“El fin justifica los medios.”

MAQUIAVELO

Sin proponérselo, el presidente López Obrador les ha dado la clave de defensa a los que laboran por los rumbos de Tlalpan de la CDMX. Espero en el INE la sepan aprovechar.

El mandatario ha convertido su embate en contra del Instituto en una riña de corte personal con quien lo encabeza, y al desvirtuar el debate en torno a la reforma electoral de esa manera, le da la oportunidad al órgano constitucional autónomo de salir victorioso. Mas ello significa que Lorenzo Córdova juegue una estrategia a la que ciertamente no está acostumbrado y que posiblemente no se sienta a gusto personificar.

Así, como en la canción, la fortaleza del instituto no estaba muerta, nada más andaba de parranda. Quienes piensan que el Lorenzo Córdova está derrotado —y el INE por lo mismo—, producto de una encuesta semestral mandada hacer por el órgano y publicada muy discretamente en su portal de transparencia (si bien de forma mucho menos opaca que como se conduce la administración federal cuatroteísta en casi cualquier rubro: obras públicas, vacunas, licitaciones, comparecencias, y un larguísimo etcétera), están equivocados. La batalla decisiva apenas comienza.

La reforma electoral propuesta por López Obrador tiene defensores y detractores. Estamos hablando tanto de los que realmente conocen y entienden el contenido y las consecuencias de su puesta en marcha, como los que solo se dejan llevar por lo que preferencias políticas e ideológicas les dictan, que son la mayoría (y, de nuevo, estoy hablando tanto de de unos como de otros).

Primero que nada demos por concluido el asunto de las encuestas diciendo lo siguiente: los resultados de un levantamiento demoscópico (suponiendo la muestra esté bien seleccionada y el ejercicio llevado a cabo adecuadamente) siempre, invariablemente, son en función de las preguntas. Así, natural es que gran parte de la ciudadanía —sin ofrecer un contexto, sin una explicación de por medio y sin análisis de las implicaciones que conllevan las medidas— aplauda tener menos legisladores, políticos, magistrados, consejeros, autoridades en general; un INE y unos partidos políticos menos onerosos; y así nos vamos. Al ciudadano común, si se le preguntara, por ejemplo, escoger entre pagar menos impuestos o continuar pagando lo usual, escogería lo primero.

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Y en ese sentido, con respecto a las encuestas, todas ellas —no importa el tiempo, lugar o latitud— es como el dicho: en la moda (en las encuestas), lo que te acomoda. O en otras palabras, los resultados son reflejo de lo que se pregunta y cómo se pregunta.

Pasemos entonces a analizar las posibles consecuencias de aprobar una reforma político-electoral como la plantea la 4T. ¿Sentaría las bases para que a través del nuevo INEC —antes INE— Morena, el partido en el poder, se eternice en el mismo, como lo hizo el PRI más de 70 años? A eso se reduce—allí debe estar el foco de— la discusión legislativa y ciudadana, y también, por cierto, la disyuntiva que debiera responder la ciudadanía en las encuestas. El resto es secundario.

Se concluye, entonces, que se pueden dar razones y sin razones de la encuesta realizada por el INE y sus resultados. Pero lo más importante que arroja es lo que no se lee en los números, pero que se adivina de la mañanera presidencial. Estamos por atestiguar una confrontación entre dos muy importantes figuras: Andrés Manuel López Obrador y Lorenzo Córdova Vianello, y todos los mexicanos terminarán tomando uno u otro bando. Se los garantizo.

Una medición de fuerzas entre Lorenzo y AMLO; veremos quién logra concitar más simpatías (más solidaridad).

Ahora bien, el volumen y techo de las simpatías por el primer mandatario ya lo conocemos y es alto. El volumen de simpatías del hoy consejero presidente del INE no lo conocemos, pero a Córdova Vianello no le queda más remedio que apostar a hacerlas crecer.

En realidad, si ante la adversidad las personas pueden crecerse, esta es una buena oportunidad para Lorenzo de crecer y con ello salvar al instituto de las fauces lopezobradoristas.

Puede ser el mismo López Obrador quien todas las mañanas, de manera constante, le entregue a Lorenzo Córdova un regalo disfrazado para que el INE pueda aguantar la acometida de Palacio.

¿A qué me refiero? El tema de la supuesta falta de probidad de Lorenzo Córdova será llevado por López Obrador en la mañanera, uno de los programas de entretenimiento con mayor audiencia en nuestro país. Concitar el asunto INE de forma diaria, permitiría a su titular (y colegas) dar a conocer de manera cotidiana su posicionamiento..

Obviamente será necesario que el INE, su presidente y consejeros, se hagan de la oportunidad para explicar a un mayor número de votantes lo que significa la reforma propuesta por López Obrador y sus alcances y efectos.

Paradójicamente, un duelo de dos figuras, es la mejor estrategia de defensa para el INE en estos momentos.

Nótese que, para hacerlo sumamente efectivo, en ese encontronazo —que va más allá de la dialéctica—, será necesario que Lorenzo Córdova actúe como los personajes de la 4T, esto es: martirizarse, victimizarse, hacer que el culpable de los desmanes sea otro. Ser espejo de las gracejadas de López Obrador.

Subrayar el hecho de que Lorenzo cumplirá hasta el último día de su periodo en el INE; lo que significa que él no contenderá por la Presidencia de la República como decían los rumores que buscaban desacreditarlo como un árbitro imparcial.

Es la oportunidad de Lorenzo de adelantar a López Obrador y ganar en este juego perverso. Su único objetivo es la supervivencia del INE y nada más. Que no se le mueva ni una coma a la legislación vigente.

Pero, para ello, ese árbitro imparcial debe subirse al ruedo de la mañanera como punto focal y aprovecharlo.

Sí de Lorenzo Córdova y todo el órgano solo conocemos la parte institucional, es momento de que le hablen a la ciudadanía desde la emotividad. La víctima aquí es el Instituto Electoral, no López Obrador.

Lorenzo debe apelar al apoyo ciudadano; mostrar que los ataques de López Obrador hacia su persona y hacia el INE no son fortuitos. Y como tal, que él también debe defenderse de las puyas lanzadas por el tabasqueño.

¿Que no es su estilo?, ciertamente no. Mas es lo que en estos momentos funcionaría. Lorenzo debe jugar al mismo juego que AMLO juega todo el tiempo. Hay veces en que el fin justifica los medios.