El “espantarse con el petate del muerto” y el “ver moros con tranchete” son dos expresiones populares que se utilizan en México cuándo alguien hace gran escándalo por una amenaza inexistente o magnificada, este tipo de eventuales acontecimientos suelen ir de la mano con grupos de interés qué pretenden, a costa de lo que sea, demonizar algo sin fundamentos reales, baste recordar aquello de “un peligro para México” en el fatídico año 2006 que resultó ser para México.

Hoy en día, en los Estados Unidos un personaje regresa a la presidencia, como lo es el magnate Donald Trump, que como el ‘outsider’ que es, tiene a la rancia y enquistada clase política estadounidense en ascuas, y que (no vayamos ya tan lejos) estuvo a medio centímetro y un cuarto de segundo de ser ultimando en un atentado, en el cual (inexplicablemente) el supuesto perfecto en su actuar, servicio secreto de aquel país, actuó de forma ridículamente ineficiente e ineficaz; por nada el mundo presenciaba un “KENNEDY 2.0”, pero como no dio el mismo resultado, como por milagro, su país y el mundo parece ya olvidarlo.

Debería el mismo mundo completo tatuarse el discurso pronunciado por la presidenta de México, la doctora Sheinbaum, un día después de la toma de posesión, que yo bautizarla de forma jocosa “¡que no panda el cúnico!”, y en el que enumera varios de los decretos firmados por Trump horas después de su toma de protesta que se relacionan de alguna u otra forma con México y evidencia lo obvio: Trump ya fue presidente y no fue el fin ni de México ni del planeta ni mucho menos, y que ya es absurdo temblar por su característica estridencia en su manera de ser y hacer política.

Ahora, en el marco de todo lo anterior, tenemos un saludo del poderoso hombre de negocios dirigidos a la conquista de espacio y de las tecnologías digitales, Elon Musk, lanzando un saludo de rutina luego de lanzar unas palabras a una multitud frente a él reunida, NO es “nazi y o neonazi”, ni nada de eso, no se necesita ser un genio para observar que Musk intenta en dicho saludo emular una “X”, que representa a su grupo empresarial y a su vez el lanzamiento de uno de sus cohetes, a la vez de una expresión de cariño eufórico a la concurrencia. Ahora, que muchos se escandalizan por los incidentes en el capitolio hace cuatro años, pues bien, esa gente ya pagó con sendos años de prisión sus faltas ante la ley, y Trump como presidente hace uso de sus facultades constitucionales para indultarlos, es todo.

En todo caso, respecto a los Estados Unidos, debiera el mundo desgarrarse las vestiduras si, por hechos deleznables ocurridos en relación con los Estados Unidos mismos, ya sea domèsticos como los horribles y cotidianos incidentes en escuelas y colegios, ó internacionalmente por las guerras desalmadas en las que ese país está inmiscuido directa o indirectamente, y las deportaciones (y sus formas) qué se vienen haciendo desde muchas administraciones federales atrás, y ambos fenómenos por cierto, disminuyeron en el cuatrienio en el que Trump fué ya presidente, y en el actual escenario de su regreso, se necesitaría constatar un cambio drástico en su ‘estilo personal de gobernar’ para realmente justificar el absurdo drama telenovelesco en que han caído (otra vez) no pocos comentocratas, ya sea que respondan a agendas ocultas ó que solamente actúen por inercia atarantada.