En el contexto de la decisión de la Suprema Corte de echar para abajo la segunda parte del Plan B, AMLO llamó al tribunal el “máximo poder conservador” en referencia al organismo que rigió los destinos de nuestro país en el periodo previo al triunfo de los liberales: un ejercicio de manipulación histórica para buscar deslegitimar al Poder Judicial.

Los simpatizantes de la democracia han celebrado la decisión de la Corte. Con ella, los ministros del máximo tribunal jurisdiccional del país han nuevamente dado la espalda a las pretensiones autoritarias de un grupúsculo de individuos que buscan por todos los medios socavar a las instituciones del Estado mexicano.

Gracias a la decisión de los ministros, el Instituto Nacional Electoral sobrevivirá el régimen lopezobradorista. Atrás habrán quedado, al menos, temporalmente, las intentonas de AMLO y de sus huestes de resquebrajar a la institución que ha coadyuvado al fortalecimiento de la democracia mexicana en ciernes.

Las elecciones de 2024 se conducirán, en principio, bajo el rigor técnico, valores democráticos, profesionalismo y convicción ciudadana que ha caracterizado al INE a lo largo de su historia, y que ha permitido la transición democrática en todos los niveles de gobierno.

Aún queda, empero, una herramienta que puede ser utilizada por Morena para lastimar al INE: el presupuesto. Si bien las autoridades electorales han sido salvadas por la Suprema Corte, la Cámara de Diputados, en tanto que órgano responsable de definir y votar el Presupuesto de Egresos, podrá, si así lo decide la mayoría parlamentaria, recortar los recursos del INE, lo que mermaría, en los hechos, la operación del INE en su organización interna y en el desarrollo de los comicios.

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Por tanto, con miras a las elecciones de 2024, el plan D de Morena consistiría en recortar masivamente el presupuesto del INE para que éste, desprovisto de los recursos necesarios para la operación de campo, no cuente con las herramientas y el personal capacitado para la instalación de las casillas, el conteo de votos, el relleno de las actas y el transporte de las urnas.

En este tenor, la Cámara de Diputados, con mayoría oficialista (se requiere mayoría absoluta, no calificada, para la votación de la Ley de Ingresos y el Presupuesto de Egresos) deberá votar dentro de los próximos meses el presupuesto del INE, mismo que será ejercido para la organización de los comicios del año que viene.

En suma, si bien la Corte ha salvado al INE en términos estrictamente legales, AMLO y Morena cuentan aún con una opción que podría, si así lo disponen, golpear a la institución, y con ello, facilitar la elección de Estado que buscan imponer. ¿Llamarán a éste el plan D electoral?