país.
Queda de manifiesto aquí que la contienda no es pareja, justo porque se recrimina a Sheinbaum por el simple hecho de ser mujer, la primera mujer además con una posibilidad real de llegar a la presidencia de la República en la historia y es por eso víctima de agresiones incluso entre los propios morenistas y simpatizantes de la izquierda, ya no digamos entre los integrantes de la oposición.
También está claro que Marcelo Ebrard juega con ventaja, pues además de las simpatías de que pueda gozar en el movimiento trasformador, dispone de una corriente de opinión entre los priistas y los panistas, que lo aprecian y ven como uno de los suyos, “el menor peor” o por ponerlo de alguna manera, como el menos radical, que atenuaría los programas de la Cuarta Transformación y poco a poco regresaría las cosas a lo que ellos ven como la “normalidad” y que no es otra cosa que el mundo de privilegios y canonjías a las que estuvieron acostumbrados por décadas. Cabe decir que yo no estaría tan seguro como ellos de que eventualmente Marcelo les vaya a favorecer.
De Adán Augusto, solo puedo decir que tiene varias ventajas que lo hacen un aspirante competitivo, de entrada la cercanía con López Obrador, su oficio político, y su vasto conocimiento de la problemática política nacional, obtenido en un proceso acelerado que vivió como secretario de Gobernación, lo que no es desdeñable de ninguna manera.
Creo que de entre ellos 3 saldrá el defensor de la 4T, aunque insisto podrían darse sorpresas.
El camino es largo, son 70 días para recorrer el país, son 5 encuestas que se deben ganar y es un escenario inédito para definir a quien tendría el carácter de candidato del pueblo, en un proceso en el que se le ganó la narrativa, el protagonismo y los espacios a una oposición que aparece muda y totalmente desplazada del debate público sobre la sucesión presidencial.
Es en todo este trayecto en el que el gobernador de Sonora deberá permanecer como un vigilante de que nadie rompa las reglas, que no se brinquen las trancas como decimos en mi tierra y que al final quienes aceptaron este juego y firmaron un acuerdo político, respeten el resultado, en donde solo uno de ellos 6 obtendrá el triunfo.
De ese tamaño es el reto que aceptó Alfonso Durazo, y solo el 7 de septiembre podremos decir si triunfó en el encargo.
Correspondencia a demiandu1@me.com | En Twitter @Demiandu #SonoraPower