“La insignificancia es siempre una garantía de seguridad.”

ESOPO

El Revolucionario Institucional pasó a ser un partido para todo fin práctico irrelevante en términos de fuerza política (sea por si solo o en alianza).

Relevante aún, en cambio, para la tarea de terminar de hundir a una oposición venida a menos o de plano vendida. Relevante también para Alejandro Alito Moreno, quien ya no tendrá ni siquiera que aparentar dar explicación a los priistas de lo que hace o deja de hacer con los bienes inmuebles propiedad del expartidazo…

Contribuyó a ello el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, pues revirtió la resolución del INE por lo que se refiere a la reelección de Moreno al frente del instituto político. En otras palabras, la decisión en ese tribunal de los tres magistrados cargados hacia el oficialismo legitimó los cambios a los estatutos del PRI impuestos por Alito.

Más allá de la nula técnica jurídica y la “efectiva pero burda” manera, como señaló Dulce María Sauri, la decisión del Tribunal no entró al fondo del asunto. Únicamente aprobó la renovación de la dirigencia del tricolor… Lo que es doblemente hipócrita del Tribunal, ya que hace apenas unos pocos días había resuelto la aplicación literal —es decir, sin margen para la laxitud— de la Constitución en el tema de la sobrerrepresentación para Regeneración Nacional y aliados.

¿A quién le conviene minar al PRI y con ello volverlo insignificante más rápidamente? Por lo visto al propio Alito Moreno; él prefiere ser ‘cabeza de ratón que cola de león’… Conservando, eso sí, nada despreciables presupuestos y prerrogativas partidistas. Mismo dinero; una décima parte de responsabilidad.

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2024, año a partir del cual, mientras exista, al tricolor ya no se le tomará en cuenta en la arena política nacional salvo para “vender” caros sus apoyos para ciertos asuntos muy específicos y circunstanciales. Su poder se verá acotado, sirviendo de satélite para dar la apariencia de que la oposición también avala determinada acción y/o reforma del Ejecutivo federal y del morenismo.

Al oficialismo le sienta bien el talante que ha adoptado la cabeza del PRI; fuerzas de oposición cada vez más pequeñas en estatura moral y lideradas por impresentables son más fáciles de cuestionar y, por lo mismo, desestimar. No en balde a Moreno y a Marko Cortés se les ve como los principales sospechosos tras la debacle de sus respectivos partidos.

Pero volvamos a la antes referida decisión del Tribunal. Esta tuvo un efecto secundario —no por ello no buscado— de características muy particulares: no dejarle al senador Manlio Fabio Beltrones otra opción más que abandonar al Revolucionario Institucional después de más de 50 años de militancia. Como él mismo lo compartió: “la decisión del Tribunal es contraria al SENTIDO COMÚN y a lo que con claridad señala la Ley General de Partidos Políticos, afectando gravemente al PRI y a su militancia. Avalado por una torcida interpretación de la legalidad, hoy el PRI queda a la deriva y carece de futuro y de congruencia…”.

El aseguramiento del PRI por parte de Alito incluyó, entonces, la salida de Beltrones. El objetivo intencional: Alito no desea trabajar con nadie, lo cual incluye buscar —ilusamente— la candidatura presidencial para el 2030. Es una característica típica de un persona mediocre rodearse de individuos aún más insignificantes. Eliminar a personajes que puedan brillar por cuenta propia y en la autonomía o, bien, que emitan opiniones distintas, contrarias o de mayor claridad y relevancia, como las de Beltrones…

Si en algún momento hubo duda de que el Tribunal Electoral trabajaba para el oficialismo y alineado a la emisión de resoluciones que a Morena lo pudieran ser electoralmente más benéficas, con la sentencia relativa al proceso de renovación de la dirigencia del PRI están han quedado disipadas.

Tres de los cinco magistrados, liderados por su magistrada presidenta Mónica Soto, quien argumentó que la ley no especifica un alcance temporal y que hay una restricción indebida al derecho de autodeterminación de los partidos políticos, avaló la autoritaria y antidemocrática reelección de Alejandro Moreno Cárdenas. Una burla a los priistas, pero también a todos quienes esperábamos que el TEPJF impartiera… jus-ti-cia.

Manlio deja al PRI, de eso ya no hay duda. Las interrogantes que surgen ya son otras y las expongo a continuación: (1) ¿el senador sonorense es aún factor de poder?; (2)¿lo es alguien del PRI?; (3) ¿qué fuerza política buscará a Manlio?; (4) ¿formará una nueva estructura que contienda contra personajes como Gerardo Fernández Noroña? Y tal vez la principal: (5) ¿Claudia Sheinbaum especificará las respuestas a esas interrogantes o lo hará AMLO a través de su hijo Andy López Beltrán y este en voz de Luisa María Alcalde?