Con su triunfo de ayer en New Hampshire, Donald Trump está cada vez más cerca de ganar la candidatura republicana a la presidencia. Joe Biden también avanzó en las primarias del partido demócrata en ese estado. Los dos dejaron atrás a sus contendientes, Nikki Haley y Dean Phillips respectivamente, que darían un relevo generacional en esta carrera que, parece, se disputará entre dos políticos que generan poca emoción entre el electorado. Aun así, Nikki Haley asegura que seguirá en el proceso: “el primer partido que retire a su candidato octogenario ganará las elecciones”.
El bloque de los “independientes”, que no se identifican ni con demócratas ni con los republicanos, representa el 43% de los votantes, el mayor en la historia de EU (datos de Gallup). En las elecciones de nuestros vecinos no solo se discuten temas sobre el proyecto progresista y conservador, sino que otro asunto ocupa los reflectores: las críticas y cuestionamientos a los candidatos punteros por su edad avanzada, asociada a problemas de salud (sobre todo mental, -más a Biden que a Trump-, por sus constantes gafes y tropiezos). Biden y Trump, que tendrían 82 y 78 años para el mes de las elecciones, serían los presidentes con mayor edad en la historia de EU y entre las democracias de la OCDE.
Así las cosas, y en medio de esta discusión sobre dudas por “salud y capacidad”, está por definirse quien dirigirá a la nación más poderosa del mundo occidental, el próximo noviembre. El ticket Biden-Kamala Harris tiene los índices de popularidad más bajos de los últimos años en EU, lo que propulsa a la presidencia a Trump y a quien nomine para su fórmula.
Por lo pronto, el retorno de Trump se incorpora a la agenda internacional. Un análisis reciente de Graham Allison en Foreign Affairs, “Trump is already reshaping geopolitics”, destaca como los aliados y adversarios de EU empiezan a reaccionar.
El autor, usando terminología financiera, lo llama el “Trump put” (hay líderes que prefieren postergar decisiones con Washington en la espera de mejores acuerdos posibles con su llegada), y la “cobertura Trump” (los que consideran que habrían de protegerse por el empeoramiento de condiciones de negociación con EU, con su regreso). Por ejemplo:
· El presidente ruso Putin en sus cálculos sobre su guerra contra Ucrania, tiene un “Trump put”. Su expectativa es que como Trump ha declarado que “no habrá más ayuda a Zelensky, tiene que hacer un trato”, preferirá esperar a tomar una decisión sobre el fin de la guerra hasta ver si él reasume la presidencia.
· Los aliados europeos de Ucrania tendrían una “cobertura Trump”. Hay un sentimiento de que Trump volverá a debilitar a la OTAN. Ronda el temor de lo que alguna vez advirtiera la canciller Angela Merkel después de reunirse con él: “deberemos pelear en el futuro, solos”. Los europeos lo considerarían antes de mandar más equipo militar a Ucrania, para asegurar su propia defensa.
· Los miembros de la cumbre del COP28 de Dubái ven un “Trump put”. Saben que su política “drill, baby drill”, podría redefinir la agenda climática sustentable hacia el 2030, desacelerando la transición energética de combustibles fósiles.
· En su actual campaña Trump se define como el “Tariff man” (“hombre de los aranceles”) habla de un arancel universal del 10% a las importaciones a nivel global y aplicar una política de “ojo por ojo, arancel por arancel”. Al ser EU determinante del crecimiento global mundial, los mercados financieros analizan qué posición deberán tomar. Con Trump habría un fuerte reacomodo donde sería previsible una mayor desvinculación EU con China.
· En materia de migración y seguridad fronteriza, Trump amenaza con llevar a cabo “la operación de deportaciones más importante de la historia de EU”. Allison previene que “México deberá resolver la pesadilla que podría representar un flujo migratorio desbordado en su frontera norte y sur”.
Predecir lo que podría hacer Trump es casi imposible, pero sus declaraciones son tomadas en serio, basados en la experiencia de su pasada presidencia.
No cabe duda que México debería “cubrirse” frente a una cada vez más probable vuelta del “trumpismo”. Varios analistas financieros y políticos evalúan ya los retos y oportunidades con Claudia Sheinbaum como posible próxima presidente de México (atendiendo a las encuestas), y en los escenarios de riesgo incluyen el “factor Trump”.
¿Cuál es la “cobertura Trump” que Claudia ha considerado? ¿Está ya incorporada esa “variable” en su visión estratégica? Los tambores de las definiciones redoblan cada vez más fuerte….