En Michoacán, es un hecho sociopolítico, el plan de la Cuarta Transformación ha surgido para perdurar y, por consiguiente, tener una larga duración, ya que los logros alcanzados hasta el momento actual evidencian un progreso significativo en todos los aspectos. Por lo tanto, es un movimiento firme que ha estado transformando el desarrollo social. En realidad, esa tarea ha sido cuidada por la misma población civil mediante los diversos métodos de evaluación que califican el indicador de efectividad. Y, a través de una perspectiva puramente progresista, podemos determinar el trabajo realizado a escala nacional, así como en las entidades federativas que dirige Morena.
Para ser precisos, más del 67% de los habitantes de Michoacán apoyan las políticas públicas, las cuales, por cierto, son el patrimonio que ha dejado el expresidente López Obrador. Para conseguirlo, ha sido crucial utilizar las modificaciones constitucionales para proporcionar mayor certeza, equilibrio y avance al territorio nacional. El proceso de cambio en Michoacán sigue en esa misma línea. Por supuesto, el Plan Morelos implica profundizar en un contexto de mecanismos constitucionales que, finalmente, generarán un considerable bienestar social. De esta manera, se ha establecido esta plataforma que el gobernador presentó ante la opinión pública hace algunas semanas.
El Plan Morelos, a partir de su puesta en marcha, ha cumplido a cabalidad la responsabilidad de servir al pueblo de Michoacán. Hoy, en tiempos inmejorables como el que vive el movimiento, las condiciones son propicias para concretar un paquete de reformas constitucionales que ha propuesto el gobernador, Alfredo Ramírez Bedolla. Y lo dijo de esa forma, pues el Congreso local, decidido a impulsar las acciones de beneficio social, ha respaldado cada uno de los puntos de este programa. Desde luego, eso será posible con el apoyo irrestricto de los legisladores locales que, en su gran mayoría, forman parte de la coalición Seguimos Haciendo Historia. Entonces, hay coincidencias para reformar la Constitución.
En ese lugar, de hecho, se detallaron algunos aspectos cruciales de la agenda que, para ser precisos, se agrupan en cinco temas principales. Por supuesto, se incluyen la reforma en asuntos indígenas, la elevación a nivel constitucional de los programas sociales, la reforma para la democratización y el presupuesto pleno de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, así como el reconocimiento de los derechos de las mujeres a tomar decisiones, así como los derechos y obligaciones del entorno natural.
Y, por si eso fuese poco, el Plan Morelos, considerando la magnitud de su contenido, plantea cuatro asuntos para las reformas a la Constitución. En esa línea, efectivamente, se encuentran la reforma a las fiscalías generales de los estados, la reforma para asegurar la no reelección, la reforma al sistema judicial y la reingeniería administrativa en todos los niveles gubernamentales. Esto abarca, por supuesto, un profundo sentimiento de identidad con los usos y costumbres, pero también un humanismo fundamentado en los principios esenciales de la 4T de la vida pública, sin dejar de lado los derechos humanos y la democracia participativa que, en este contexto, representa el motor de propulsión para lograr los objetivos establecidos.
De esta manera, lo percibimos quienes estamos convencidos de que ha habido un cambio significativo desde que Morena asumió el poder institucional de la entidad, particularmente bajo la base de una agenda común que ha optado por compartir el mandato popular. Es necesario afirmarlo de esta manera: la gestión está estableciendo un hito medular en un periodo crucial como el que se experimenta a escala nacional.
Y como Claudia Sheinbaum y Alfredo Ramírez Bedolla comparten el mismo proyecto, vendrán meses en trabajo conjunto y coordinado para llevar más progreso social y, de paso, mejorar la calidad de vida que, en definitiva, es una de las razones más poderosas para poner en marcha el Plan Morelos.