Vaya respuesta, contundente, digna y de iguales. Ya nadie puede decir que México está de rodillas o a la expectativa de lo que diga el ocupante en turno de la Casa Blanca y claro que esa manera de expresarlo hay que reconocérselo a la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo.
Esto ante la actitud amenazante de quien será el ocupante número 47 de la Casa Blanca, Donald Trump, quien se tardó pocos días en retomar la agenda anti México que tanto le redituó en campaña y que ahora asegura, que si nuestro país (y de paso Canadá) no toman medidas extremas para controlar los flujos migratorios hacia el vecino país y si no detienen la entrada de fentanilo en especial, su primer acción ejecutiva como presidente será imponer aranceles del 25% a ambos países, dicho sea de paso, sus principales socios comerciales.
Ante semejante amenaza, que no solo traería afectaciones profundas a la economía de México o Canadá, sino del propio Estados Unidos, la presidenta mexicana fue puntual y certera, dijo que convoca a Trump al dialogo, aseguró que está segura de que se logrará un acuerdo, pero también fue puntual y fuerte en los aspectos que se necesitó hacerlo.
Dijo que México aporta los muertos en una situación donde la demanda de drogas duras no cesa en los Estados Unidos y que el país es víctima del tráfico de armas.
También anotó que el tránsito de aspirantes a emigrantes a Estados Unidos ha disminuido de manera exponencial y que se aplica una política conjunta entre ambos países para lograrlo.
Pero también advirtió que ante la amenaza de Trump, México no dudará ni un momento en imponer aranceles, frente a los aranceles que puedan imponer los vecinos y socios.
Es evidente que se requería de una respuesta puntual y directa y que sin titubear la presidenta de México le pusiera los puntos sobre las íes a Trump.
Es temprano para ver un desenlace de este primer impasse en la relación entre ambos países en la era que se viene en la política binacional.
Donald Trump está acostumbrado a hacer eso, atacar, atacar y atacar para lograr un punto fuerte de negociación y le gusta espantar a sus contra partes con el petate del muerto.
En esa lógica también está claro que existe un interés común entre ambos países de preservar y aún acentuar sus acuerdos comerciales, se sabe de sobra que México y Estados Unidos tienen una interdependencia económica muy fuerte y que su intercambio comercial ha escalado en los últimos años a niveles récord.
Se sabe también que ambos países y Canadá están inmersos en un proceso de relocalización de operaciones industriales y que hay una fuerte apuesta de conglomerados industriales de todo tipo en este trance, lo que implica miles y miles de millones de dólares, además de millones de empleos.
México se ha beneficiado tanto de esta apuesta, como los Estados Unidos y ambos países se necesitan. La visión, es que entre los 2 países han construido el nuevo epicentro económico del globo, restando velocidad a la expansión China.
Hoy México es el principal socio comercial de los Estados Unidos, le vende autopartes, circuitos eléctricos, partes para avión, autos terminados, alimentos y un sinfín de cosas, además nuestro país se convirtió en un centro logístico de altura para atender las necesidades de la mayor economía del globo.
Sin embargo en ese proceso México creció y se convirtió en la economía número 12 del mundo por el tamaño de su producto interno y en un mercado de consumo en expansión.
Los planes y visión del gobierno de Claudia Sheinbaum incluyen una visión que se denomina “Plan México” y que parte de aplicar la fórmula de invertir recursos públicos en el desarrollo de infraestructura y hacerse así más competitivo, generar empleos y ampliar el mercado interno, a la par que con programas sociales iguala el terreno para que quienes menos tienen, se incorporen también a ese mercado; el tercer componente es hacer al país muy atractivo para la inversión extranjera y nacional, a fin de que se desarrollen diversos proyectos de negocios que también generen empleos y se fortalezca la economía y el mercado de consumo.
La estrategia dio muestras claras de su operatividad y es que si bien es un plan nacional, con visión propia, que incluye aprovechar recursos naturales, capacidades productivas, logística e incluso el nuevo mercado de consumo, lo que ha catapultado al país, es evidente que es esta lógica es en sociedad con los Estados Unidos.
Naturalmente que Sonora, mi estado, es uno de los grandes beneficiarios de esa relación, por su ubicación geográfica y por su historia económica a partir de la relación con Arizona y el suroeste de los Estados Unidos.
La expectativa es claro que haya acuerdos, que prevalezca el T-MEC, pero la verdad es que más allá del interés regional, o particular, lo fundamental es que ante esta embestida, prevalezcan el interés y la dignidad nacional.
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