Desde que Morena conquistó el poder en 2018, la efervescencia política creció a favor de la causa lopezobradorista. Ya con más de cuatro años cumplidos al frente, el partido guinda sigue figurando como el gran favorito para ganar en las elecciones del 2023 y 2024. De hecho, hay un enorme parecido con aquel periodo histórico. En otras palabras, Morena vive un momento inmejorable para conquistar de 6 a 7 gubernaturas para el próximo año.

Es interesante analizar al estado de Chiapas, que en 2018 hizo valer el efecto que provocó el tsunami de López Obrador. De hecho, esta entidad, al igual que otras, comienza a vivir un clima similar al de la sucesión presidencial, donde los aspirantes no solo se asoman, sino que se han volcado al activismo territorial a lo largo y ancho de la geografía de aquel estado. Hay, por ejemplo, señales claras de organización y planeación de muchos actores que, a la postre, es muy probable que figuren en las boletas de elección.

Habrá, en ese sentido, un abanico de nombres que seguramente levantarán la mano para participar. Es común, y hasta cierto punto natural que, llegado el momento, una avalancha de actores se mida para saber quién es, hoy por hoy, el protagonista principal, y aquella imagen que provoca poder de convocatoria. De hecho, esta etapa ha servido para ir midiendo el pulso de la población no sólo en el país, sino en cada una de las entidades donde habrá proceso electoral.

Sabemos que, en ese sentido, hay de dos a tres perfiles que aparecen en los estudios de evaluación. O sea, en las encuestas de opinión la perspectiva mide a varios posibles aspirantes. Sin embargo, sólo hay un perfil que ha trascendido no solo en las metodologías, sino en los mismos eventos que se llevan a cabo los fines de semana. En efecto, el senador Eduardo Ramírez, “el Jaguar”, se ha robado los reflectores al punto en que, en este momento, no hay nadie que le pise los talones.

De hecho, si hoy fueran las elecciones en Chiapas, no hay duda que Eduardo Ramírez, senador de la República, sería el candidato de Morena y futuro gobernador de aquella entidad del sur. Se ha convertido, en este momento, en todo un fenómeno social que llama poderosamente la atención. A la vista de todo el mundo, él es, por lógica, el perfil ideal para abanderar a la coalición Juntos Haremos Historia. Dicho en otros términos, es el candidato natural del lopezobradorismo. En efecto, la ventaja con la que arranca en las encuestas, ha generado mayor interés, especialmente en cada uno de los eventos que encabezó en Chiapas.

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Esa muchedumbre se siente y se percibe. No hace falta que nos cuenten, nosotros mismos hemos atestiguado esa multitud que ha salido a la calle a respaldar al Jaguar. Con esas voces y manifestaciones de aliento, Eduardo Ramírez aumenta su posibilidad de llegar embalado a la encuesta interna de Morena. Nos cuentan que, en ese sentido, el senador por Chiapas ha dicho que participará no sólo porque goza de ese derecho legítimo, sino porque la población civil lo ha motivado, como se nota en las encuestas donde ha crecido de forma significativa.

Sería, en pocas palabras, una garantía de triunfo para Morena, incluso la percepción que ha generado eleva la intención de voto a favor de la causa lopezobradorista. Entonces, considerando que es un perfil potencialmente competitivo, todo apunta a que, en 2024, la probabilidad para que Eduardo Ramírez sea el candidato de la Coalición Juntos Haremos Historia, se hace más sólida con el paso de los días. Una manera de comprobarlo -en este instante- es observar los estudios de opinión que han circulado, incluso lo ponen muy por encima del Director del Seguro Social, Zoé Robledo.

Por esa razón, no hay que perder de vista al senador de Chiapas que viene apuntalando fuerte y, en este momento, continúa generando expectativas muy buenas, sobre todo por la masiva concentración de gente que se reúne para ver de cerca al Jaguar: un fenómeno social que ha despertado el interés y será, no tengo duda, el reemplazo de Rutilio Escandón, gobernador actual de aquella entidad. Así lo indica la lógica y, con esa brújula política, nos ayuda a entender el clima electoral en el sur del país.