Las elecciones hay que jugarlas y ganarlas en las urnas. Para ello, hay que preparar al equipo de gestión más capacitado para enfrentar un reto de esa dimensión. Muchos pensarán que será una elección de pronóstico reservado; se nota que aún queda un poco de optimismo en el ala conservadora del país. Lo cierto es que, para el próximo año, es un hecho que Claudia Sheinbaum ganará la presidencia y, con ello, hará historia en el territorio nacional. De hecho, la misma oposición se imagina la magnitud de la derrota que tendrán, pues se nota, desde todos los ángulos, que han abandonado a su candidata del Frente Amplio por México.
Nada podrá llevar a cabo la abanderada del Frente. Incluso, el abandono que ha sufrido pone en duda la seriedad de la contienda. En el PAN, por ejemplo, ha trascendido que, en medio de este proceso, están en la pugna por las posiciones plurinominales. El mismo presidente del partido, ha circulado en los pasillos, tiene en la bolsa un espacio legislativo en la Cámara Alta. Parece resignarse de lo que sucederá y, acostumbrado a no realizar trabajo de campo, es más cómodo optar por la vía más simple del poder. Además de ello, nos hemos enterado de que, para las reelecciones y espacios locales, ha comenzado el jaloneo y las cuotas del poder.
Por eso y por muchas razones, Morena ganará la elección presidencial. De entrada, tiene un grupo técnico y político que, durante muchos años, ha sentado un precedente importante en la vida pública del país. La gran mayoría hemos coincidido que, para lo que se avecina, fue la mejor decisión sumar al equipo de campaña a Ricardo Monreal, viejo lobo de mar que sabe construir a ras de tierra. Se nota, por ejemplo, que tras bambalinas hay un trabajo de organización y planeación del exlíder de los senadores de Morena. En ese sentido, la coordinadora le delegó una tarea crucial y, con la madurez del zacatecano, Sheinbaum asegura un ejercicio de nivel.
Claudia ganará la elección, aunque, desde ahora, debe saber tejer finamente una operación política para ganarla de manera apabullante. De entrada, hay que reconciliarse con las clases medias, especialmente en la Ciudad de México, que, para efectos políticos, constituye un bastión importante tanto histórico, como en padrón de votos. Qué mejor que la sapiencia de Ricardo Monreal para tender puentes con todos los sectores sociales. Después de todo, no solamente está en juego la transición por la silla presidencial, sino nueve entidades federativas, y ambos congresos federales.
Claudia Sheinbaum, de acuerdo a ponderaciones como MetricsMx en SDP Noticias, o la propia evaluación que divulgó el Universal hace un par de días, va por buen camino. De hecho, Sheinbaum sigue construyendo en las visitas presenciales y, de manera paralela, personajes como Ricardo Monreal y Adán Augusto, aceleran el paso desde sus trincheras para aceitar la maquinaría de organización de lo que será, no hay duda de ello, la campaña ganadora. De hecho, no será ninguna sorpresa lo que sucederá. Me atrevo a decir que, con ese ritmo que lleva Sheinbaum, obtendrá más de treinta millones de votos.
Siendo así, damos por hecho que -ese pronóstico- podrá emparejar o incluso rebasar la cifra histórica del 2018. De hecho, han transcurrido días claves y de esa forma, Sheinbaum va sumando más cuadros a su causa. Tiene, ya lo dijimos, un equipo de campaña sumamente poderoso con dos hombres de experiencia como Monreal y Adán. Asimismo, el respaldo que han citado las encuestas ratifica que su avance es muy positivo. Tan solo este último mes, la intención del voto se elevó hacia el partido guinda. Es decir, la inmensa proporción de ciudadanos, con credencial, han tomado partida -de nueva cuenta- por Morena y de paso, muestran su menosprecio por la derecha.
Y como las mayorías se inclinan por Claudia, solo queda apretar el acelerador para hacer posible, primero, igualar la marcha histórica que sacó AMLO en 2018; seguido de ello, hay que saber mantener el ritmo y la propia unidad, pues están en juego nueve gubernaturas y, siendo un punto clave, los espacios en el legislativo federal que, al fin y al cabo, son cruciales para sentar las bases de un proyecto de nación. Debido a ello, es indispensable rodearse de personajes importantísimos, repito, como son Ricardo Monreal y Adán Augusto, que han mostrado su capacidad conciliadora y mediadora en este tipo de coyunturas electorales.
Dado que Monreal y Adán estarán cerca de donde se tomen las decisiones y, dentro de sus funciones, tendrán la tarea de planear y ser piezas claves para que aquel triunfo histórico del 2018, sea de nueva cuenta una realidad tangible.