“Vamos a desayunar un lechero con una canilla y unas picadas”, dijo el presidente López Obrador al terminar la conferencia mañanera de este viernes en el puerto jarocho.
Siempre que nos visita se ve contento.
Los reporteros presentes en el Museo Naval le pedían que se quedara, pero el mandatario tenía otro evento a las diez de la mañana, éste con motivo de la conmemoración del 109 Aniversario de la Defensa del Puerto en la Escuela Heroica Naval Militar.
“Seguimos hablando, paisanos”, les dijo, no sin antes tomarse con ellos la foto del recuerdo.
Que se moche la torre
Cada vez que nos visita, el presidente López Obrador aborda un tema tan polémico, como incómodo: la llamada Torre Centro, ubicada en pleno Centro Histórico, casi enfrente del Malecón.
Desde que se comenzó a construir la torre metió ruido entre los jarochos, pues un edificio de condominios, de alto valor, junto a monumentos representativos de la historia de nuestra ciudad como el Faro a Venustiano Carranza, desentonaba, por decir lo menos, en el lugar.
La torre empezó “chueca” desde sus inicios.
Pocos saben la historia, pero su gestión nació desde que uno de los hijos del ex gobernador Miguel Ángel Yunes Linares, Fernando, se lanzó como candidato a la alcaldía porteña.
Ya casi al término del gobierno del priista Ramón Poo, y siendo candidato electo el panista Yunes Márquez, se fraguó la idea que dicha torre, llamada por el presidente “ese adefesio” se construyera casi de manera exprés, al menos los permisos de construcción se dieron a la velocidad de la luz, pero para no dejar rastro del contubernio (y con seguridad malos manejos) que rodeaban el nacimiento del edificio, el propietario de dicho inmueble es un joven de nombre Carlos Ramos de la Medina, suplente de Fernando Yunes.
Ignoro cómo los habitantes de la ciudad no se percataron de la imposibilidad de que el joven panista tuviera un capital tan grande como para construir un edificio de esas dimensiones.
El punto es que Carlos aparece en documentos oficiales como propietario del inmueble, según se lee en una investigación que publicó el periodista Pablo Jair Ortega en el diario Versiones con fecha del 16 de junio de 2021.
Los documentos oficiales, de los cuales esta reportera tiene en su poder una copia, demuestran que los permisos de construcción fueron otorgados por el Ayuntamiento en noviembre de 2018.
Desde entonces todos los involucrados se hicieron ojo de hormiga y se planeó la puesta de la primera piedra del polémico edificio, que ha tenido varios intentos de clausura y que hoy está ahí, como dijo el presidente, como un monumento a la corrupción.
Y es que vaya que en torno al inmueble y su propietario hay mucha tela de donde cortar.
El suplente de Fernando Yunes está ligado en al menos dos elefantes blancos más de la zona conurbada Veracruz-Boca del Río: el Foro Boca, cuya construcción data del 2017, durante la gubernatura de Miguel Ángel Yunes Linares y la Torre Amura que se localiza también en Boca del Río y que se construyó por las mismas fechas.
Y voy más allá.
Carlos Ramos de la Medina es sobrino de un juez de nombre Mario de la Medina Soto, quien ha frenado cada uno de los intentos de clausura del inmueble ubicado en el centro de esta ciudad. Sin duda, un juez corrupto, como también lo es otro togado de nombre José Arquímedes Gregorio Loranca Luna, quien se ha visto involucrado en escándalos mayores, pues liberó a los padres del feminicida Marlon Botas, acusado de asesinar a su novia, Monserrat Bendimes, y años atrás estuvo involucrado en la liberación de uno de los llamados Porkys, acusados de violar a una jovencita en el 2015.
Vaya cochinero pues, alrededor de esta torre.
En la conferencia matutina el presidente dijo indignado, y con justa razón, que “es evidente que hay corrupción. ¿Cómo van a permitir que se haga una torre así sin permiso? Es influyentismo, es corrupción y no se hizo en las afueras de Veracruz”.
El primer mandatario instruyó al gobernador Cuitláhuac García Jiménez, presente en la conferencia mañanera, que se procediera conforme a la ley contra los jueces y contra todos los involucrados en este asunto, y el mandatario estatal dijo que se iba a proceder sobre todo contra los impartidores de justicia, pues hasta el momento se han hecho ciegos, sordos y mudos ante los intentos de clausura. O quizá, como dice el dicho, con dinero baila el chango. Puede ser.
Proceder conforme a derecho e investigar a todos los que de una forma o de otra han tenido algo que ver en el tema de la torre incómoda daría un plus al gobernador García Jiménez y demostraría, de nueva cuenta, que el gobierno del presidente López Obrador va con todo para acabar con el cáncer de la corrupción.
No es solo un edificio cuyos cimientos son de muy dudosa procedencia. Poner orden en este tema nos habla de atacar la inmoralidad que mueve a muchos jueces, acabar con el influyentismo y descubrir delitos mayores que quizá estén detrás de ese inmueble.
Es ahora o nunca. El próximo año, con el cambio de poderes estatal y federal, puede ser demasiado tarde.