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Por fin la Universidad de Sonora se acerca a su cita con la historia, la reforma a la injusta Ley 4, promovida por el gobernador Alfonso Durazo y concretada por los diputados de la 64 Legislatura Estatal, está por ser puesta a prueba.
La reforma a la Ley Orgánica tomó en consideración aspectos muy importantes, de hecho será la primera vez que los estudiantes, la comunidad académica y los trabajadores universitarios podrán opinar sobre los perfiles que aspiran a ocupar la rectoría y esta opinión será tomada en cuenta por el Colegio Universitario para elegir uno de 3 perfiles que lleguen hasta la fase final del proceso.
No es democracia plena, pues para serlo la elección de rector debería ser sometida a la urnas, pero al menos se parece.
Hasta el momento son solo 2 los perfiles que han alzado la mano, por una parte está el maestro Cuauhtémoc González, en la otra esquina esta el ex secretario de Educación Aarón Grajeda. Sin embargo por el alto interés que reviste el cargo, estoy seguro de que habrá otros aspirantes que se postulen.
Los tiempos están marcados ya con claridad, luego de que la convocatoria se lanzara el 14 de febrero, primero está el registro que arrancó ayer lunes y culmina el día jueves 20 de febrero.
El lunes 24 de febrero la comisión electoral dará a conocer la lista de aspirantes y a partir de ahí se revisarán los perfiles, quienes cumplan con los requisitos pasan a una nueva etapa que será de campaña, desde el 28 de febrero y hasta el 24 de marzo podrán hacer campaña entre la comunidad universitaria y del 10 al 19 de marzo tendrán foros en cada campus.
El 26 de marzo será la fecha clave, pues se realizará una consulta entre la comunidad universitaria, la consulta elegirá a 3 perfiles, que se definirán por voto electrónico, libre y secreto.
El 31 de marzo se publicará la lista de los 3 finalistas y en este caso para el 8 de abril el Colegio Universitario (definido también en su oportunidad en un proceso de elección interno) sesionará para entrevistar a los aspirantes y acabará por definir a un nuevo rector o rectora a partir de sus propuestas.
La persona que sea designada ocupará la rectoría de la Universidad de Sonora por 5 años del 2025 al 2030.
La nueva Ley Orgánica, excluye a perfiles que resultaban naturales para competir por la rectoría, como Alvaro Bracamonte Sierra y Jorge Taddei Bringas, ambos muy identificados con el partido Morena y el grupo en el poder político de Sonora.
Entre los requisitos resalta poseer título profesional y un posgrado, acreditar un mínimo de cinco años de antigüedad en investigación y docencia en la universidad, estar laborando activamente en la institución y haberse distinguido en el ámbito profesional y tener méritos académicos y de investigación.
Además tener entre 35 y 70 años, ser mexicano, gozar del reconocimiento general como persona prudente y honorable, no haber sido ministro religioso, no haberse desempeñado como dirigente de un partido político y cumplir con la tres de tres contra la violencia hacia las mujeres.
El proceso marca un hito histórico y naturalmente que de su resultado dependerá que podamos considerarlo una experiencia positiva o negativa.
Por generaciones la disputa por el control de la Universidad de Sonora marcó los tiempos políticos en la entidad, y por esa razón siempre hubo en el pasado un ánimo autoritario para impedir la democracia en la Institución.
La Universidad de Sonora es de muchas maneras la bujía de la vida política, social y económica del estado, se trata de una institución enorme, que sin embargo en los recientes 35 años ha tenido más que un avance una regresión, sus centros de investigación dejaron de aportar soluciones y se convirtió en una estructura para formar profesionistas en serie.
El argumento de ir por la excelencia académica como único fin, la hizo a un lado de formar líderes que pudieran conducir al estado de Sonora hacia la modernidad. Ese fue el daño que le hizo a la Universidad la antidemocrática Ley 4 que impuso en 1991 Manlio Fabio Beltrones.
Afortunadamente la visión y apertura política de Alfonso Durazo le hizo darse cuenta en el año 2022 que la máxima casa de estudios de Sonora pedia a gritos apertura, una reforma a su estructura y eliminar la figura de los “iluminados”, que incluso sin conocer a Sonora, sus necesidades e idiosincracia, gobernaron a través de la infame junta universitaria a la institución por un periodo de 33 años.
El experimento está en marcha, muchos anhelos, demasiadas luchas y afanes se expresan en este momento alrededor de la causa de la Universidad de Sonora.
A la fecha Cuauhtémoc González, académico universitario y ex líder sindical de los maestros, es el único que ha propuesto su programa y visión, que parte de transformar a la Universidad y ponerla al servicio de los sonorenses y del país, promoviendo mayor participación y más democracia, pero también con una modernización y actualización de programas académicos, de enseñanza y de investigación.
Para el gobierno de Alfonso Durazo este tema es crítico, pues si todo sale bien, la visión del gobernador habrá triunfado y se le reconocerá. El detalle es que no se puede permitir fallar en este empeño, porque nublar el futuro de la Universidad, podría comprometer incluso la sucesión en la gubernatura en el 2027 y generar negros nubarrones políticos en la entidad.