Voy a partir de la historia de amor entre seres muy distintos, inclusive incompatibles, narrada en Elemental o Elementos, película animada de Pixar del año pasado. Gente experta en el tema, como Amy Nicholson, crítica de cine del New York Times, ha dicho de tal filme que es “la comedia romántica más humana de los últimos años”. Yo añadiría que es también la más cosmogónica y aun cosmológica, al menos en la lógica del pensamiento griego antiguo.
Elemental estuvo de lejos de ser un gran negocio por el volumen de su taquillaje. Se entiende: la filosofía es atractiva en los libros o en las reflexiones académicas profundas, pero no en los cines, a los que acudimos solo para divertirnos. Nadie espera de la pantalla grande lecciones de sabiduría griega.
Elemental tomó sus personajes de Empédocles: los cuatro elementos con los que el presocrático explicó nuestro mundo. Son: agua, tierra, aire y fuego. Hay un quinto elemento, que aparece, aunque invisible, en la película. Lo menciona la crítica Nicholson: el quinto elemento es el éter, también conocido como quintaesencia, un descubrimiento de Aristóteles que sirvió durante mucho tiempo para comprender el universo, hasta que la física moderna lo convirtió “en algo incierto”, como dijo con resignación Bertrand Russell en su ABC de la relatividad.
La historia de Elementos es sencilla y bella:
- Se desarrolla en un mundo dividido por los cuatro elementos de Empédocles.
- Una chica de fuego y un chico de agua se conocen.
- Surge el enamoramiento y, al mismo tiempo, la gran dificultad para que florezca: la chica de fuego y el chico de agua no pueden ni siquiera tocarse sin dañarse.
- Son el uno para el otro, pero el agua extingue el fuego…, y el fuego evapora el agua.
- En la ciudad que habitan, tres de los cuatro elementos —aire, tierra y agua— convivían perfectamente en un ambiente de colaboración productiva.
- Las cosas se complicaron con la llegada de los temidos migrantes procedentes del mundo de fuego.
- En la convivencia entre los cuatro elementos, el fuego “se revela como el más comprometido y peligroso, por lo que los personajes que lo encarnan se muestran como una especie de outsiders dentro de una sociedad que parece haber alcanzado el equilibrio excluyéndolos”, en opinión de otra crítica de cine, Beatriz Martínez.
- Aglaia Berlutti, escritora, piensa que el filme Elementos analiza las diferencias sociales a través del miedo: “Lo hace mediante una metáfora evidente sobre el odio debido al desconocimiento y la ignorancia”.
- No podía entonces ser más complicada la relación amorosa entre la chica de fuego y el chico de agua —en algún momento ella, al abrazarlo, lo evapora—. Pero la relación finalmente avanza porque, cuando se quiere, se logra vencer a los prejuicios.
Pienso que el quinto elemento no mencionado en la película, el éter o la quintaesencia, es el vínculo entre el amor y la lucha capaz de unir en relaciones positivas a quienes son diferentes y aun opuestos… y hasta potencialmente enemigos de clase.
En cosmología y aun en cosmogonía quizá el éter ha dejado de tener sentido. No lo sé porque no soy científico. Claudia Sheinbaum, con estudios en física, sabrá más del tema. Pero en la vida cotidiana, que el cine solo imita, la quintaesencia, esto es, lo fundamental en cualquier situación, funciona para bien si así lo decide la gente. En política ocurre lo mismo.
Morena, el gran invento de López Obrador, antes de tener ese nombre tuvo otro: la república amorosa. Esta expresión dejó de usarse pero es adecuada para comprender lo más importante de un movimiento social que está generando un cambio total en el sistema político de nuestra nación.
Morena nace de la lucha pacífica inspirada en el amor a quienes se ha marginado durante tantos años —decenas de millones de personas pobres en México—, pero sin pelear a muerte con el resto de la sociedad, ni siquiera con el sector más privilegiado, al que se ha convocado a participar en las transformaciones.
Felipe Calderón y Marko Cortés han debatido en redes sociales porque se culpan el uno al otro de la derrota de Xóchitl Gálvez. El primero dice que el segundo es incompetente, una gran verdad. Y el otro responde con otra verdad enorme: que Calderón tuvo como su principal subordinado a un narco, Genaro García Luna, lo que sugiere complicidad.
La incapacidad de Marko Cortés y las relaciones de Felipe Calderón con el narco explican una parte, pero solo muy pequeña, de la derrota de Xóchitl Gálvez y el triunfo de Claudia Sheinbaum. Hay otros factores más importantes para entender lo que pasó:
- Claudia, científica de primer orden y funcionaria pública honesta y eficaz, necesariamente iba a tener más simpatías que la vulgar y no muy honrada Xóchitl.
- Morena, un partido político sin negativos, pudo sumar los votos de los desprestigiados PT y Verde. En cambio, resultó un desastre la alianza de los dos institutos políticos más corruptos, el PRI y el PAN.
- A Claudia la apoyaba un político de dimensiones históricas, AMLO. Detrás de Xóchitl estuvieron sucios empresarios como Claudio X. y expresidentes que ya están en la basura, Vicente Fox y Calderón.
Pero la principal explicación de la goleada a favor de Claudia Sheinbaum está en otra parte: en la esencia —quintaesencia, pues— de Morena, un proyecto de cambio político que luchando con las armas del amor ha pretendido, y logrado, unir en una colaboración provechosa a los distintos Méxicos, que antes de la victoria de Andrés Manuel en 2018 estaban no solo separados, sino estructurados con absoluta injusticia: millones olvidados allá abajo, la clase media en crisis y unos pocos dueños del dinero allá arriba.
En la filosofía de Empédocles, dos fuerzas, el amor y la lucha, mezclaban y separaban a los cuatro elementos. Décadas de lucha de AMLO fundada en el amor a quienes menos tienen han construido el México nuevo que su más importante partidaria, Claudia, gobernará a partir de octubre. Amor y lucha son la quintaesencia de Morena.
Es la razón por la que Claudia ganó en todos los grupos sociales: porque sin renunciar a las razones de la lucha de toda su vida a favor de la gente menos favorecida, logró transmitir con credibilidad la idea de que la 4T, particularmente en su segundo sexenio, el de la consolidación, no será viable si excluye a una sola persona mexicana con ganas de trabajar con decencia a favor de la nación entera.
El reto de Claudia Sheinbaum, una mujer extraordinaria, será encabezar un gobierno en el que nadie quede al margen. Morena es fuerte por su unidad interna. Claudia cautivó al electorado porque invariablemente propuso la unidad de todos los sectores de México. Su principal reto será ahora impedir que los fanáticos de su propio partido, en la arrogancia de la victoria pretendan aplastar a los grupos derrotados. Si el conflicto se evita, la cooperación brillará y se encontrarán soluciones a los fuertes problemas del país.