“Ser disciplinado es duro, pero más duro es no serlo y llevar una mísera vida.”

DAVID VALOIS

¡Aquí no pasó nada! Para evitar las patadas por debajo de la mesa, mejor la terminación abrupta de la reunión de los senadores del PRI hace algunos días cuando de forma adelantada hizo acto de presencia el dirigente de dicho partido, Alejandro Moreno. Y es que los legisladores del tricolor no querían hablar con él. Más tarde guardada quedó la amenaza de expulsar a Osorio Chong del PRI.

Uno y otro priista recordaron que lo único que ha mantenido vivo a ese instituto político (y antes con plena salud) es cuando mantienen disciplina. Obviamente eso supone risas forzadas, cuidarse de las cámaras y de los celulares y anunciar que seguirán unidos por el bien del partido y de México…

Eso será cierto hasta que se dé el próximo encontronazo, salten a otro puesto público o a otro partido (de preferencia a Morena). Pero como de ganar elecciones o plazas plurinominales cada día se da menos en el PRI, la tregua seguramente será corta.

Alito Moreno no es el más querido entre sus correligionarios pues encontró la manera de crear una iniciativa —que luego se apropió Regeneración Nacional— para mantener al Ejército en las calles más allá del 2029. Ello puso en riesgo la coalición de oposición que de por sí pinta enclenque. Eso, además de agandallarse para él y un “selecto” grupo de amigos los puestos más importantes del PRI.

Total, que esta y otras acciones del dirigente priista han sido bastante criticadas en el Senado, particularmente por parte de Miguel Ángel Osorio Chong, quien ha articulado esa crítica de mejor manera.

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Es evidente que entre ambos personajes —y los priistas que quedan —hay dos visiones distintas de cómo “salvar” al paciente moribundo llamado PRI.

Pero por lo pronto, si bien no hubo “abrazo de Acatempan región Revolucionario Institucional”, las diferencias entre ambos líderes priistas sí quedaron soterradas en aras de la conciliación, y sobre todo porque, Clara-mente —ajá—, los intereses de la Nación están por encima de todo lo demás…

Así, uno pasó de la amenaza de ser expulsado, al arreglo (no explícito, pero sí tácito) de quedarse con la presidencia de los senadores del PRI. El otro se amaciso en la dirigencia del antes poderoso partido.

Alito sabe que debe juntar a los pocos correligionarios que quedan, mientras que los abucheos, insultos y rechiflas recibidos por él afuera de la SCJN para cuando fue a presentar la acción de inconstitucionalidad en contra del Plan B electoral deben seguirle sonando recio a los oídos, reiterándole que el PRI o va en alianza para el 24 o sencillamente desaparecerá.

Todos estos se aferran, entonces, a la fórmula ampliamente usada: la disciplina; la última tabla de salvación ante la tempestad. Ir juntos —que no unidos— para tratar de mantener las pocas posiciones que detentan y si acaso ganar algunas más al cobijo de la alianza opositora.

Los desaguisados en la cúpula priista deben de servir de ejemplo no solo a sus partidarios, sino también a sus hijos políticos.

Me refiero a la 4T. Si en Morena exigen disciplina ¿les saldrá igual que a los priistas? Digo, después de todo morenistas son priistas, con la diferencia que los de la región 4 solo hablan de lealtad, nunca de disciplina.

Asoman ya ciertas fisuras (Coahuila) donde Ricardo Mejía cortó con Morena cuando Armando Guadiana se quedó con la candidatura al gobierno del estado. Misma nula disciplina cuando el sombrerudo personaje cierra su precampaña para irse al Súper Bowl…