Este domingo ocurrió lo predecible: la presidenta Sheinbaum llenó el Zócalo de la Ciudad de México.
Y es que desde muy temprano miles de personas fueron llegando al evento convocado por la primer mandataria, quien previo a la llamada que sostuviera con el pasado jueves con su homólogo de Estados Unidos, habría dicho que el motivo de la reunión era presentar las medidas arancelarias y no arancelarias en contra del gobierno estadounidense.
Recordemos que Trump había impuesto a México aranceles del 25% en productos mexicanos que ingresan a su país, pero al final hubo una nueva prórroga, que vence el próximo 2 de abril.
El tema de los aranceles ha marcado la relación entre los gobiernos de Sheinbaum y Trump y hasta el momento ha resultado favorable para ambos países.
En ese tira y afloje ha sido la presidenta quien se ha llevado el reconocimiento tanto de Trump como de los mexicanos, con una aprobación histórica de más del 80%.
No cabe duda, como dicen por ahí: “Lo que no te mata, te hace más fuerte”, y esa fuerza la volvimos a ver en el Zócalo.
Hablo, por supuesto, de una muerte en sentido figurado: muerte de popularidad, muerte de aprobación, muerte al proyecto de la 4T. Ese deseo inmundo que perturba a la oposición y que al ver que ocurre lo contrario se sienten derrotados y furiosos.
Soy una convencida de que los gobiernos de la Cuarta Transformación (dos, hasta ahora) basan su éxito en gran medida en esa cercanía con las personas.
Mis sobrinas y una de mis hijas vieron la transmisión del evento junto a mí y todas aseguraban que la asamblea era indispensable para demostrarle a Trump que tenemos una presidenta chingona. Yo no dudo que lo sea y me emocioné con los gritos de “No estás sola”, pero también estoy convencida que con Zócalo lleno o sin él Claudia es una presidenta insuperable, que ya hizo historia y la seguirá haciendo.
Ha logrado, hasta el momento, domar a “la bestia” en el tema comercial y estoy segura que así será en el futuro.
No sabía, he de confesarlo, si era necesario convocar a la gente pues se había logrado la prórroga hasta el 2 de abril. Aunque claro, a todos nos gusta el jolgorio, la música y ver a la presidenta de frente, pues la narrativa que maneja Claudia es impecable: pasa de la cordialidad y el halago a Trump a recalcar “no nos vamos a dejar”, “no pasará” a comprometerse a no dejar solo al pueblo que la eligió.
El cierre del discurso de este domingo fue emotivo: “Tengan la certeza de que su presidenta con temple y corazón nunca les va a traicionar y que siempre podré mi corazón, mente y energía y hasta la vida misma por nuestro querido y amado México”.
La presidenta mencionó ante los asistentes la estrategia de su gobierno para fortalecer la economía nacional:
- Que se produzca en México lo que consumimos en México, ampliando la autosuficiencia en alimentos básicos y energéticos
- Fortalecimiento del mercado interno, seguir aumentando el salario mínimo
- Promover la creación de empleos
- Fortalecer los Programas de Bienestar.
De persistir Trump en la locura de los aranceles, México no está dormido y tiene un plan (o varios) para salir adelante.
Estuvieron presentes en el evento gobernadores morenistas, funcionarios del gobierno federal, gobernadores de oposición (Samuel García y Mauricio Kuri) y sobre todo el pueblo de México.
Hubo también el negrito en el arroz, un “descuido” de los ex corcholatos Adán Augusto López y Manuel Velasco, que por estar pajareando y tomándose selfies con Andrés Manuel López Beltrán, no se dieron cuenta cuándo la presidenta pasó junto a ellos, en realidad, detrás de ellos. El que medio se dio por enterado fue Ricardo Monreal, que salió corriendo detrás de Sheinbaum, pero ella no se detuvo y solo saludó de lejitos.
Este episodio fue carnita para la prensa, internautas, opinólogos y metiches, que quisieron desviar la atención y echar leña al fuego para ganar likes. ¿Se vieron groseros Adán Augusto y Velasco? Yo diría que atarantados y fuera del protocolo. Quizá en el fondo siguen con rencores por lo que pudo haber sido y no fue (como dice el célebre bolero), fantasías que aún los atormentan por haberse quedado en el camino y no llegar a la presidencia.
La verdad es que se vieron mal y alguien debe poner más atención al protocolo y dejar las poses y las fotos para después de los eventos.
Por otro lado, la presencia de los gobernantes de oposición fue significativa porque la presidenta está cumpliendo con el objetivo de unirnos a todos, pese a nuestras diferencias.
En suma, de nueva cuenta vimos que México respondió al llamado de su presidenta y ella respondió como se debe, pues como siempre, “amor con amor se paga”.
El próximo 2 de abril, fecha fijada para un nuevo diálogo entre Trump y Sheinbaum, será casi seguro que no se apliquen los aranceles y no por lo concurrido del mitin, sino porque el presidente estadounidense se está dando cuenta de que Sheinbaum es mucha pieza, una mujer que tiene muy claro su papel en la historia y que sabe enfrentar cualquier reto y salir airosa.