El PRI quiere perder la elección en el Estado de México. Al menos es lo que podrían pensar algunos observadores del proceso electoral más importante que tendrá lugar este año. Y es que el balance para el partido tricolor al cierre de la etapa de precampaña es tan mediocre que uno se pregunta si en realidad no estará haciendo como que compite, para terminar entregando el reducto más importante que todavía conserva en el país.
La colección de pifias, absurdos y malas decisiones es larga; comenzando por la elección de su candidata, Alejandra del Moral, ex funcionaria peñista cuyo efímero paso en el sexenio anterior por el Banco del Ahorro Nacional y Servicios Financieros (Bansefi) estuvo plagado de señalamientos de corrupción (no por nada es mejor conocida como Alejandra del “MORRAL”). Aunque en honor a la verdad hasta ahí no hay nada fuera de lo común: es norma del priismo mexiquense postular candidatos con larguísima cola, porque además entre sus filas difícilmente encuentran uno honesto.
Pero cuando uno revisa las notas de prensa y constata los dichos y actos de la cúpula priista que se supone trabaja para llevar al triunfo a su abanderada, se sorprende: ¿de verdad están apostando a ganar la elección?
Porque en nada les ayuda que su presidente nacional, Alito Moreno, sin rubor alguno declare a los cuatro vientos que él “se va a ir a vivir al Estado de México” para hacer campaña los próximos meses. ¿Es neta? ¿Qué mal le han hecho los mexiquenses para que quiera vengarse de esa manera? ¡Mejor escondan sus carteras y objetos de valor, amigos!
Pero por si aún le quedaran ganas a algún mexiquense de votar por el PRI luego de semejante amenaza, el infame y grosero acarreo de estudiantes menores de edad a un acto proselitista de Alejandra del Moral le recordó a los electores del Estado de México la verdadera calaña de quienes han saqueado a esa entidad por más de 90 años ininterrumpidos. Hace falta ser masoquista para darle el voto al partido que considera de su exclusiva propiedad no sólo el gobierno estatal sino las vidas y voluntades de sus gobernados. Enojó tanto a los ciudadanos libres e informados ese vulgar acarreo, que uno se pregunta si de verdad fue un “error” o un acto premeditado de fuego amigo al interior de la campaña tricolor por parte de alguien que quiere hundir al Titanic toluqueño.
Pero sin duda la cereza en el pastel de toda esta comedia de enredos es el patético deslinde que a regañadientes hizo el PRI hace unos días de aquellas encuestas que le daban la ventaja y que resultaron ser obviamente falsas. Patético porque para el tricolor la credibilidad y el rigor metodológico de los sondeos nunca fueron consideraciones a la hora de anunciar con bombo y platillo supuestas preferencias electorales; pero si en esta ocasión tuvieron que admitir que las mediciones que se publicaron eran apócrifas, el significado no puede ser otro que el reconocimiento tácito de que los números que tiene el propio PRI están para llorar y auguran una derrota más que vergonzosa el día de la jornada electoral.
Y mientras todas las señales apuntan a un PRI que simula competir pero que en realidad parece estarse preparando para morder el polvo en el Edomex, se encienden los focos amarillos dentro y fuera de Morena: ¿estamos ante otra entrega pactada de la plaza, como se dice sucedió en algunas entidades cuyos últimos gobernadores priistas hoy ocupan cargos diplomáticos por invitación del presidente AMLO? ¿Se convertirá próximamente Alfredo del Mazo en el más reciente fichaje de la 4T en el Servicio Exterior Mexicano? ¡Hasta la próxima!
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