Hoy, viernes 14 de julio, será la primera audiencia en contra de Jesús Madueña Molina, rector de la Universidad Autónoma de Sinaloa, y el abogado de la institución, Robespierre Lizárraga Otero, a quienes se les señala por el delito de abuso de autoridad.
Son “muchos fierros en la lumbre” los que tiene el rector. Esta audiencia, que nada tiene que ver con la otra programada para el próximo 21 de julio, es en palabras llanas, por haberse negado a que la Auditoría del Estado revisara las finanzas de la universidad.
Ya había comentado en alguna entrega anterior, por allá en el mes de marzo, que no se mucho de leyes, pero creo que, en términos simples, la UAS sí debe ser auditada por la ASE.
Primero, porque Casa Rosalina es un ente público y maneja recursos públicos. Federales y estatales. El dinero de la Federación lo revisa la auditoría federal y el recurso estatal, pues la auditoría local. Así de simple, creo.
La Ley de la Auditoría Superior del Estado, en su artículo 8, fracción XII Bis, señala: “Fiscalizar en forma posterior los ingresos, egresos y deuda… de los entes públicos”.
Y en la misma fracción, segundo párrafo dice: “… En los términos que establezcan las leyes fiscalizará, en coordinación con la Auditoría Superior de la Federación, las participaciones federales. Asimismo, fiscalizará los recursos públicos que se destinen y se ejerzan por cualquier entidad, persona física o moral, pública o privada, y los transferidos a fideicomisos, fondos y mandatos, públicos o privados, o cualquier otra figura jurídica…” Aquí dice que es obligación de la ASE revisar los dineros de la UAS, tanto los subsidios federales, como los estatales y los ingresos recaudados.
De nuevo, la ASE fiscaliza a los entes públicos y la UAS es pública. Fin de la discusión. Que si el recurso federal, que si ya eran auditados por la ASF, que si esto o lo otro… ¡nada! La ley es clara, ha sido un tremendo error negar a la ASE la revisión de las cuentas universitarias. Hoy enfrentan a la justicia por ello.
Madueña Molina oculta algo sobre las finanzas de la máxima casa de estudios sinaloense. Tanto que pretende a toda costa desviar la atención con marchas, volanteos y activaciones para desinformar a la ciudadanía. Grilla barata y estéril, se vale del cacicazgo que ejercen al interior de la universidad para seguir obligando a los trabajadores a defender una autonomía que no está en riesgo. Es deleznable y reprobable que utilice a la comunidad universitaria para politizar, desinformar y defender asuntos personales.
. - Algo huele mal…
Jesús Madueña se ha negado a que la ASE revise a la UAS.
El ex director de compras universitario, Héctor Melesio Cuén Díaz, hijo del líder del PAS, se niega a transparentar sus finanzas, tanto que ha interpuesto un amparo para evitar que la Fiscalía revise la ruta del dinero a su alrededor.
Madueña Molina oculta cosas. Cuén Díaz, también. Prefieren la lucha sobre la transparencia. El que nada debe, nada teme.
El hijo de Cuén Ojeda no debería negarse a ser revisado en finanzas por la fiscalía, primero porque hay denuncias en su contra y segundo, porque al aceptar manejar dinero público, él mismo se ha convertido en un personaje sometido al escrutinio social. Ampararse a ser revisado es pretender ocultar cosas que le puedan exhibir e incluso, terminar inculpando. Seguir la ruta del dinero suele ser esclarecedor, ya veremos cómo resulta.
Son parte de un TODO. El jefe es Héctor Melesio Cuén Ojeda y todos lo saben. Increíble me parece que el padre exponga así al hijo. Que sea capaz de permitir el enjuiciamiento de su propio hijo con tal de salvarse y continuar navegando en las aguas de la política por fines meramente personales. El líder del PAS, podrá entonces permitir ver tras las rejas a su fiel escudero Jesús Madueña y a su hijo Héctor Cuén Díaz, pero renunciar a controlar la UAS, eso sí que no lo permitirá jamás. Así de tozudo y ambicioso es el ex rector.
Para desentramar este asunto basta sólo volverlo simple. Mientras el gobernador Rocha Moya señala que ayudará a la UAS y que los recursos deben transparentarse, en rectoría consideran la solicitud de transparencia como una ofensa y persecución política.
Mientras la ciudadanía recibe la exposición de facturas y compras extrañas o comprometedoras, en rectoría deciden salir a marchar, lejos de explicar el uso de los recursos.
La narrativa juega en contra del rector y su grupo político, porque son incongruentes y mentirosos. Hoy es la primera audiencia.
Vanessa Félix en Twitter: @vanessafelixmx