Pese a que el INE ha programado un recuento del cómputo distrital de los votos, la perspectiva no cambiará a nivel nacional. Todo eso, desde luego, va respaldado por un porcentaje monumental que avaló y legitimó el triunfo presidencial que todos conocemos. Lo que sucedió hace unos días no se moverá ni un centímetro, aunque la oposición haga sus desfiguros. De manera más específica, el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación —en caso de recibir el recurso— no tendrá elementos para tumbar una decisión cuyas proporciones rompieron cualquier paradigma político. O sea que, en ese sentido, aplicará el juicio democrático y avalará el resultado del pasado dos de junio a favor de Sheinbaum.

Lo mismo pasará en la mayoría de entidades donde hubo elección para gobernador, excepto la entidad federativa de Jalisco que realmente vivió una elección muy contaminada que, a la par, ha ido desnudando una serie de irregularidades que el órgano electoral tendrá que aclarar. Creemos, con esa premisa, que habrá que esperar el posicionamiento de lo que trascienda en Jalisco. No cabe duda que ahí, por mucho, el tema se cuece aparte. Los demás estados, claro está, fueron una aplanadora para la causa de Morena. De hecho, una de las encuestas más atinadas de este ejercicio que vivimos como MetricsMx, anticipó los triunfos en Morelos, Ciudad de México, Chiapas, Puebla, Yucatán, Veracruz y Tabasco.

Estos resultados se confirmarán una vez que el INE entregue la constancia de mayoría. La buena noticia, como se ha ido comentando, es el gran respaldo que tendrá Claudia Sheinbaum en cada una de las entidades federativas. En CDMX, por ejemplo, le vino muy bien retener el corazón del lopezobradorismo y de la izquierda en México. En este caso, el principal epicentro que siempre se manifiesta en la lucha democrática del país. Ese mismo fenómeno social predominó en Tabasco, Chiapas, Veracruz y Puebla. Todos ellos, por cierto, fueron un motor de impulso para la candidatura presidencial que abanderó Claudia Sheinbaum.

Todos fueron de suma importancia, no hay ninguna duda de ello. Sin embargo, el sur del país fue una auténtica aplanadora que, desde hace meses, veníamos anticipando pese a que la oposición minimizó todos esos aspectos. Inclusive, en cada uno de esos puntos elevó y subió el tono de la guerra sucia, especialmente con Rocío Nahle donde el PRIAN se ensañó con una serie de manipulaciones. De hecho, pensaron que su punto débil sería el ataque frontal no solo del abanderado del Frente Amplio, sino de muchos comunicadores que fueron partícipes de la maquinación. Aun así, Morena mostró músculo en Veracruz y, como sabemos, ganó con amplia ventaja.

Lo mismo pasó en Chiapas. De hecho, las propias encuestadoras se quedaron cortas con los pronósticos. La que más se acercó, sin duda, fue la metodología que aplicó MetricsMx que auguró una victoria contundente del 70% de la votación. Al final, sabemos, el cálculo rondó entre el 79 y 81%. La participación, desde ese punto de vista, se dejó sentir a favor de Eduardo Ramírez. Fue, a la par de Tabasco, una de las entidades que sumó más porcentaje numérico o, mejor dicho, un tsunami que se consumó con el Programa de Resultados Preliminares, que ratificó la maquinaria que doblegó al Frente Amplio por México. En ese sentido, Ramírez tendrá el inmenso apoyo social y, con ello, un aliado incondicional en el Congreso Local para fortalecer las políticas públicas de la 4T.

Las columnas más leídas de hoy

Y qué decir de las cifras que promedió Javier May en Tabasco. De hecho, esa entidad fue, en definitiva, punta de lanza en la elección presidencial. A simple vista, fue una maquinaria la que pasó por encima de los partidos que participaron en este ejercicio. Además de ganar nuevamente el despacho del ejecutivo estatal, Tabasco, por mucho, confirmó que es la cuna del lopezobradorismo. Más del 80% de la población se inclinó por Morena y los partidos aliados. Eso, desde luego, es el fruto de los buenos resultados del presidente López Obrador.

Justamente ello, fue uno de los elementos claves que muchos analistas serios atribuyen a la aplanadora que atestiguamos el pasado fin de semana, especialmente por la popularidad y los altos índices de respaldo que tiene el presidente. Pero, más allá de eso, Sheinbaum se ha consagrado como una gran referente del país. A la par de ello, construyó las condiciones y dejó constancia de que, hoy por hoy, está lista para tomar el timón del territorio nacional.

De entrada, tendrá todo el apoyo de ambas cámaras legislativas que, todo parece indicar, tienen mayoría calificada. Y, por si eso fuese poco, el Plan C, que también incluyó los congresos locales, fueron arrasados por Morena. Desde luego, los temas se analizarán y discutirán con las minorías, sin embargo, se priorizarán los pendientes en rubros fundamentales como las iniciativas a la reforma del Poder Judicial, entre otras. Será, no tengo duda, un poder responsable ante la demanda ciudadana.

Notas finales

Como ayer lo dijimos, Claudia Sheinbaum toma mucho en cuenta la participación de su primer círculo de trabajo. Ayer, en efecto, se reunió con los protagonistas de la campaña electoral que, tras bambalinas, dieron forma, planeación y organización a la campaña presidencial que, por mucho, fue un auténtico éxito. Al lado de Sheinbaum, por ejemplo, estuvo Ricardo Monreal, pieza clave del engranaje. Como siempre he dicho, el zacatecano es el mejor operador y conciliador político que tiene nuestro país. Lo hemos visto en el mismo Senado de la República por el liderazgo que trascendió a otras latitudes. Hasta donde podemos intuir, Monreal será el coordinador de los diputados en San Lázaro o, en una de esas, el propio secretario de gobierno. De hecho, Sheinbaum ocupará los servicios de alguien que sepa operar la política interna en un universo donde la presión y en definitiva, es su común denominador.

Claudia Sheinbaum, en ese sentido, le tiene toda la confianza a Ricardo Monreal para darle esa responsabilidad. Habrá que esperar. Lo cierto es que, para ello, la ganadora de la carrera presidencial ha dado el primer paso al nombrar a Juan Ramón de la Fuente, para encabezar el proceso de transición o, más bien, lo que se conoce como entrega recepción.