Se complica la lucha por la candidatura presidencial en las filas de Morena y al interior del equipo del presidente. El pasado fin de semana los posicionamientos de AMLO y el canciller Marcelo Ebrard parecieron ataques de indirectas como niños en primaria.
Saltando trancas y saliéndose del guion dictado desde Palacio Nacional, el canciller decidió “destaparse”, mientras AMLO en gira de trabajo por Morelos, Estado de México y CDMX, respondió organizando a sus huestes para que lo vitorearan y le solicitaran la reelección. ¿Fue casualidad que en las tres entidades los “espontáneos” siguieran el mismo guion?
El plan A
Se sabe que es la jefa de Gobierno Claudia Sheinbaum, pero nomás no levanta. En las elecciones de 2021 perdió la mitad de la ciudad, cosa que no pasaba desde 1997 y no pudo, ni con todo el apoyo del presidente, ni con el peso del gobierno y sus programas sociales, luego, en el proceso de revocación de mandato, tampoco le fue nada bien.
Las encuestas, en su mayoría, ponen a Sheinbaum por debajo de Ebrard y con el riesgo de que Morena pierda la plaza en las elecciones de 2024. El canciller se posiciona, lo que hace más difícil deshacerse de él o hacerlo a un lado como lo hizo en 2012 y 2018.
“Una corcholata reconocida”
Desde Jalisco, Ebrard mandó un mensaje a AMLO, al afirmar, prácticamente, que ya fue ungido por el dedo del señor: “El presidente ya me destapó cinco veces, en las mañaneras (…) ya ustedes me pueden considerar que estoy destapado”.
Una forma muy sutil de decirle al presidente AMLO que las preferencias lo favorecen y que no trate de cucharear las encuestas en el proceso de selección, porque él no se va a dejar. La pregunta es, ¿AMLO podrá respetar el posible acuerdo que tuvo con Ebrard desde el 2000 o lo va a traicionar?
El plan B
De seguir así el juego, el presidente prácticamente pierde a Sheinbaum como su candidata y se verá obligado a recurrir al plan B, el secretario de Gobernación, Adán Augusto, que en las preferencias está peor que Sheinbaum, lo que limita las opciones de AMLO para bloquear a Ebrard.
Es la razón por la que este mismo fin de semana AMLO respondió con lo único que sabe, ser el candidato, quizá se dio cuenta de que él y solo él es capaz de detener a Ebrard.
La Ley al carajo
Toda una puesta en escena con él de protagonista, sus huestes lo aclamaron y solicitaron su reelección, mientras AMLO el magnánimo, respondió que no: “Primero, por una cuestión de ideales. Acuérdense del lema de ‘sufragio efectivo, no reelección’, del apóstol de la democracia Francisco I. Madero. No a la reelección, primero. Segundo, porque hay que buscar que haya relevo generacional. Y, tercero, algo que es muy importante: no tenerle mucho apego ni al poder ni el dinero”.
Pero no mencionó lo más importante, que la Constitución impide la reelección, que ni siquiera debería plantearse, pero, lo que hace en realidad, es dejar abierto el camino para continuar en el poder, sobre todo ante el peligro de perder la oportunidad de dejar a un incondicional que le cubra las espaldas a él, a su familia y a sus más cercanos.
Estas declaraciones de Andrés pueden cambiar por completo el escenario sucesorio de 2024. Vale la pena recordar que antes decía que no se postularía, que lo dieran por muerto, ahora afirma que no pretende la reelección, pero, al decir esto, hay que considerar que lo hará. Sabe que él es el único que podría garantizar la continuidad de su proyecto personal.
Ebrard candidato
Lo que es un hecho, es que Marcelo Ebrard estará en la boleta, ya sea con Morena o con otro partido o alianza, y que su triunfo no garantizaría que a Sheinbaum no le finquen responsabilidades por temas como la Línea 12 del Metro o que Scherer, Gertz, Nahle y los más duros allegados a AMLO, salgan ilesos.
Ebrard tiene puertas abiertas en MC de Dante Delgado, quien se siente traicionado por AMLO y el movimiento podría dar lugar a una alianza compuesta por MC, PRI, PRD, PVEM y PT, lo que desfondaría a Morena.
Para cerrar la pinza, hablando de AMLO y sus corcholatas, el senador de Morena, Ricardo Monreal, lanzó una amenaza para intentar frenarlos: “Yo recomendaría al club de los elegidos, por no llamarles el club de las corcholatas, que tengan mucho cuidado con la ley. Yo voy a ser muy estricto en observar la ley y se vería mal que un constructor de la ley despreciara la ley”. ¿Lo dirá por aquello de la reelección?
También cabe recordar que, en lo que AMLO llama el movimiento progresista en América Latina, todos esos presidentes se han reelecto o se han apoderado hasta su muerte del poder, Castro en Cuba, Chávez y Maduro en Venezuela y Daniel Ortega en Nicaragua, ¿por qué pensar que AMLO no lo intentará?