Nuestro país, para iniciar ese proceso de transformación, pero sobre todo de democratización, tuvo que reformar la Constitución en puntos cruciales. Mucho se habló del tema del poder judicial, y las extralimitaciones que han perpetrado a través de decisiones unilaterales. Deliberadamente, debemos de recordar, el Tribunal Electoral les quitó la candidatura a Raúl Morón en Michoacán, lo mismo que a Félix Salgado Macedonio en la entidad de Guerrero. Eso, como tal, fue uno de los grandes agravios en nuestro sistema democrático. En concreto, eso significó un retroceso. Tal vez esa situación, sumada a las injusticias cometidas por los ministros, aceleró la propuesta de modificación porque el reclamo de la sociedad, ante ese manojo de irregularidades como corrupción y nepotismo, fueron el detonante para que ambas legislaturas, en conjunto con los congresos locales, hicieran posible la declaratoria constitucional.
Si hubiese verdadera justicia social y política, en este tiempo, el senador de la república por Guerrero, Félix Salgado, despacharía en la administración del ejecutivo de su estado natal; sin embargo, los magistrados, una y otra vez, desecharon los recursos legales de apelación de la magnitud de esa ignominia. Los mexicanos, a estas alturas, no podemos concebir el grado de injusticia que se cometió al momento de retirarle la candidatura por situaciones que, por supuesto, fueron calificadas como intransigentes. Desde luego, esto significó un golpe duro para el mismo legislador. Muchos dirán que lo recompensaron con la designación de Evelyn Salgado; empero, ella, con un proceso interno que ganó por decisión del pueblo, asumió la coordinación de la defensa del voto y, con ese efecto que generó Salgado en ese instante, provocó una abrumadora victoria a favor de la ahora mandataria.
El punto es que, ahora, hay un juego que se ha ido intensificando por la transición de 16 gubernaturas que tendrán elecciones en 2027. Siendo así, hay demasiados posicionamientos, especialmente por el tema que aprobó el legislativo sobre nepotismo y no reelección. Estamos conscientes de que el caso de Félix Salgado, por su trayectoria en la política, no podemos catalogarlo como nepotismo. Es verdad, Salgado ha deslizado que esperará los tiempos para definir su posicionamiento del rubro, específicamente para el proceso interno de Morena. Por lo pronto, podemos decir que son meras especulaciones que, en sí, aluden a lo que acontecerá lógicamente. A lo que me refiero, siendo francos, es que Félix, con todo el derecho legítimo y sin ningún impedimento, irá en busca de la candidatura de la coalición Seguimos Haciendo Historia.
Eso, al final de cuentas, lo definirá el pueblo de México. Hoy, si hubiesen elecciones, Félix Salgado Macedonio, por mucho, superaría a los posibles aspirantes de Morena. Si fuese así, evidentemente, aseguraremos que hay democracia participativa en un movimiento plural que, por encima de cualquier aspecto, está la decisión colectiva del soberano. Y el senador, hábilmente ante la prensa, ha dicho que mantiene la esperanza de que se privilegie esa voluntad de las mayorías. Hoy, de hecho, el grueso de los guerrerenses se han expresado a favor del legislador en todas las encuestas de opinión que se han divulgado.
Lo que quizá puede llegar a polarizar un poco el tema, en definitiva, es la postura que ha tomado el partido, que además de que ha esbozado que reformará los estatutos, respaldó la posición de Claudia Sheinbaum. Siendo así, y con esa alianza que se concretará de nueva cuenta, el senador pudiese contemplar la posibilidad de ir con el PVEM y PT. Eso, por ende, sumaría al partido guinda a la coalición. Desde el punto de vista político, puede ser una maniobra para respetar la voluntad del pueblo. No hablamos de un capricho, sino de un derecho legítimo que, desde ahora, la misma ciudadanía manifiesta en los estudios de opinión pública.
Y Morena, antes de tomar una determinación sobre los espacios de participación para puestos de elección popular, debe priorizar y responder al interés de las bases sociales. Eso, además de ser una prioridad inexorable por esa declaración de principios, nos referimos a la democracia como esencia del movimiento. Eso hablaría de justicia y, de paso, evitará las fracturas internas. Por eso Guerrero, siendo uno de los principales bastiones de Morena, pone el principal acento en la decisión que tome Macedonio. Hay que esperar a que los tiempos vayan acercando a la cita para que se oficialice la encuesta y las reglas de participación. Por eso nos detenemos en esta entidad, especialmente por la figura del senador. Él, ya lo dijimos, es inmensamente favorito para ser el sucesor de Evelyn.
Eso puede desencadenar comentarios; sin embargo, desde el punto de vista objetivo eso no es, por ningún motivo, una concepción de nepotismo. Lo de Salgado, al igual que muchos, se puede resumir en que son precursores de esta lucha democrática de México, no de ahora, sino de muchas décadas. Él, a pesar de lo dicho por la presidenta, no estaría desobedeciendo, al contrario, estará acatando lo que el pueblo, al igual que en las 16 entidades, decidirá libremente a través de un estudio a pregunta expresa.