Leí el artículo de Don Federico Arreola sobre la puntualidad del Aeropuerto de la Ciudad de México y me hizo recordar mis tiempos de estudiante donde el desarrollo de procesos balanceados era mucho de lo que estudiábamos en esa época.

También me hizo recordar una novela ingenieril que leí por esos tiempos que se llama La Meta o The Goal escrita por Eli Goldratt. Goldratt hablaba en la novela sobre un ingeniero, Alex Rogo, y todos los problemas que tiene al momento de administrar una planta productiva.

Recuerdo la parte donde habla sobre los cuellos de botella y como estos cuellos son los que marcan el paso de la compañía entera, y como estos pueden hacer que colapse una fábrica.

En lo que cuenta Don Fede veo que el problema del AICM no se encuentra en las salidas pues la puntualidad de salida refleja una correcta administración del manejo del equipaje, de los filtros de seguridad, los comisariatos y todo lo que tenga que ver con una puntual salida de un avión a su destino.

El problema del AICM tiene que ver con las llegadas, en específico, en la zona de entrega de equipajes. La mala planeación se refleja en el tiempo de espera de las personas por los equipajes en las bandas de llegada de la Terminal 2.

Las columnas más leídas de hoy

Le cuento mi experiencia. Ayer llegue a la CDMX en un vuelo internacional desde los Estados Unidos a la Terminal 2. Llegamos rápido a túnel para entrar al aeropuerto y el proceso en migración fue bastante fluido con una reorganización de los módulos de atención (se nota la mano de un ingeniero industrial) con esa velocidad, imagine que la entrega de equipaje iba a ser ágil y no lo fue así.

Espere más de una hora para que salieran las maletas de nuestro vuelo y así pasaba con los otros vuelos también. A esto súmele la desesperación de la gente por tomar sus maletas y la desaparición de la educación de algunos que se atravesaban y no dejaban que otros bajaran sus maletas de la banda.

Desconozco el proceso de desembarque de un avión y lo que se pueden tardar al momento de poner las maletas en un vehículo que las transporte hacia donde están las bandas transportadoras, pero en esa parte del proceso operativo del aeropuerto hay una gran área de oportunidad.

Volviendo al libro de La Meta, dice Goldratt que “Un cuello de botella es cualquier recurso que su capacidad es igual o menor a la demanda que se le coloca”. Es decir, un cuello de botella es la operación que no tiene la capacidad para procesar lo que le está llegando de una manera armónica con el resto de la operación.

Hay muchas maneras de reparar un cuello de botella o al menos armonizarlo con el resto de la operación. Una podría ser disminuir la cantidad de vuelos que llegan al AICM. Si llegan menos vuelos, la administración de entrega de equipajes sería más eficiente. Otra podría ser incrementar el equipo de trabajo en los puntos donde la demanda sobre pasa a la capacidad del proceso. Podría ser, tener más personal de descarga, más equipo para mover las maletas, más rampas para bajarlos del avión, entre muchas otras cosas.

Mire que, si nos ponemos creativos y no se puede cambiar el tiempo de entrega de maletas, debería de haber más baños, algún lugar donde se pueda comprar un snack entre otras cosas.

Le recomiendo a los administradores de la entrega de maletas en el AICM que le den una leída al libro de Goldratt y les aseguro que verán reflejada su operación en ciertos capítulos dándoles, quizá, ideas para solucionar el problema. Igualmente quedo a las órdenes de la gente del AICM si necesitan algún tipo de asesoría logística.

Galimatías

¿Sabe dónde conoce la verdadera educación de las personas? En los aeropuertos y donde den comida gratis.

Lo de la comida gratis lo viví en mis años de estudiante cuando nos estábamos lanzando como planilla para la federación de estudiantes de mi universidad. En algún momento conseguimos patrocino de una pizzería y estuvimos dando rebanadas de pizza gratis. Había gente que se acercaba educadamente y hacia fila por una rebanada de pizza. Con otras personas, abrimos la caja y se arrebataban la pizza como si nunca hubieran comido, estas personas eran las más fifis.

En lo del aeropuerto. Haciendo fila para documentar las maletas una familia que iba delante de mí no paso una, no paso dos, paso 5 maletas de personas de su familia que llegaron tarde y que no venían en la misma reserva. Entiendo que alguien se adelante, entiendo que quieras meter a tu familia, pero meter familiares que no vienen en tu reserva es demasiado. Lo peor es que querían monopolizar ambas filas de documentación y fue donde tuve que dejar de ser “educado” y atravesarme en una de las filas para que no me agandallaran. Imagine a estas personas fifis perdiendo su fifisidad con la menor educación.