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Si no fuera un asunto trágico, podría resultar hasta cómico, lo que viene pasando respecto a la discusión por la reforma constitucional propuesta para actualizar las leyes y normas que rigen sobre la operación del Instituto del Fondo Nacional de Vivienda para los Trabajadores, pues tan pronto como se impulsó tal modificación, saltó de inmediato la oposición, tanto la mediática como la partidista a defender el actual status de esa institución.

Y las expresiones más extremas en los medios y en redes fueron al grado de señalar al gobierno de Claudia Sheinbaum de pretender apoderarse de los más de 2 billones 400 mil millones de pesos que se encuentran en dicho fondo para vivienda, supuestamente para financiar al gobierno y afectar a los trabajadores.

Quizás si esas críticas fueran mejor canalizadas y no se lanzaran al extremismo de una oposición que entre más se aísla, más se radicaliza, se podría propiciar una discusión más sensata. Pero ante la descalificación y la negativa siquiera a abrir el tema, resulta evidente que al gobierno de la 4T no le queda más remedio que avanzar con su propuesta.

Es inquietante que donde quiera que se rasca en las estructuras del viejo sistema, brota un torrente de corrupción, todo lo que tocaron los gobiernos neoliberales lo pudrieron y el Infonavit no es la excepción.

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En los últimos años se hicieron esfuerzos por rescatar a los derechohabientes de créditos impagables y por evitar que fueran desalojados, pero es la hora en la que se busca por iniciativa y compromiso de la presidenta Claudia Sheinbaum avanzar en la construcción de 1 millón de viviendas, 500 mil a cargo del propio Infonavit.

Y aquí hasta causa gracia que se pretenda defender a un modelo de administración del instituto que lo llevó a la inoperancia y al saqueo, ayer en la mañanera, el director del Infonavit, Octavio Romero Oropeza cumplió con su labor de informar y exhibió los excesos, las corrupciones, la franca transa y los esquemas de saqueo que se diseñaron y desarrollaron por décadas.

La cosa es que no se construyeron casas para los trabajadores, pero se simuló hacerlas, y las pocas casas que se hacían se utilizaban para estafar a los derecho habientes, vendiéndolas hasta 100 veces (una sola vivienda) negando al final a los compradores la posibilidad de adquirir esa, u otra vivienda.

El hecho es que quienes participan en los órganos tripartitas de gobierno, sean del sector privado o del sector obrero cobran jugosos sueldos y premios por no hacer nada y lo peor es que además en esta trama de corrupción, los representantes del sector patronal y el obrero, se coluden para ocultar las trácalas que hacen e impedir, de la manera que sea, que las cuentas del instituto puedan ser auditadas.

El modelo de administración del Fondo Nacional de Vivienda, esta diseñado para la opacidad, para ocultar así transas, robos, inoperancias y excesos, es un modelo hecho para asignar a los cuates proyectos de desarrollo, sin que sea necesario ni siquiera construirlos, pues de todos modos está garantizado el hecho de que van a sacar una lana, sin ser auditados.

En pocas palabras, bajo el modelo actual el Infonavit está podrido, no sirve, es inoperante y esa visión que trataron de incorporar los comentócratas de la oposición de que la intención de Claudia Sheinbaum es apropiarse de los recursos que están en el fondo, en definitiva se les volteó, porque justamente lo que tratan de defender es el saqueo, la inoperancia y el abierto latrocinio con que se maneja hoy el Infonavit, y claro como es uno de los últimos reductos de esas redes de corrupción que han utilizado para enriquecerse ellos y sus patrones, están dispuestos a lo que sea, con tal de no perder a la que podría catalogar como la gallina de los huevos de oro.

Es increíble que a la fecha existan 7 millones 200 mil trabajadores, derechohabientes de una vivienda que no pueden comprarla.

Es inverosímil que estos sujetos cobren lo que cobran por no hacer nada, es el colmo del cinismo que representantes del sector patronal y del obrero se tapen mutuamente para cubrir el cochinero en que han convertido la administración del Infonavit.

Lo mejor que puede pasar es que la presidenta, haciendo uso de su fuerza política y de su compromiso por seguir limpiando el cochinero que dejaron los gobiernos neoliberales, acabe por aplicarles la aplanadora legislativa que tiene bajo su mando.

Claro que la obligación moral del gobierno que ella encabeza y la del director del Infonavit va todavía más allá, pues una vez revelados estos esquemas de saqueo y corrupción, deben ser denunciados, penalizados y perseguidos, pues no se debe tolerar este agravio que va en contra de la clase trabajadora.

Termino diciendo que es alarmante que haya quien crea las mentiras de las oposición, después de ver los resultados desastrosos en la operación del Infonavit, ponerse del lado de esos ladrones, equivale a ser su cómplice.

Lo más interesante es que punto por punto, vamos entendiendo la razón por la que a pesar de haber tanto dinero en México, la riqueza se va de un solo lado y no necesariamente al de los dueños de los medios de producción, lamentablemente en México la creación de riqueza se ha ido del lado de los corruptos.

Correspondencia a demiandu1@me.com | X: @Demiandu

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