“Llamas, Fabio, a tu papel

con petulancia ‘sagrado’,

por eso se alberga en él,

Fabio mío, tanto malo.

Si has de poner por justicia

a cuantos te llaman necio,

no nos pongas uno a uno,

pon, Fabio, al público entero.”

JOSÉ DE LARA

“Las cosas nos imitan.

Un papel arrastrado por el viento

reproduce los tropezones del hombre.

Los ruidos aprenden a hablar como nosotros.

La ropa adquiere nuestra forma.

Las cosas nos imitan.

Pero al final

nosotros imitaremos a las cosas.”

ROBERTO JUARROZ

El hackeo de Guacamaya Leaks a innumerables correos del Ejército ha puesto a la luz pública que los militares espían —digo, investigan con inteligencia— al secretario de Gobernación, Adán Augusto López Hernández. Lo que es más, de acuerdo a la Sedena, mientras Adán “Agusto” fue gobernador de Tabasco, este entregó la seguridad del estado a tres hombres directamente ligados al CJNG.

Así que, sin adelantar conclusiones, ¿qué les parece lo siguiente?: al saberse investigado, Adán Augusto —en lugar de negar lo que lo establece la Sedena o señalar la falsedad de los hallazgos—, prefiere congraciarse con el titular de la Defensa Nacional y, para hacerlo, a su vez defiende arbitraria negativa del general Luis Cresencio Sandoval de acudir a rendir cuentas al poder legislativo. Adán Augusto se aventó a decir: “El general Sandoval canceló la reunión sobre hackeo porque un diputado de MC fue irrespetuoso al negarse a que fuera en la Sedena”. ¡Venga ya! Olvida el secretario de Gobernación, el notario de Tabasco y el estudioso de la ley que las comparecencias de los secretarios deben hacerse en la sede del Congreso de la Unión, no donde le plazca a los ministros del gabinete, por muy generales que sean.

Parecería, entonces, que Adán Augusto prefiere actuar como subordinado del secretario de la Defensa y con ello evitar se presente a lo que es su obligación constitucional: rendir cuentas al Poder Legislativo. Todo antes que demostrar su inocencia.

Ambos personajes se escudan en que el diputado de Movimiento Ciudadano, Checo Barrera, supuestamente fue irrespetuoso por pedir al militar acudir a la Cámara de Diputados. El pretexto sería cómico si no lo utilizaran tan en serio…

Que los miembros del crimen organizado tomen a soldados de botana no molesta ni en la Sedena ni en Gobernación, pero una misiva de un legislador (que guarda todo decoro y proporción, y llama a cumplir con el marco legal), eso les parece irrespetuoso.

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Lejos, muy lejos queda el recuerdo de cuando el titular de Gobernación actuaba como el jefe de gabinete del presidente en turno, en lugar de ser un simple vocero de las Fuerzas Armadas y un señuelo, un instrumento del presidente para engañar a sus feligreses sobre lo que es en realidad una inexistente carrera presidencial rumbo al 2024. Ya lo he dicho y lo repito: López Obrador, antes que cualquier cosa, va a intentar asirse al poder; no lo va a entregar —no del todo— ni a Sheinbaum, ni a Ebrard, ni a López Hernández.

Aún más lejos quedaron los tiempos en que los militares no se quejaban —al menos no públicamente— de lo expuesto en cartas por un legislador y acataban la ley que juraron defender y respetar.

Los tiempos de la Cuarta Transformación nos llevan a la opacidad total. Adán Augusto parece el encargado de transmitir los recados de Sandoval, eso además de verse apocado ante el general. ¿Qué le sabe el militar al tabasqueño? ¿O, en el peor de los casos, no le sabe nada, pero ya es tanto el empoderamiento de las Fuerzas Armadas que el poder civil ha perdido el control sobre ellas?

Mientras el titular de la política interior parece entregarse a los intereses de la fuerza castrense, AMLO hace lo propio y protege a López Hernández. El clásico tapaos los unos a los otros de los tiempos priistas.

De esta forma, cuándo la reportera Dalila Escobar de la revista Proceso con toda propiedad preguntó a López Obrador al respecto de la posible relación de su secretario de Gobernación con la delincuencia, la periodista solo recibió descalificaciones como respuesta. Insinuaciones y malos modos desde el atril de la mañanera; el foro público con más poder de difusión de todo México.

Mas lo dicho por la periodista no es un supuesto ni una acusación sin fundamento. Se basa en la investigación que el Ejército tiene sobre Adán Augusto y que fue revelada con el hackeo de los servidores digitales de la dependencia.

López Obrador acusó a Proceso de hacer un “periodismo conservador”, no dejó hablar a la reportera e hizo parecer que se trataba de un invento. Usó su táctica favorita: hacerse la víctima, acusar al mensajero y, claro, negarse a responder. Antes escudarse en un falso complot de medios, que encarar la gravedad de lo que el informe sugiere: los supuestos nexos entre el CJNG y Adán Augusto.

Ante la pregunta de Dalila: “Presidente, ¿Adán Augusto estaría involucrado con políticos de Tabasco ligados a la delincuencia?”, salió a responder un López Obrador encubridor de Adán Augusto. “No voy a polemizar con Proceso, que busca manchar al gobierno y a sus funcionarios. El pueblo nos conoce bien”, dijo. Olvidó puntualizar si Adán Augusto es igual de honesto que los Abarca, con quienes AMLO también tuvo relaciones políticas en su momento…

En este juego de descomposición política, pero también social, cada quien asume su papel: Adán Augusto de portavoz y defensor de Sandoval; López Obrador de encubridor de su corcholata tabasqueña. Una carta transformada en la excusa para que el secretario de la Defensa no se presente ante el Congreso a rendir cuentas como corresponde.

Asumieron también el rol de sumisos los diversos periodistas que estaban en la mañanera y no secundaron a una compañera que con profesionalismo planteó una pregunta válida.

Sandoval y Adán Augusto resultan ser los verdaderos irrespetuosos al tratar al Congreso como oficialía de partes. Checo Barrera, diputado de MC, señaló las incongruencias y solicitó que la comparecencia tuviera lugar donde debe de ser.

Triste el libreto que interpreta Gobernación; Adán Augusto no lleva la batuta, tampoco el presidente de la nación. Esta la detentan las Fuerzas Armadas de México; la militarización del país está en marcha y tanto Adán Augusto como Andrés Manuel están a su servicio. ¿Tienen miedo? ¿No confían en la solidez de las instituciones civiles? ¿De qué tamaño es el fracaso de la 4T?

Esperemos que al menos la ciudadanía se dé cuenta de todo ello y esta, dentro de los causes legales, sí juegue el papel que se requiere y le corresponde.