Seré breve al explicar por qué estimo que la candidata Claudia Sheinbaum cuenta con más fortalezas que debilidades al participar en el segundo debate presidencial este domingo 28 de abril.
En economía, empleo e inflación, los frutos iniciales de una economía moral, humana y socialmente sensible están a la vista.
Al respecto, suele no tenerse presente que la Constitución obliga a mantener un balance entre crecimiento y desarrollo económico con soberanía, democracia y justicia social, lo que implica el mandato inexcusable de favorecer los derechos sociales, tales como alimentación, salud, vivienda o educación, sin desmedro de los derechos individuales.
En un contexto complejo y agravado por la pandemia por Covid-19, esos objetivos se han logrado, aunque desde luego falta más.
La burbuja inflacionaria continúa en niveles razonables, en el entendido de que la mayoría popular cuenta con una mejorada capacidad de consumo, lo que mantiene en marcha la fábrica y los servicios.
Sobre pobreza y desigualdad, no ha habido desde hace muchos sexenios una estrategia tan decididamente orientada a cumplir con el sentimiento de Morelos, de moderar la opulencia y la indigencia, y en ese camino estamos embarcados en términos de clases, sectores o regiones. Se dice facil, pero es complejo y no se debe retroceder.
En cambio climático y desarrollo sustentable, uno de los temas que mejor conoce la doctora Sheinbaum, una cuestión crucial para la mexicanidad y la humanidad, mucho esperamos de sus propuestas.
Estamos en el inicio de un cambio de época que exige de las mejores ideas, liderazgos y acción colectiva para no perder posición y convertir a nuestro gran país en lo que se merece ser en el siglo 21.
Ojalá que los opositores sean dignos argumentistas en el histórico debate de hoy.