“Para bien o para mal, el 2023 fue el Año de Elon: explosivo, inestable, fuera de control.”
Bloomberg, Elon Inc.
Elon Musk es uno de los hombres más influyentes del mundo. En la Casa Blanca lo apodan: “Elon, The everywhere” (el omnipresente).
Su poder va más allá de su posición como magnate. Su carácter disruptivo lo ha llevado a liderar los avances tecnológicos más significativos y el cambio generacional del siglo XXI, con su emporio de seis empresas.
Busca trascender como un gran revolucionario de nuestra era. Cuenta con herramientas como las “cajas de resonancia” de su red social X para difundir sus posturas en la arena pública mundial, pero su poder más importante lo ejerce a partir de SpaceX, con su empresa Starlink, que controla la mayor conexión de satélites a nivel global (su servicio satelital de internet se triplicó en 2023 -lo que le da a Musk un papel personal inusual de dominio a nivel geopolítico-, cuya cobertura solo podría llegar a ser contrarrestada por China y su sistema satelitario estatal llamado “Guo Wang”).
En su misión, Musk está cada vez más enfrentado con grupos fácticos de poder, y según Tim Higgins del WSJ, entre más se parece a Donald Trump, más peso político adquiere.
Está en pie de guerra:
- Contra el poder político establecido, en especial, los demócratas progresistas y Joe Biden. Transmitió la entrevista de Tucker Carlson con el presidente ruso, Vladimir Putin, cuando Rusia se ha convertido en un asunto de seguridad nacional en EU.
- Con los medios tradicionales de información, como el WSJ, NYT, y CNN, que lo ven como rival mediático ante el creciente impacto y penetración de la red X.
- Contra el poder económico de los “globalistas”, con quienes no comparte agenda, que califica de “woke”. Es crítico del WEF de Davos y apoya posiciones de ultraderecha.
- Y el poder judicial de EU; dice que las cortes corporativas de Delaware forman parte de la “maquinaria de guerra judicial” de los demócratas, que atentan contra los fundamentos del capitalismo en ese país.
Musk promueve una agenda radical contra la inmigración ilegal y en últimas fechas es una de las voces más estridentes en X.
Comparte la visión de los republicanos más conservadores que señalan que EU está siendo invadido; que buscan la militarización de la frontera (Eagle Pass) y deportaciones masivas. Es uno de los precursores de las medidas migratorias de Greg Abbott en Texas, donde tiene la sede corporativa principal de sus negocios.
¿Hasta dónde puede llegar Musk?
Joe Biden en 2022 dijo que, por su adquisición de la red X, “valdría la pena que se mire de cerca a Elon Musk”. Y a partir de ahí, su gobierno lo “observa”.
Musk intenta llevar el control de la narrativa de los asuntos que importan a nivel global, y en este año de elecciones alrededor del mundo se negó a firmar, el viernes pasado, el acuerdo de la Conferencia de Seguridad de Munich (que reunió a EU con líderes de la UE) que sí suscribieron las demás empresas tecnológicas para limitar los “deepfakes” y otros contenidos de desinformación.
A las autoridades de EU le preocupan sus posturas políticas (que distan de ser neutrales) y el papel que juega con Starlink en las guerras de Rusia e Ucrania, y de Israel en Gaza, además de su acercamiento con sus negocios en los países árabes y China.
La inteligencia militar de Ucrania recientemente sugirió que Rusia está adquiriendo terminales de Starlink a una escala que “podría reducir una importante ventaja de Ucrania en el campo de batalla”.
¿El poder militar-espacial de EU sujeto a Musk?
Musk tiene especial injerencia en materia aeroespacial y de defensa militar. El Pentágono está ligado a SpaceX, que proporciona comunicaciones por satélite para la Fuerza Espacial de EU, a través de Starshield.
Space Force es la rama más nueva de las Fuerzas Armadas de EU, encargada de operaciones militares en el espacio. SpaceX describe a Starshield como una “red satelital segura para entidades gubernamentales”.
Apenas horas después de que el miércoles pasado en EU se difundiera que Rusia tiene “capacidad nuclear” para atacar sus satélites, el Pentágono puso en órbita un prototipo del sistema de seguimiento de misiles que implementará para fortalecer su presencia militar en el espacio. Dicho prototipo fue lanzado en un cohete de SpaceX.
Por otra parte, la NASA no puede enviar astronautas a la estación espacial internacional ni a la luna sin la ayuda de Musk.
El jueves pasado, lanzó un cohete Falcón 9 con un módulo robótico lunar apodado “Odie” (“Odysseus”) que, entre otros, lleva un sensor innovador de la NASA con tecnología de punta para otros viajes al espacio profundo.
Musk sueña con “colonizar Marte en 2050″ y por surrealista que parezca, dice que su misión en la vida “es hacer de la humanidad, una civilización multiplanetaria”.
Finalmente, Elon no se queda en la industria de autos eléctricos, y en sus robots con IA. Su empresa Neuralink, como parte del proyecto “Telepathy”, implantó recientemente en un cerebro humano un chip avalado por la FDA. No es la primera vez que esto ocurre en la ciencia, pero Musk potencia este tipo de avances.
¿Y en México?
En México, Starlink tiene dos contratos con CFE para su programa “Internet para todos”, y el servicio se puede contratar también de manera privada desde el año pasado. Y el objetivo es expandir su red satelital en nuestro país.
Lo más significativo es que, en su próxima gigafactory de Tesla en Monterrey, Musk busca integrar a fabricantes de autopartes de China, a quienes ha invitado a que formen parte de sus cadenas de suministro, a contrario sensu de los intereses del gobierno de EU.
Musk con sus millones de seguidores y su “brazos” tecnológicos es un jugador de peso en la esfera global. Además, parece que se estuviera gestando un movimiento de “muskovitas” con influencia política que pudiera convertirse en un poder de facto. En EU suena el lema, “Don´t mess with Musk”.
Así las cosas, habría que preguntarse, en tiempos de tanta inestabilidad, ¿Tiene demasiado poder? ¿Podrá sostenerlo?
Elon Musk no tiene el monopolio de la inteligencia ni de la osadía, pero, al día de hoy, lo cierto es que parece ir un paso más adelante que la gran mayoría.