El título del reportaje es “The city where Mexico’s nearshoring hype is becoming reality”. Lo redactó Christine Murray, corresponsal del diario británico Financial Times en México y Centroamérica.
¿Cuál es esa ciudad mexicana en la que el famoso nearshoring es una realidad? Monterrey, evidentemente. No podría ser otra.
La periodista Murray comienza su trabajo diciendo algo que yo no sabía. Ni hablar, soy orgullosamente regiomontano, y aunque visito con frecuencia la Sultana del Norte estoy un tanto desarraigado. La colaboradora del FT afirma que al municipio de Pesquería, ubicado a las afueras de Monterrey, se le conoce ahora como PesCorea, ya que el fabricante coreano de automóviles Kia opera en ese lugar. Por cierto, Kia pronto ampliará su fábrica para producir coches eléctricos.
Christine Murray narra que hay en la ciudad de Monterrey, o en sus alrededores, anuncios de propiedades que se traducen al inglés, coreano o mandarín. Lorenzo Barrera Segovia, director ejecutivo de Banco Base, dijo en el reportaje citado que “no pasa una semana sin conocer a ejecutivos chinos, coreanos y japoneses buscando abrir oficinas o una planta”.
La periodista Murray afirma que Monterrey, “una ciudad amigable para los negocios a pocas horas en coche de Texas, es un indicador de la capacidad de México para cosechar los frutos de la relocalización, un cambio que está teniendo lugar gracias a la pandemia de coronavirus, los aranceles comerciales entre EE. UU. y China y la inestabilidad geopolítica desde que Rusia invadió Ucrania”.
Es muy frecuente leer en medios especializados que México es uno de los países mejor situados para beneficiarse económicamente de los cambios geopolíticos. En nuestra nación, la ciudad líder en ese tema es la capital de Nuevo León; una de las razones radica en que, de sus universidades, particularmente del Tecnológico de Monterrey, egresan miles de profesionales altamente calificados.
Pero Monterrey, “que se encuentra en un valle semiárido rodeado de montañas escarpadas”, dice la reportera Murray, “también presenta muchos de los cuellos de botella que podrían detener” a México.
Nuestro país está creciendo más de lo pronosticado, y la periodista del Financial Times lo subraya: “Los analistas han revisado drásticamente sus estimaciones de crecimiento para el país en 2023 al 3.3 por ciento, de menos del 1 por ciento en enero, según muestran las encuestas del banco central”.
Y hay más evidencia de la fortaleza de la economía mexicana:
- “El peso mexicano se ha fortalecido un 15 por ciento frente al dólar estadounidense este año, la segunda mayor ganancia de la moneda de cualquier mercado emergente”.
- “México se convirtió en el mayor socio comercial de Estados Unidos, por delante de Canadá, ya que comenzó a ganar una mayor parte del terreno perdido por China”.
El atractivo de Monterrey para los inversionistas globales poco tiene que ver con los gobernadores que ha tenido Nuevo León, malísimos casi todos, sobre todo los últimos tres: Rodrigo Medina fue mucho muy corrupto; Jaime El Bronco Rodríguez en forma irresponsable abandonó el cargo —al que regresó derrotado— para buscar la presidencia de México, y el actual, Samuel García, también se ha alejado de su oficina hechizado por el canto de las sirenas presidenciales.
Monterrey es en México la ciudad empresarial por excelencia. Lo es por sus instituciones educativas y por su cultura, en la que tiene bastante peso la ética de los negocios.
Pero sin fuertes inversiones en infraestructura, particularmente para abastecer de agua a Nuevo León, Monterrey perderá su atractivo. Lo peor es que ninguna ciudad de México se quedará con el encanto empresarial que, sin grandes y urgentes obras públicas, dejará de ser la principal virtud de la Sultana del Norte.
Lo anterior lo reseña correctamente la periodista del Financial Times:
- “El transporte público, aunque se expande con nuevas líneas de metro, es limitado”.
- “Una grave crisis de agua causada por la sequía significó que en un momento del año pasado toda la ciudad se restringió a solo seis horas de agua al día”.
- “Las empresas también gastan cantidades cada vez mayores en infraestructura eléctrica para conectar proyectos a la red”.
Claudia Sheinbaum y Monterrey
La candidata de Morena deberá leer con cuidado el reportaje “La ciudad en donde el revuelo de la relocalización en México se está haciendo realidad”. Claudia será presidenta. Y el motor de la economía del país que gobernará dependerá en muy buena medida del nearshoring, y no hay ninguna ciudad en la nación con más ventajas para aprovechar ese fenómeno.
Hizo muy bien el presidente Andrés Manuel López Obrador en concentrar en regiones pobres la mayor parte de las inversiones públicas de su gobierno —Tren Maya, refinería Dos Bocas, Tren Transístmico—, pero ello significó cierto abandono de los estados del norte.
El péndulo de la política tendrá que llevar el gran gasto, a partir de 2024, a las entidades norteñas, sobre todo a una ciudad como Monterrey, que sigue dando lecciones de desarrollo empresarial. No puede ni debe ser excusa la sequía para darle la espalda a la Sultana del Norte. ¿Que no hay agua? Pues hay que llevarla. Y más electricidad. Porque de lo importante, que es atraer inversiones, se encarga el prestigio de la ciudad rodeada de las más bellas montañas.
Claudia enfrentará en 2025 y 2026 la revisión del TMEC.
La presidenta necesitará aliados. La clase empresarial de Monterrey será, sin duda, la mejor en esto. La Sultana del Norte se transformó desde la firma del TLCAN. Ahora, con el nearshoring, se puede convertir en una potencia tecnológica. Pero eso requiere que el gobierno y el sector privado vayan juntos. Recordemos que en 1988 el comercio entre México y Estados Unidos era de 50 mil millones de dólares. Ahora es de 860 mil millones. Eso no lo logran los gobiernos solos. Se requiere una alianza entre los hombres y las mujeres de negocios y la presidenta de la nación. Claudia es muy inteligente y estudiosa, y lo sabe.
Posdata
Cuando el presidente Andrés Manuel López Obrador dice que los gobiernos privatizadores son los más ladrones del mundo, seguramente incluye en esa clase de delincuentes a los empresarios que se han beneficiado de las mayores privatizaciones. Tales hombres de negocios abundan en la Ciudad de México y todos los presidentes los han presentado en sus eventos como próceres de la patria. Hasta AMLO lo ha hecho, sin duda por cálculo político. En Monterrey habrá quienes hayan lucrado con privatizaciones, pero no tan grandes como las que multiplicaron casi hasta el infinito algunas fortunas en la capital. Lo apunto solo para enfatizar que hay de culturas empresariales a culturas empresariales.