El pasado martes Latinus, dirigido por Carlos Loret de Mola, organizó una mesa de análisis en la cual participaron Héctor Aguilar Camín, Maria Amparo Casar, Jesús Silva Herzog y Lisa Sánchez. La discusión versó sobre el ascenso del crimen organizado a lo largo de los últimos años, la decisión de AMLO de integrar a la Guardia Nacional a la Sedena y cuales serán las perspectivas hacia las próximas elecciones federales de 2024.
Los cuatro analistas coincidieron en un hecho incontrovertible: México vive hoy el peor momento de su historia. El crimen organizado ha penetrado profundamente en todas las estructuras de la sociedad mexicana. Ha corrompido funcionarios federales, ha ganado las voluntades (a punta de amenazas, quizá) de alcaldes, gobernadores, y prácticamente, de cualquier político que antes se oponía a acatar los designios de los capos del narcotráfico.
Los panelistas también estuvieron de acuerdo en torno al hecho de que el gobierno de AMLO ha fallado irremediablemente en su estrategia de lucha contra el crimen organizado. Primero, el huachicol. El lector recordará la decisión de Pemex, durante las primeras semanas de la presente administración, de cerrar los ductos para evitar, según informaron, el robo del combustible. Ello provocó que millones de automovilistas no tuviesen acceso a comprar gasolina. Al final, el problema del huachicol ha quedado irresuelto.
Igualmente coincidieron en que AMLO y su gobierno, en vez de enfrentar al crimen organizado con todas las fuerzas del Estado, ha optado por mirar hacia otro lado, dejando a los malhechores actuar en sus anchas bajo el lamentable lema de “abrazos, no balazos” tan característico del gobierno del tabasqueño.
María Amparo Casar criticó severamente a Morena y a sus simpatizante de haber utilizado la tragedia de Ciudad Juárez para especular en torno a un complot, organizado por la “derecha conservadora y la prensa” dirigido a golpear políticamente a AMLO y a su gobierno.
Aguilar Camín, sin ambages, vaticinó que el crimen organizado tendrá una participación activa en las elecciones de 2024. Y más aún, se aventuró a augurar que el narcotráfico intervendrá en los comicios ¡en favor del gobierno! Es decir, en opinión del analista, Morena sería, al igual que como muchos han asegurado, el brazo político del crimen organizado.
En conclusión, sin la voluntad de caer en apasionmientos ni sensacionalismos, el Estado mexicano, con el presidente AMLO a su cabeza, es un rehén más del crimen organizado. Desde la liberación de Ovidio Guzmán, lo que envió un mensaje inequívoco de debilidad de las fuerzas de seguridad y de la ausencia de una estrategia de combate contra el narcotráfico, el presidente mexicano ha cedido la plaza.
Ha renunciado a utilizar la fuerza de su investidura para impedir que hombres y mujeres sin integridad envenenen con sus drogas a las sociedad mexicana, dejando a su paso, huelga señalar, una ola de muerte y de violencia incontrolable.