Como si no estuvieran las aguas suficientemente revueltas en este momento y la polarización en su máxima expresión, Luis Carlos Ugalde tuvo la ocurrencia de anunciar a los cuatro vientos, y convocar a una reunión de Zoom, a la que asistieron más de mil personas. Su postura anunciada era en favor de de NO ir a votar en la consulta de revocación y cambiarlo por un abstencionismo razonado.

Ugalde no es cualquier hijo de vecino o un político de poca monta, ni periodista de pacotilla. Estamos hablando de un expresidente del Instituto Federal Electoral, hoy INE. Por supuesto que se trató de una postura a todas luces inexplicable, dado que votar en las elecciones, así sea una revocación de mandato, no solo es una obligación cívica de primer orden, sino también un derecho. Escuchar a tan encumbrado personaje abogar con múltiples argumentos en favor de no ir a votar resultó bastante decepcionante y desconcertante a la vez.

La ocurrencia ha generado consecuencias. Sobre todo una muy grave. Ha aumentado la división dentro de los opositores a que Andrés Manuel, lo que no queremos que permanezca ni un día después del 10 de abril. Resulta que el maestro de Stanford y Harvard ha logrado agitar las aguas y sembrado mucha más confusión de la que ya existía. Y vaya, que el argumento para no votar era una razón para ir a votar con más ganas.

Digan si no. Ugalde dio un argumento parecido a la rifa del tigre. Para qué comprar boleto, si no sabes qué hacer con el premio. Chance y te devore. Con esta lógica ranchera el ex-consejero magistrado alegó que él rechazaba la revocación simple y llanamente, como concepto. En este caso, fue más allá. Aclaró que aunque la gente fuera y votara mayoritariamente, y se cumpliera el requisito de asistencia de 40% del padrón, Ugalde se dijo convencido de que Andrés Manuel no aceptaría el resultado y antes que ceder, generaría un caos social. O sea, sacarse el tigre igual a caos y desorden en las calles.

Seguramente Ugalde no pensó muy bien las cosas, porque al afirmar que Andrés Manuel no acataría el resultado, sea por el margen que sea, entonces confirmó la admonición calderonista de que Andrés Manuel es efectivamente un peligro para México, y peor como presidente. Del otro lado del mostrador, nosotros estamos oyendo que tendríamos que atajar el peligro en abril. Solamente si Andrés Manuel sobrevive a la rabieta que hará por haber perdido, prepararnos para derrotar su 4T y a su heredero en 2024.

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El miedo no anda en burro. Ugalde parece actuar cobardemente. Quizá se sintió muy seguro de que su docta opinión no sería controvertida. Yo creo lo contrario. Nos ha permitido usarlo de contra-ejemplo de buen ciudadano. Lo que no hemos podido borrar totalmente es su influencia entre quienes —por ser quien es él— la dan mucho peso a su recomendación de no ir votar.

Ugalde sacó de la manga otro argumento marciano. Mezclo la vida matrimonial con la relación entre gobernante y gobernado. Según él, ante una esposa latosa, lo mejor es ignorarla totalmente. En este caso Andrés Manuel es como la mujer que no tiene lado. Es mejor no hacerle caso y no ir a votar.

En cualquier debate las contradicciones matan. Ugalde es contradictorio a morir cuando al mismo tiempo califica a Andrés Manuel como un gran riesgo y por otro lado está dispuesto a hacerle el favor de alejar opositores de las casillas.

Este regalo no solicitado en favor de Andrés Manuel va a afectar la buena imagen de Ugalde para siempre. No solo no razona con lógica, sino que solito se pone un sello en la frente de miedoso y cobarde. La verdad es que lo que haya hecho Andrés Manuel o lo que piense hacer después de 10 de abril, nos debe importar muy poco.

Quizá debamos darle las gracias a Ugalde, porque su disparate está metiendo a miles de personas al debate. Sin duda, llama muchísimo la atención el alto puesto que tuvo de 2003 a 2006. Y sus débiles argumentos solo encienden más el coraje que traen muchos mexicanos contra el presidente por todas las fallas graves de su gobierno. No faltará quien piense que Ugalde está actuando como mensajero de otras personas, empresarios encumbrados, su ex-patrona Elba Esther Gordillo o X.

Mucha gente aún no está muy consciente de lo que está en juego, pero hay suficiente tiempo para sumarlos a la revocación. Son muchos más los inconformes con los actos de desgobierno que los que las encuestas dicen. Cumplir con la ley es algo que todas las ideologías pueden exigir. Hay tiempo para que todos los mexicanos se convenzan que no hay de otra sopa más que ir a votar para revocar. Ugalde es el mal ejemplo que nos sirve de referencia para que la gente se informe a fondo y actúe en consecuencia. Necesitamos que el regalo sirva como un caballo de Troya.