Me reuní con la dirigente de Morena en Sinaloa, Merary Villegas. Por espacio de un par de horas dialogamos de muchos temas. Pasado, presente y futuro inmediato.

Al parecer en Morena se pusieron el overol, y sabedores de que su éxito no debe depender solamente de Andrés Manuel López Obrador, se pusieron a trabajar.

Los números y las encuestas, demuestran que el partido de la 4T continúa en las preferencias de la mayoría del electorado. El efecto AMLO continúa en el colectivo social. Hay que reconocer el desgaste que implica gobernar. Ese desgaste queda compensado por el trabajo de operadores empoderados al interior y aliados al movimiento.

En otras palabras, los que antes apoyaban humildemente los mítines, con sillas, panfletos y mantas el proyecto obradorista por casi 18 años, ahora ostentan cargos públicos de relevancia, y su capacidad de acción es mucho mayor gracias a la posición que ocupan. Parece obvio… pero es importante señalarlo.

El 2024 está a la vuelta de la esquina. Lo veo en tres etapas. En tiempo, tres semestres. El primer semestre esta primera mitad del 2023. Estamos viendo acomodos a nivel nacional y local. Cambios en puestos públicos, algunos enroques, y los grupos se moverán para ver cómo ‘jugarán’. El segundo semestre del año, o segunda etapa, es la de definiciones. Ahí veremos las sumas, pero sobre todo las restas definitivas. Se verá también con mucha mayor visibilidad, quienes encabezarán los proyectos locales que habrán de apuntalar el proyecto de nación en manos de quien resulte candidata o candidato presidencial. La tercera etapa, será el primer semestre del siguiente año y es ya el del proceso de campaña y elección.

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Aquí es donde me llama la atención lo vertido en la charla con Merary Villegas. Mientras en el PAN esperan a que el PRI tenga dirigente (y el PRD a ambos), Morena está conformando comités distritales, capacitando a su estructura y poniendo orden en una militancia abonada plenamente al liderazgo del gobernador Rubén Rocha Moya, y por supuesto, del presidente López Obrador.

En el partido de la 4T las formas son distintas. Sea como sea, el método para elegir candidatos es por encuesta. Por ello, la militancia y los aspirantes no se desgastan en figurar. Eso le permite al partido enfocar sus baterías en el trabajo de suelo, y no en estar calmando ánimos o favoreciendo a tal o cual cuadro.

El liderazgo centralizado es una cualidad que permite al instituto político morenista, pensar en un partido robusto y no obeso. Menos dirigentes y más activistas. No habrá dirigentes municipales, sino ‘escuelas’ para la capacitación de la militancia.

Villegas Sánchez lo tiene claro al parecer. Tiene una tarea muy específica como dirigente y está enfocada en ello. No dio nombres, pero reconoció que Morena tiene cuadros suficientes en Sinaloa para competir seriamente en cada escaño y municipio en juego. Mujeres, hombres y jóvenes listos para entrarle. También ponderó el liderazgo del gobernador Rocha Moya de quien reconoció ser el activo más fuerte de Morena en el Estado.

Vanessa Félix | Twitter: @vanessafelixmx