Tuvieron que pasar 18 meses para que el presidente López Obrador levantara el veto al coordinador de los senadores de Morena, Ricardo Monreal. Se trata, sin duda, de un acto de justicia luego de haber vivido la exclusión. Pese a ello, el zacatecano supo mantenerse en el radar político a través de una clara postura de resistencia, incluso en los peores momentos en los que incluyen gestos e indirectas, así como la propia metralla de la gobernadora de Campeche, Layda Sansores, que perniciosamente intensificó la guerra sucia.

Eso viene sucediendo desde que pasaron las elecciones intermedias del 2021. Sin embargo, el coordinador de los senadores de Morena se armó de valor y se apropió de una bandera legítima de resistencia que muchos descifraban como desafiante al propio poder, no obstante, esa rebelión lo hizo obtener una base de apoyo importante siendo el único de los aspirantes presidenciales que transitó, en 18 meses, por la vía libre hasta hace unas semanas que circuló la carta de Mario Delgado.

Ricardo Monreal, convertido en un rebelde con causa, puso en marcha la construcción de un proyecto de nación. Con ello, se fue ganando el reconocimiento y la aceptación de grandes sectores de la sociedad porque -la esencia del programa- es buscar la reconciliación a partir de una serie de propuestas y acciones que, sin lugar a dudas, tienen una clara intención de profundizar las políticas públicas del territorio nacional.

Y no solo fue eso lo que le permitió ir ganando terrero, sino su propia postura crítica a los temas dominantes de la agenda pública, así como la apertura institucional que ha brindado en el legislativo federal donde está convertido en el personaje protagónico de las Reformas Constitucionales que, hoy por hoy, son un gran sostén en la llamada Cuarta Transformación.

Seguramente el presidente Obrador notó el crecimiento en las encuestas de Ricardo Monreal pese a la estrategia de segregación. Confirmó, en ese sentido, que es mejor tener a Monreal en Morena que en otra trinchera política, especialmente porque -el zacatecano- es el único que trabaja en aras de un proyecto de nación. Por esa razón, López Obrador lo hizo oficialmente aspirante presidencial.

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Por ello, con la llegada de Monreal a la lista oficial de Morena, el escenario vivió una reconfiguración y reacomodo al interior. Aunque, más allá de eso, a Ricardo Monreal se le nota mayor motivación. Su lenguaje corporal es totalmente distinto; la carta le inyectó vitalidad y oxígeno puro al revitalizarse después de meses en que batalló, incluso, contra el propio poder. No cualquiera libra esas desafiantes batallas, y además logra su objetivo.

Monreal hizo posible lo imposible. Muchos, incluso, auguraban una salida de Ricardo Monreal antes o después de diciembre del año pasado. Por ello, quedó claro que, para el presidente, el valor político que tiene el zacatecano es de vital importancia para el proceso de transición del 2024. Y su protagonismo es crucial, tanto así que, le ganó la partida a la exclusión y, hoy en día, ha incrementado su presencia por todo el territorio nacional.

En ese sentido, Néstor Núñez y Catalina Monreal, son sus dos principales operadores territoriales a nivel nacional. Ambos están formando comités de apoyo al proyecto presidencial de Ricardo Monreal, incluso, han respondido a las expectativas constituyendo una estructura en cada uno de los distritos. Es decir, hay 300 bases de apoyo a lo largo y ancho del país. Toda una maquinaria que será la columna vertebral del zacatecano.

Entonces, a medida de que este nuevo lapso avance, notaremos la estrategia y acomodo que se irá produciendo. De entrada, Ricardo Monreal ha tomado la iniciativa para ir construyendo consensos con los presidenciables para tratar de convencerlos en reformar el proceso o el mecanismo de selección pensando en la mejor forma -sobre todo democrática- para tomar decisiones, incluso eso lo argumentó en un planteamiento que le hizo llegar a Mario Delgado, presidente nacional de Morena.

Seguramente las reuniones o los encuentros periódicos con Adán Augusto tienen que ver con ese proceso a posteriori. Incluso, ha trascendido que, en este lapso, buscará una reunión con la Jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum a quien, por cierto, comentó que le tiene mucho respeto.

Y aquí es donde el proceso se torna muy interesante porque vendrá una nueva fase sumamente clave para poner en marcha todo el oficio político y, para esa situación, el coordinador de los senadores de Morena se la sabe de todas a todas pues aprovechará toda su experiencia y madurez en vísperas de definir los mecanismos de elección del candidato de Morena donde, con todos los méritos suficientes, hay que considerar seriamente a Ricardo Monreal como un aspirante a suceder al presidente Obrador, máxime porque fue capaz de superar la etapa más dura de exclusión.

Por ello, sí hizo posible lo imposible, no hay ninguna barrera ni obstáculo que le impida llegar con el respaldo de las bases de Morena, incluso del mismísimo Andrés Manuel López Obrador que le reconoció, hace unas semanas, su legítimo derecho de participación.

A propósito, ayer Ricardo Monreal desayunó con Marcelo Ebrard, secretario de relaciones exteriores. O sea, el zacatecano sigue tejiendo fino.