Podemos decir que, en este momento, la democracia interna ha dado un salto importante a la consolidación en Morena. Es muy claro: la designación de los nueve perfiles que se sometieron al juicio de un método demoscópico son, por justicia social, merecedores del nombramiento de coordinadores de los comités de la defensa del voto en cada una de sus entidades. De hecho, el común denominador, en ese sentido, fue el equilibrio entre hombres y mujeres, por los lineamientos que presentó el Consejo Electoral o, mejor dicho, el árbitro de la contienda que, para efectos legales, respetó la dirección del partido y, de paso, acataron toda la evaluación.
Y como cada uno sabía lo que representaba el resultado final, todos acataron la decisión y, con mucha unidad, el partido salió fortalecido. El punto es que, con ello, Morena da una muestra clara de civilidad política y, en retrospectiva, podemos hablar de democratización interna en aras de un proceso clave que pasó a manos de Claudia Sheinbaum, después de haberse convertido en la heredera del bastón de mando.
Es verdad, aún está pendiente la designación de las fórmulas del Senado, y cientos de espacios legislativos que, con un sinfín de aspiraciones, puede prevalecer el consenso y la negociación para tener un equilibrio. Pese a ello, hoy podemos hablar de un movimiento potencialmente nutrido, con una fuerza política que está para ganar todo lo que se le ponga enfrente.
Lo más relevante de ello es que, para lo que se avecina, Morena llegará con la maquinaria aceitada en todos los frentes de batalla. De hecho, la llegada de cada uno de los perfiles que salieron ganadores de la encuesta, serán de mucha ayuda para Claudia Sheinbaum. Son, en pocas palabras, operadores políticos para impulsar los preparativos de organización y planeación de las tareas. Y como cada uno de los coordinadores tiene gran poder de convocatoria, garantizará un buen trabajo territorial, en aras de entrar al proceso clave de la votación el próximo año.
Y como todos los abanderados cuentan con gran poder de convocatoria, eso coadyuvará. Fue, además de voluntad democrática, un gran acierto nombrar a los perfiles ganadores. En Chiapas, por ejemplo, Eduardo Ramírez, actual coordinador de los senadores de Morena, será un factor determinante una vez que inicie el proceso de precampañas. Si hay alguien que superó toda expectativa, fue precisamente el “Jaguar Negro”. Dado el momento crucial que atraviesa como legislador y activo político en aquel punto del país, no tengo ninguna duda de que será, desde cualquier perspectiva, el sucesor de Rutilio Escandón, actual gobernador constitucional. De hecho, en un gesto de apoyo, el mandatario estatal le ha mostrado su respaldo a Ramírez.
Eso mismo pasó en Puebla. Inclusive, cuando muchos comenzaron a especular sobre la decisión de Ignacio Mier, Alejandro Armenta, en una postal, retrató la unidad para calmar cualquier tensión interna. De entrada, el expresidente de la mesa directiva del Senado supo manejar perfectamente la situación. Incluso, él siempre consideró, como un punto estratégico, llamar a la reconciliación para superar rápidamente el resultado final de la encuesta. Y así fue: en un encuentro entre primos, ambos legisladores garantizan un trabajo conjunto para refrendar el triunfo electoral del 2018. De hecho, Armenta, para el proceso que se avecina, es ampliamente favorito para llevarse la gubernatura.
Eso mismo pasará en Morelos, Tabasco, CDMX y Veracruz. Y, aunque lo niegue la oposición, Morena tiene grandes posibilidades en Guanajuato, Jalisco y Yucatán. Incluso, en algunas encuestas, el lopezobradorismo aparece, en esas tres entidades federativas, ya como favorito. Quizá por ello el proceso de organización, en aras de conquistar todo, esté atravesando un momento coyuntural clave. Ayer, por ejemplo, Mario Delgado y Claudia Sheinbaum, se reunieron con los nueve ganadores de la encuesta. Todos ellos, por cierto, potencialmente competitivos en cada una de sus entidades. Eso se ha visibilizado luego de atestiguar el gran poder de convocatoria que provocan con la población civil.
De entrada, todos han pasado la primera prueba de fuego de ganar la encuesta interna. O sea, están en plenitud para conquistar la votación. En ese sentido, cada uno de ellos ha sabido capitalizar esa encomienda que tienen en sus manos. De cierta forma todos, por experiencia y madurez, tienen grandes credenciales que, para el caso, los ponen muy por encima de cualquier aspirante del frente amplio opositor. O sea, aprovecharán el efecto de la marca y, de paso, su capacidad probada y comprobada. El más claro ejemplo de ello es que -el lopezobradorismo- los eligió por ser protagonistas. Es decir, la democracia ha dado el salto definitivo en el partido guinda.