En medio del “spin” (manipulación mediática) posterior al intento de magnicidio contra el ex presidente y actual líder en las encuestas, Donald J. Trump, la elección de su vicepresidente, el escritor de ínfima categoría y senador durante apenas dos años, el “veterano” James David Vance (apodado “J.D.”) ha sido descrito como el “primer vicepresidente millennial”, como si eso fuera garantía de algo.

Soy parte de la generación “millennial” y como su integrante he experimentado de primera mano la podredumbre de la educación y el sistema neoliberal en las mentes de muchas personas. Podredumbre moral, intelectual y espiritual que se acentúa en el centro del imperio anglosajón, los Estados Unidos (sic) “de América”.

Vance llegó a la senaduría gracias a los recursos del pavoroso Peter Thiel, tecnofascista parte de la “mafia de Paypal” (y amigo íntimo del oligarca Elon Musk), quién invirtió la friolera de 10 millones de dólares para más allá de la “agenda 2025″, Vance es un sujeto que apoya la intervención armada del ejército de EU en nuestro país, para el supuesto “combate al narcotráfico”.

Claro está, el “gallina halcón” (chickenhawk) de Vance, quién presume ser “veterano” de la marina estadounidense por su participación como corresponsal de guerra, poco o nada dice del gran costo en pérdidas humanas que una intervención de este tipo tendría en ambos lados de la frontera. Aún así, con todas sus grandes limitaciones intelectuales y morales, Vance representa un peligroso enemigo de México y los mexicanos. Como sucesor natural de una eventual segunda presidencia de Trump, de Vance no podemos esperar otra cosa más que un rumbo acelerado al cristotecnofascismo estadounidense.