El 30 de abril pasado, la cuenta de Twitter de @arteymas_ publicó el retrato de Napoleón en el trono imperial, 1806, de Jean-Auguste-Dominique Ingres. Lo relevante es que el Canciller de México, Marcelo Ebrard, respondió ahí mismo, a las 9:45 pm: “El mejor estratega de su generación cometería errores increíbles como invadir Rusia en invierno y destruir así a la Gran Armée. ¿La explicación? Hibris. La misma que le aconsejó decantarse por el Imperio y enterrar las aspiraciones republicanas e igualitarias de la revolución”.
“Hibris” es un concepto griego que puede traducirse como desmesura del orgullo y la arrogancia. No es un impulso irracional y desequilibrado. Es un intento de transgresión de los límites impuestos por los dioses a los hombres mortales y terrenales. En la Antigua Grecia aludía a un desprecio temerario del espacio personal ajeno unido a la falta de control de los impulsos propios, siendo un sentimiento violento inspirado por las pasiones exageradas, consideradas enfermedades por su carácter irracional y desequilibrado, y más concretamente por Ate (la furia o el orgullo).
Uno de los relatos más fabulosos de la mitología griega es la historia de Ícaro. El padre de un joven construyó alas de cera y plumas para que su hijo pudiera volar. Antes de iniciar el vuelo, el padre de Ícaro le advierte que no debe volar ni demasiado bajo ni demasiado alto, sino a una altura moderada. Si vuela demasiado cerca del sol, la cera se derretirá y sus alas se desintegrarán. Pero si volaba demasiado bajo, sus horizontes se verían disminuidos. Da la casualidad de que Ícaro se embriagó con la emoción de volar; mientras se elevaba hacia el sol, sus alas caían en pedazos y lo sumergían en su muerte.
El libro de Peter Beinart, publicado en 2010, “The Icarus Syndrome: A History of American Hubris”, traza los fundamentos ideológicos e intelectuales de la política exterior estadounidense desde Teddy Roosevelt hasta Barack Obama. Beinart argumenta que ha sido la tendencia cíclica de los responsables de la política exterior estadounidense volar hacia el sol, intoxicarse con el éxito y cegarse ante los límites reales del poder estadounidense.
Beinart argumenta provocativamente que cada vez que Estados Unidos se ha vuelto ciego ante las limitaciones de su poder, el fracaso lo ha devuelto a la realidad. El libro divide la política exterior estadounidense en el siglo XX en tres manifestaciones de arrogancia: la arrogancia de la razón, la arrogancia de la dureza y la arrogancia del dominio.
Beinart argumenta que la arrogancia estadounidense en todas sus formas ha sido fomentada por la falta de conocimiento. Señala una tensión entre ideales y realismo.
Todo esto viene a cuento porque, en la conferencia de prensa matutina de ayer, el presidente AMLO aseguró en Palacio Nacional que, como forma de protesta, no acudiría a la Cumbre de las Américas, si excluyen a algún país.
En junio se llevará a cabo la Cumbre de las Américas 2022, convocada personalmente por el presidente Joe Biden, en Los Ángeles, California. Sin embargo, el gobierno de Estados Unidos no invitaría a los gobiernos que, a su juicio, no son democráticos, refiriéndose a Venezuela, Cuba y Nicaragua.
AMLO aseguró que, de no invitar a estos países a la Cumbre de las Américas 2022, asistirá en su lugar el canciller Marcelo Ebrard. Aunque su decisión es una manera de protesta ante acciones que considera “injusta e inhumanas”, es la mejor expresión de “hibris” en política exterior.
AMLO dijo: “no quiero que continúe la misma política en América y quiero, en los hechos, hacer valer la independencia, la soberanía y manifestarme por la fraternidad universal”. Consideró que es tiempo de resolver diferencias a través del diálogo pero sin exclusión. Sentenció que “nadie tiene el derecho a excluir a nadie”.
¡AMLO dijo que su rechazo a participar en la Cumbre de las Américas no influirá en la relación con Estados Unidos! ¡Consideró que rechazar la invitación personal de Joe Biden no dañará la relación bilateral con Estados Unidos! AMLO cree que enviar a una comitiva encabezada por el Canciller no debe ser tomada a mal por el presidente de Estados Unidos. “Somos países independientes y tenemos la relación de amistad y respeto” y añadió “Joe Biden siempre habla de igualdad y ha sido respetuoso”.
La ausencia del presidente AMLO sería un duro golpe para los organizadores de la Cumbre. Se espera que ahí se aborde el tema de migración. La administración Biden ha intentado construir un consenso regional. El objetivo es firmar una declaración regional sobre migración y protección. Biden quiere poner en marcha un nuevo marco de cómo las naciones de la región pueden gestionar colectivamente la migración en el hemisferio occidental.
Todo tiene un límite. Veremos muy pronto las consecuencias si finalmente el presidente de México decide desairar al presidente de Estados Unidos. La economía mexicana depende del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá, el TMEC, las cadenas de suministro, para su reactivación. Los temas fronterizos y migratorios se volverán más complicados. Las presiones sobre la aplicación de la ley en el combate a las organizaciones criminales se reforzarán. ¿Y la cooperación en materia de salud? ¿El Covid-19 ya desapareció del mapa?
Por lo pronto, el subsecretario de Estado para Asuntos Internacionales de Narcóticos y Cumplimiento de la Ley, Todd D. Robinson, estará en México el 11 y 12 de mayo. Este jueves, el subsecretario Robinson se unirá a la subsecretaria del Departamento de Seguridad Nacional, Serena Hoy, en una reunión con funcionarios del gobierno mexicano para subrayar la necesidad urgente de acciones bilaterales para prevenir la producción y el tráfico de fentanilo y otros narcóticos peligrosos. Funcionarios de alto nivel del gobierno estadounidense se reunirán el viernes en Tijuana en un para discutir las prioridades y la modernización de la infraestructura fronteriza estratégica. El Embajador de Estados Unidos, Ken Salazar, visitó ayer mismo Palacio Nacional. Seguramente llevaba un mensaje de preocupación del gobierno estadounidense.
Después de su gira centroamericana y caribeña, el presidente de México regresó con una visión distinta de sus prioridades. Está perdiendo de vista la importancia estratégica de la región de América del Norte en un nuevo entorno internacional de guerra y confrontación entre potencias. No ha visto la amenaza de Rusia y China en el continente americano.
El presidente AMLO, el mejor estratega político de México, podría haber sido víctima de un ataque de “hibris” en El Caribe. Está muy cerca de sufrir el síndrome de Ícaro: si vuela demasiado cerca del sol, la cera se derretirá. Si deja que su alma se embriague con la emoción de la retórica latinoamericanista, sus alas podrían caer en pedazos.
Javier Treviño en Twitter: @javier_trevino