El señor, ya, Javier ‘Chicharito’ Hernández, regresa al futbol mexicano, pero lo hace como una persona totalmente extraviada en los laberintos de su mente confundida, tomada (se asegura) por uno de estos pseudobrujos charlatanes de las frases tóxicas como el “tan solo decretarlo”, “todo es perfecto en la vida”, “emite toda tu luz y triunfarás”, “el pobre lo es porque así lo decide” y una serie interminable de barbaridades, que por algo el joven filósofo carioca/mexicano, Diego Ruzzarin, ha asegurado que esas actividades y/o contenidos deben y estarán algún día prohibidos.

Ahora, todos podrán entender a la familia de Hugo Sánchez, quien para que le pudieran dejar dedicarse al futbol le exigieron terminara una carrera universitaria y el señorón así se los cumplió, alimentando eso, aún más, su clara, ejemplar y sana sed de gloria que la tuvo y de sobra.

Hoy, al escuchar a Hugo Sánchez en cualquier programa deportivo, se nota la diferencia intelectual con el referido CH14. Desarrolla conceptos atinados; sus ganas de crecimiento integral como persona son los mismos que en la segunda mitad de los años 70, de los 80, 90 o dos miles y tiene un nivel de conversación más que digno, y sobre todo, no falta al respeto a los periodistas deportivos ni a la afición, como a ojos de todos, ha llegado a Guadalajara Javierito Hernández.

El responder con caras chuecas y con palabrotas vía televisión no solo supone una enorme falta de respeto al trabajo digno y honrado de su prójimo, sino a toda la afición, porque los medios de comunicación y sus miembros son eso, los MEDIOS entre futbolistas y AFICIÓN, que son los que alimentan al futbol y ellos formulan las preguntas que esa misma afición demanda escuchar.

Eso de “este pinche país”, refiriéndose al suyo propio, a México, y de manera pública, más las referidas ya, jetas y la forma prepotente y sin sentido en la que contesta, pone de manifiesto que, es un hecho bien sabido además, carece de estudios académicos formales, pero no por eso una persona no se puede dedicar, en sus ratos libres a APRENDER y a cultivarse, máxime la proliferación de las nuevas tecnologías donde todo tipo de conocimiento está al alcance de todos, sin la necesidad de falsos gurús y farsantes poseedores de la verdad.

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El caso de Cuauhtémoc Blanco es paradigmático. No terminó ni la primaria y se supera de manera constante (luego de su retiro no es un streamer que profiera tonterías botando su tiempo en videojuegos estériles), sino que es gobernador de un estado de la República mexicana. Rafa Márquez es otro más.

Y más bien el caso de Hernández es harto penoso, y veo un mucho peor impacto, en lo que a ejemplo se refiere: en las actitudes de barbaján sin brújula del ‘Chicharito’ al zafarrancho aquel que dejó a la Selección Mexicana sin su DT (Miguel Herrera), ¿por qué se mide con diferente rasero? Dígamelo ustedes.

El chamaco (ya no tanto; se le ha caído el pelo) no tiene ni remota idea que en el anterior sistema político mexicano, el decir UNA mala palabra en los medios suponía sanciones ejemplares de parte de la Segob, y que en caso de una ofensa a un periodista especializado habría la Federación tomado cartas en el asunto, pero a él ya le tocó el México de la anarquía, donde prácticamente ninguna falta es acreedora a consecuencia alguna, vamos que ni asesinar siquiera.

Seré claro y tomen nota: Javier ‘Chicharito’ Hernández fracasará de triste manera en su regreso al futbol mexicano, dejando además, un patético ejemplo para los jóvenes que aspiran y trabajan para algún día, poder llegar al profesionalismo. Una manzana podrida, pudre a las demás, es sabido, y ojalá su retiro esté más que próximo. Y qué lástima supone su ocaso, porque al final de cuentas se trata del máximo goleador de la Selección Mexicana en su historia, al día de hoy.