De algo no tengo ninguna duda: Morena ganará la Ciudad de México y, con ese efecto, la mayoría de las alcaldías que estarán en juego. De hecho, todas las encuestas de opinión que se han dado a conocer concluyen en la misma tendencia a favor del lopezobradorismo. Incluso, estos datos han tenido un ascenso para la causa obradorista. Se aprecia que, a pesar de lo ocurrido en 2021, la confianza está regresando a muchos sectores, especialmente en las clases medias, que, en la elección anterior, se sintieron con mucha fuerza en el momento en que fijaron postura en las urnas.
Eso, indudablemente, marcó la diferencia para que la oposición diera un golpe contundente en el epicentro del lopezobradorismo, la Ciudad de México. Aunque se percibió mucho estupor de la clase política, fue una realidad innegable que muchos no esperábamos. Desde ese momento, las cosas y el paradigma político dieron un giro total. Debido a eso, se generó un conflicto al interior de Morena. Todo fue producto de ello; hubo reparto de culpas y hasta conspiraciones que, dicho sea de paso, sirvió para agudizar el fuego amigo.
Fue un descuido y falta de operación política. De hecho, las cosas se han aclarado y, de paso, en retrospectiva de lo que aconteció, la postura del presidente Obrador ha sido de apoyo. Se nota, claro está, que las diferencias políticas han llegado a un punto de entendimiento, tanto al interior, como en el exterior del movimiento. Es decir, del reclamo, se pasó a la unidad y, con ello, han cerrado filas con Claudia Sheinbaum, heredera del bastón de mando.
Es evidente que la unidad no solamente se enfoca en la imagen de Claudia Sheinbaum, sino que también se posiciona dentro de la elección interna en la búsqueda de la candidatura de Morena en la Ciudad de México. Pese a ello, eso no ha evitado que, desde las redes sociales, la intensidad de la hostilidad suba de tono. Hay pugnas; sería un error no reconocerlo, pero, lo mismo que sucede en la CDMX, pasa en Chiapas, Puebla, Morelos, Jalisco, Veracruz y Tabasco. Es, en definitiva, la lucha por las posiciones que se juegan.
En la Ciudad de México, por ejemplo, la lucha es entre Omar García Harfuch y Clara Brugada. De hecho, las encuestas hablan de una elección cerrada, con un margen de distancia a favor del exsecretario de Seguridad Ciudadana de la CDMX. A cómo está el proceso, la dirigencia puede aplicar, de manera consensuada, el tema de género. Si es así, la alcaldesa de Iztapalapa tiene grandes posibilidades de convertirse en la abanderada. Además de ello, Brugada, se nota que, a simple vista, tiene el respaldo de los grupos al interior del lopezobradorismo; eso ha quedado claro con la base de apoyo que ha ido constituyendo.
Y, de manera paralela, hay un ejercicio interno por las alcaldías que constituyen la geografía de la Ciudad de México. Se sabe que, en este preciso momento, Morena ha ganado nuevamente presencia y, para el proceso que viene en puerta, es favorito para recuperar bastiones importantes. Por lo pronto, en Cuauhtémoc, una de las demarcaciones o quizá la más significativa, se vive un proceso álgido en el posicionamiento territorial. Los reflectores han centrado la mirada y, tras una minuciosa revisión en las encuestas, Catalina Monreal, desde hace unas semanas, está en la cima de las preferencias con Morena.
Incluso, un estudio que se realizó recientemente la coloca muy por encima de los posibles aspirantes. Desde esa perspectiva, claro está, existen condiciones no solamente para competir bajo las siglas de Morena, sino de ganar y, de paso, regresar al lopezobradorismo uno de los epicentros más cruciales del corazón de la patria. En ese sentido, Catalina Monreal, de manera pública, ha dicho que participará una vez que el partido lance las reglas internas.
De entrada, tendrá todo el respaldo de Ricardo Monreal y de un número importante de plataformas que se constituyeron en la génesis del proceso interno en busca de la coordinación nacional. Si nos referimos a esa base de apoyo, es una estructura social muy nutrida que lleva tiempo haciendo trabajo de campo y activismo territorial en mercados, establecimientos, colonias y barrios.
Y, en un posible escenario con el Frente Amplio por México, hay datos muy contundentes que muestran que, hoy por hoy, Morena ha ganado terreno que ha dejado ir la oposición. Es decir, si hoy fueran las elecciones, por mucho tramo, el partido guinda ganaría de la mano de Catalina Monreal. O sea, su nombre es sinónimo de competitividad para asegurar en el escrutinio público los votos suficientes. Incluso, eso puede llevar a la dirigencia de Morena, por las condiciones a favor, ha incluir en la cancha a Caty. Se trata, ni más ni menos, de un liderazgo consolidado.