REFUTACIONES POLÍTICAS
Vivimos en la era del desconocimiento de lo político. Sólo es posible entender al Estado en la experiencia social; una realidad viva y global (totalizadora) que hace posible que las relaciones de poder existentes en toda sociedad adquieran su sentido más concreto y racional en la Política, que es el campo institucionalizado de las relaciones de poder donde la vida social adquiere sentido como cosa pública, las instituciones con sentido cultural trascendente donde el Derecho positivo es la piedra angular de la demarcación entre la costumbre del poder y el poder como relación institucionalizada, el mundo de las Instituciones Políticas.
En la actual discusión pública sobre el Estado y su relación con la sociedad civil, la ausencia de los principios básicos de la Filosofía Política impide una correcta interpretación de la realidad. El moderno príncipe (Gramsci) se caracteriza por ser una organización que funciona tanto vertical como horizontalmente en todos los espacios de la vida social: la Política es macro-política y micro-política.
Las fuerzas reales de poder del Estado (partidos políticos, iglesias, organizaciones empresariales, ONGs, sindicatos, cárteles y otros) compiten en su interior y hacia sus suburbios, las relaciones de poder político abarcan todos los espacios donde el mando se ejerce y genera consecuencias que impactan en la vida diaria de todas las personas.
La racionalización del Derecho es la del Estado, las normas jurídicas sustituyen a la justicia (el Derecho positivo a la moral). No se trata sólo de ordenar la conducta humana sino de crear las instituciones que hagan posible este propósito. Del avance de los glosadores al Código de Napoleón, observamos la representación clara de las formas (vivas) de poder racionalizado, que no actúan únicamente en la esfera política, sino que están en toda la sociedad.
Aquí entonces, todo mundo habla del Estado de Derecho sin comprender que este último se alza como Leviatán, dominio político absoluto, y no como razón metafísica superior; la ley se impone no por ser justa o correcta sino porque está respaldada por el poder político del Estado: la fuente primigenia del Derecho es la Política su legislador supremo el Leviatán.
Sin una estructura jurídica que regule al contrato (teoría general de las obligaciones), el comercio libre es un simple trueque, entonces la economía pierde su sentido. De la misma forma, la producción capitalista hace posible la construcción de las instituciones políticas y sociales (igualdad y libertad) que constituyen valores esenciales de la modernidad.
La burocracia no sólo es un estamento, clase o grupo social, es además el producto genuino del proceso instrumental de racionalización del poder, esas formas de conocimiento (saberes) que se erigen en patrones actuantes del ser y que se formalizan en la norma (deber ser). Los juzgadores no son intelectuales o filósofos del Derecho, sino simples burócratas concentradores del saber burocrático de la justicia al que pomposamente llaman interpretación
El Estado de derecho no actúa de facto sino de iure. Tiene, no sólo la legitimación de la fuerza sino además de la razón: teórica y práctica. Sin embargo, cuando las normas jurídicas son atrapadas por la burocracia de funcionarios judiciales, el Estado de Derecho se desvanece ante la incomprensión de las personas que requieren de los intermediarios (jueces y abogados) para entender las normas que los rigen. Por ello la actuación política de las personas es vital, un acto trascendental por el que se transforman en ciudadanía que decide, vota, para determinar quién y por qué ha de gobernar.