No se puede hablar de polarización en un país altamente democrático y plural como el de México. Hasta el día de hoy, que Claudia Sheinbaum ha cumplido cuatro semanas al frente del ejecutivo federal, podemos hablar, en el mejor de los casos, de que la misión de construir el segundo piso de la transformación camina por la dirección correcta. Es verdad, hay voces aisladas y una oposición en detrimento que, a toda costa, busca desestabilizar al país. Los ministros de la Suprema Corte de Justicia, ávidos de subyugar la división de poderes, siguen alimentando concepciones en un marco jurídico que no les corresponde. Sheinbaum está en lo correcto: 8 ministros no pueden establecer el rumbo de la nación. Precisamente ayer, subrayábamos la relevancia del constituyente y la razón de ser de su capacidad numérica en la mayoría calificada que el pueblo otorgó a los representantes legislativos.
Desde luego, los ministros de la Suprema Corte de Justicia, que discutirán el rumbo de la reforma al poder judicial el día de hoy, quieren llevar al extremo de la polarización la determinación que, con capacidad autónoma, tomó el poder constituyente. De hecho, el tema de la inimpugnabilidad, además de poner límites a las extralimitaciones de la Corte, es un mecanismo para salvaguardar las decisiones colegiadas que, al fin y al cabo, tienen plena legitimidad plasmada en nuestra carta magna. Así que, por ningún motivo, los ministros pueden aniquilar la fuerza contundente que emana del pueblo. Y no es solamente eso, sino lo representativo que tiene a nivel nacional. Ayer, a propósito de ello, todas las encuestas, sin excepción alguna, otorgan más del 70% de aprobación al papel que ha llevado a cabo la jefa de Estado a un mes del inicio.
Con este amplísimo respaldo social, la presidenta constitucional de México, en términos políticos, ha superado toda expectativa. Es, en efecto, una poderosa base de respaldo que está superando los propios números de Andrés Manuel López Obrador. Por supuesto, las comparaciones, en circunstancias como esta, hablan solamente de ponderaciones numéricas. Para tal efecto, uno y otro, representan la misma causa, pues la meta, ante todo, fue precisamente darle continuidad al proyecto de nación que hoy abandera Claudia Sheinbaum. De manera paralela, de hecho, el mismo legislativo ha hecho lo propio; es decir, ha resuelto satisfactoriamente las iniciativas del ejecutivo, especialmente aquellas que, por su relevancia, jugarán un papel crucial en la democracia. Como punto de referencia, podemos mencionar las leyes y reformas profundas.
Con esa premisa, podemos vislumbrar, como dijo Andrés Manuel, que Claudia Sheinbaum superará los cambios sustanciales que se concretaron a lo largo de seis años. Esto comienza a ser, de hecho, el preludió que anticipó el expresidente Obrador cuando entregó la estafeta a la ganadora de la elección. Siendo la apuesta principal de la base morenista, Sheinbaum ha comenzado su primer mes de la mejor manera posible. Inclusive, en el momento que asumió esa responsabilidad había señales claras del desarrollo económico que, con el paso de los meses, irán mejorando. Al menos en estas cuatro semanas, se nota que estos primeros resultados son parte del clima propicio que hay. Dadas esas condiciones, en definitiva, no tengo ninguna duda que la presidenta constitucional se mantendrá con ese nivel tan alto de aprobación. El mismo AMLO, justo en el ocaso de su sexenio, cerró con 70% de respaldo. Es bastante claro que, para los sectores sociales, las promesas de campaña se han cumplido al pie de la letra.
Es cuestión de decisión y de responsabilidad. Por supuesto, ambas perspectivas son componentes intrínsecos al rendimiento de la presidenta de México, Claudia Sheinbaum. Y no solo en el ámbito nacional, sino también a nivel global, han posicionado a la líder del Estado como una de las presidentas con más apoyo. En esa línea, López Obrador siempre tuvo la razón: Sheinbaum es una mujer dedicada a las causas, en particular a las que afectan a los grupos más desfavorecidos del país.
Considerando ese enorme respaldo que Claudia ha obtenido justo al inicio, percibimos cambios constantes que, en efecto, se han enfocado en la vencedora de las elecciones del pasado 2 de junio. Nos referimos a programas de bienestar social, inversión, educación, salud, protección, ciencia y deporte. Hoy, ante un cúmulo de sondeos que elogian la actuación de Sheinbaum, nos percatamos de que, para el caso, será un sexenio lleno de éxitos. Aparte de ello, presenciaremos prosperidad, humanismo y democracia participativa.