Hace un par de días abordamos el caso de Chiapas, y la coyuntura inmejorable que vive Morena en aquella entidad. De hecho, algo similar está sucediendo en el estado de Puebla. Hablo del dominio que muestra el partido lopezobradorista en las encuestas de opinión que circulan mes con mes, especialmente con datos y ponderaciones que llaman poderosamente la atención de la población civil. Con esos mecanismos de evaluación, tenemos una percepción más sólida en cada uno de los puntos geográficos donde habrá elecciones federales en 2024.
Y, lo mismo que pasa en el país, sucede en Puebla. Es decir, esa fiebre electoral, luego de que el presidente diera el banderazo de salida, aumentó el clímax por la transición de poderes que se vivirá en aquella entidad. Mientras eso suceda, aquel estado es considerado, de acuerdo con las encuestas, uno de los favoritos para que Morena refrende el triunfo electoral del 2018. Dicho en otras palabras, existe una responsabilidad y una obligación política para ganar nuevamente la gubernatura.
Con ese mismo efecto camina Morena con gran ventaja en Chiapas, CDMX, Morelos, Veracruz, Tabasco y Puebla, donde encabeza las preferencias -con un margen importante- justo a casi un año de la elección. Por esa razón, al igual que en otras entidades, los perfiles se mueven con intensidad; muchos le apuestan al activismo político los fines de semana a través de actos institucionales, o simplemente un dinamismo con labores que les permitan figurar y participar en el plano social.
De hecho, muchos le están entrando de lleno a esa dinámica, sin embargo, solamente ha sobresalido un perfil que, desde todos los ángulos, es ampliamente el favorito para ganar la gubernatura de Puebla. Se trata, ni más ni menos, que del presidente de la Mesa Directiva del Senado de la República, Alejandro Armenta, que se perfila como la carta más competitiva.
De pronto han levantado la mano un sinfín de actores políticos, como muy a menudo pasa cada que se acerca un proceso de esta naturaleza, no obstante, todo apunta a que, el senador de Morena, Alejandro Armenta, ganará consecuentemente la encuesta o el mecanismo para la designación del candidato. De hecho, en algunas encuestas el margen de diferencia que ha tomado el presidente de la Mesa Directiva de la Cámara Alta, ha llegado a ser de 2 a 1 en favor de Armenta. Desde cualquier punto de vista, es una ventaja cómoda que le permite llegar mejor posicionado en vísperas de la encuesta o el instrumento que proponga el órgano de dirección del partido.
Por eso hay una efervescencia que se ha generado en aquella entidad. El nombre de Alejandro Armenta se ha multiplicado justamente en esta etapa clave donde el clima electoral fluye aceleradamente. Y para cuando llegue a Puebla ese proceso, habrá, no tengo duda, un nivel alto de competencia interna. Sin embargo, todo indica que, con esa lógica, Armenta se quedará con la candidatura de Morena, después de mantener ese buen nivel de participación en la antesala del proceso electoral.
Así es como se explica la narrativa de esta columna. Además de ello, Alejandro Armenta le ha sacado provecho a la encomienda que tiene en sus manos. La presidencia de la Mesa Directiva del Senado de la República es una muy buena tribuna para captar la atención no sólo de la clase política de primer nivel, sino de los propios votantes. En ese sentido, creció la presencia de Armenta en imagen y publicidad. Eso, por supuesto, será fundamental y favorable para el poblano, pues genera las condiciones óptimas, lo que significa un gran paso en busca de la gubernatura en 2024.
Hace un par de días hablamos de Chiapas; hoy tocó el turno de Puebla y, en esa coyuntura, tocaremos los casos de Veracruz, Morelos, Tabasco y CDMX, donde Morena es ampliamente favorito para ganar el proceso electoral el siguiente año. No lo digo yo, lo dicen una infinidad de encuestas que, desde hace meses, circulan a lo largo y ancho del país. Todas ellas coinciden en que, llegado el momento clave, Puebla conservará el legado lopezobradorista que conquistó en 2018.