√ Estoy convencido de que el INE no ha hecho el mejor trabajo posible en el tema de promover la consulta de revocación de mandato.
√ Si el Instituto Nacional Electoral hubiera hecho un buen trabajo de reingeniería —perfectamente posible con voluntad y talento—, habría podido instalar, con el presupuesto disponible, el doble de las casillas de votación.
√ Creo que alguien tan enfermo de odio como Ciro Murayama jamás debió ser uno de los árbitros electorales; este tipo detesta al presidente López Obrador y ni por elemental prudencia lo oculta. Resulta incomprensible que sus compañeros en el consejo del INE no lo sancionaran y aun expulsaran del instituto cuando se aventó la puntada de comparar a AMLO con Mussolini.
√ Me parece que Lorenzo Córdova, consejero presidente del Instituto Nacional Electoral, está contribuyendo a generar una crisis de grandes dimensiones después de la revocación con el único propósito de victimizarse, renunciar y quedar legalmente habilitado como aspirante a la candidatura presidencial de oposición en 2024.
√ Las marchas para tratar de convencer a la gente de que no vote en la consulta de revocación llevan el único propósito de descalificarla a partir de la esperada baja participación.
√ Me parece lógico que quienes simpatizan con Andrés Manuel promuevan la consulta de revocación y, lógicamente, apoyen al presidente en el que confían.
√ El consejo general del INE, ante la falta de promoción de la consulta, debió haber interpretado la ley y, de esa manera, haber acordado permitir cualquier manifestación que invite a la gente a participar, ya sea a favor o en contra de la permanencia de AMLO en la presidencia. El artículo 35 constitucional dice que solo el Instituto Nacional Electoral podrá “contratar propaganda en radio y televisión” y que “deberá suspenderse la difusión en los medios de comunicación de toda propaganda gubernamental de cualquier orden de gobierno”. Pudieron Córdova y el resto de los consejeros y consejeras haber interpretado que solo está estrictamente prohibido contratar —mediante un pago— espacios en los medios, lo que de ninguna manera afecta la libertad de expresión de ninguna persona, incluidas quienes participan en el gobierno o en los partidos de oposición.
√ En ese sentido me parece plausible la actitud de funcionarios y funcionarias —como Claudia Sheinbaum, Adán Augusto López y el propio presidente López Obrador— que no aceptan la mordaza del INE y ejercen su derecho a expresarse con toda libertad —sin pagar propaganda en medios—, a pesar de las restricciones absurdas.
√ Por lo tanto, el pecado muy grave de Adán Augusto no fue acudir a Torreón y Hermosillo en un fin de semana —esto es, en su tiempo libre— para hablar a favor de AMLO y de la consulta de revocación en un evento evidentemente organizado por Morena, sino el hecho lamentable y que descalifica al secretario de Gobernación de haber viajado en un costoso avión oficial de la Guardia Nacional.
√ A la próxima, que Adán Augusto pague su boleto de ida y vuelta en Aeroméxico o Volaris y que, donde no haya conexiones aéreas, se traslade por carretera.
√ Lo mejor que puede hacer Adán Augusto para medio corregir su falta es pagar de su bolsillo el costo de las horas de vuelo del avión de la Guardia Nacional que utilizó el pasado fin de semana. Estimo que deberá sacar de sus ahorros unos 500 mil pesos, que dadas las circunstancias serán los mejor invertidos en toda su vida.
√ Desde luego, el comandante de la Guardia Nacional, general Luis Rodríguez Bucio, tiene derecho a participar en los eventos partidistas que se le antojen —uniformado o vestido de cualquier forma—, pero no debe viajar en aviones oficiales. Procede que coopere con el titular de Gobernación para pagar las horas de vuelo del Gulfstream G350 que jamás debió llevarlos a mítines en Torreón y Hermosillo.
√ No sería inadecuado que Adán Augusto y el general Bucio imitaran el estilo austero de Andrés Manuel, que el mismo día en que ellos disfrutaban la dicha inicua de un vuelo exclusivo —probablemente con whiskies incluidos— , viajaba en clase turista en aerolínea comercial.