Aunque desde hace quince años a escala global la democracia viene perdiendo puntos en la confianza ciudadana y está sometida a diversos asedios, las elecciones siguen siendo el instrumento preferido por la mayoría de los mexicanos y americanos para seleccionar gobernantes y definir su destino colectivo.
Esta opción es en particular valiosa si se tiene presente que durante la mas reciente década los países de la región han enfrentado condiciones económicas y sociales adversas para el ejercicio libre e igual del sufragio, y que la pandemia por COVID-19 ha significado una limitante más para realizar elecciones.
Aun así, en México recién en 2021 se renovó en total más de la mitad de los cargos de representación en los ámbitos federal y local.
Las y los mexicanos hemos probado nuestra capacidad de resistir la adversidad y la mayoría ha decidido hasta ahora respaldar la estrategia transformadora del país.
Así mismo, en 2021 peruanos y hondureños votaron por nuevos presidentes con orientación a la izquierda progresista y popular.
Además, en Honduras por primera ocasión en su historia una mujer será la titular del Poder Ejecutivo
Ahora bien, en junio de 2022 tendremos comicios en México para renovar gubernaturas, congresos o ayuntamientos en seis estados de la República: Aguascalientes, Durango, Hidalgo, Oaxaca, Tamaulipas y Quintana Roo.
Según las principales encuestadoras, en al menos tres de esos seis se visualizan triunfos de la izquierda y un papel protagónico de las mujeres.
Sumado a lo anterior, en México acudiremos por primera vez en la historia independiente del país a un ejercicio de revocación del mandato presidencial, el cual marcará sin duda un precedente valioso en favor del ejercicio de los derechos ciudadanos.
En 2022, en la región latinoamericana, Costa Rica (febrero), Colombia (mayo) y Brasil (octubre) renovarán sus respectivas presidencias de la república, así como instancias legislativas y municipales.
Al menos en las dos primeras naciones parece prefigurarse un giro a la izquierda, que en el caso colombiano sería histórico.
Al mismo tiempo, en los Estados Unidos (noviembre), en donde habrá renovaciones en las dos cámaras del Congreso, la competencia se visualiza muy intensa y el Partido Republicano, opositor al presidente demócrata, Joe Biden, podría ganar espacios.
El punto a destacar es que en todos los casos se ejercerá el derecho fundamental a participar en la vida política de los respectivos países y que lo harán ciudadanos conforme a la autonomía de su voluntad.
En cada caso, esos comicios o ejercicios participativos serán organizados por instituciones electorales calificadas para tal efecto.
Asimismo, la ciudadanía dispondrá de recursos jurídicos para acudir ante instancias institucionales, juzgados o tribunales a defender o reclamar sus derechos políticos si es que fuese necesario.
Es claro que de la voluntad ciudadana depende el funcionamiento de la democracia electoral.
Ningún poder debe colocarse por encima de ella.
Estos solo deben hacer lo que esa misma voluntad les ha autorizado.
Ese es el sentido del estado de derecho constitucional: garantizar la integridad de la voluntad ciudadana.
Raúl Ávila Ortiz en Twitter: @RaulAvilaOrtiz1