En mayo de 2021 fuimos degradados a Categoría 2. Desde entonces nuestras autoridades gubernamentales han estado trabajando -no sin varios tropiezos en el camino- para la recuperación de la Categoría 1. El primer gran error cometido fue el desdén con el que el Presidente de la Nación abordó la degradación que hizo la Agencia Federal de Aviación (FAA por sus siglas en inglés) a nuestra aviación nacional.
Desde la Conferencia matutina del titular del Poder Ejecutivo el tema se tomó a la ligera y con gran desparpajo, como si fuera un asunto de un interés muy menor. “No pasa nada”, fueron sus palabras textuales.
El contexto del “por qué” reaccionó así Andrés Manuel López Obrador, tiene mucha relación con que estaba muy reciente la cancelación del Nuevo Aeropuerto, el famoso NAIM, que pisó muchísimos callos; en especial los que conforman el cártel inmobiliario de la Ciudad de México, quienes ya se relamían los bigotes con las poco más de 700 hectáreas de terreno donde se encuentra el actual Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México.
Todos los días, en medios de comunicación electrónicos e impresos, se criticaba el anuncio de que el nuevo aeropuerto se construiría en la Base Militar de Santa Lucía. Esto trajo como consecuencia una actitud a la defensiva, especialmente si el caso aeronáutico era abordado en “la mañanera”. En ese nutrido caldo de cultivo nos explotó en la cara la degradación. La actitud del Gobierno Federal fue minimizar este hecho y decir en términos llanos “que no nos iba a afectar”.
Más allá de las declaraciones, la degradación a Categoría 2 nos ha afectado tanto, que hoy la nación se encuentra ante la peligrosa iniciativa de “abrir los cielos” para generar más tráfico de pasajeros al Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles. Todo porque “alguien” le vendió la idea al Presidente que nuestra aviación se resume en el tráfico de pasajeros del AIFA, lo cual es erróneo.
Ya se equivocaron cuando se anunció la degradación a Categoría 2, y en lugar de poner “manos a la obra”, se dedicaron a tratar de implantar una narrativa de “nos hacen lo que el viento a Juárez”. Es hasta después de casi dos años de tener degradada a nuestra aviación nacional que se toma seriedad en el caso, en buena medida por la presión que ejercen las aerolíneas nacionales.
No debemos perder de vista que nos degradaron a Categoría 2, porque en 2010, en la última auditoría de la FAA, reprobamos como país; el gobierno de Calderón optó por colocar parches y alfileres, para sujetar temas pendientes que debieron ser arreglados durante los dos años que le quedaban a su administración. Por supuesto, se tuvo completo el sexenio de Peña Nieto para subsanar todas y cada una de las observaciones que se nos hicieron.
¿El resultado? Ni el gobierno de Felipe Calderón y mucho menos el de Enrique Peña Nieto hicieron el trabajo que se requería, por lo que a mí no me sorprende el resultado obtenido, esto es, que reprobara el país en materia de seguridad aeronáutica.
Y no, no tiene nada que ver la cancelación del NAIM como asegura mucha gente sin conocimiento del tema aeronáutico; tampoco tiene que ver la construcción del nuevo aeropuerto, el AIFA, en la Base de Santa Lucía. Mucho menos es porque “no tiene certificación el AIFA para operar”, y por eso nos degradaron a Categoría 2.
El tema viene, como les digo, desde el 2010 donde se detectó un desorden inmenso por parte de la autoridad con las licencias. Seguramente ustedes han escuchado el dicho de que “los gobiernos son como los perros; sólo entienden con periodicazos”. ¿Recuerdan el famoso accidente de Mouriño, en 2008, y las consecuencias que trajo aparejadas?
Con el afán de ocultar la realidad, el gobierno de entonces primero culpó a una estela de turbulencia de un avión de Mexicana de Aviación procedente de Buenos Aires, y posteriormente se culpó a los pilotos del Learjet del accidente, de no haber seguido las instrucciones de la torre de control, ya que la versión oficial fue decir que los pilotos habían falsificado sus horas de vuelo, así como la acreditación de conocimientos básicos. En buen castellano, que su licencia de vuelo era falsa.
Entonces se develó una serie de corruptelas al interior de la Dirección General de Aviación Civil (DGAC), con los exámenes médicos y la expedición de licencias, así como falta de inspectores. Por supuesto, la FAA tomó nota y el gobierno quedó comprometido a subsanar todos los hallazgos.
Con todos estos antecedentes, la administración de Andrés Manuel y la 4T deben reconocer que fue una equivocación de su parte minimizar la degradación, de la que hoy nos está costando muchísimo salir. Sin embargo, es hasta estos últimos meses en los que la autoridad está trabajando en serio para esto.
El actual Secretario de Infraestructura Comunicaciones y Transportes, Jorge Nuño, anunció en su comparecencia ante la Cámara de Diputados que se tiene todo previsto para que en el mes de abril de 2023, estemos regresando a la Categoría 1.
“A más tardar en abril poder regresar a la categoría 1, que nos permitirá generar nuevas rutas desde el AICM, desde el AIFA y de Toluca” a lo que yo añadiría, no solo es para poder generar nuevas rutas desde esas terminales aéreas, sino desde todos los aeropuertos del país, pues la restricción abarca a todos. Y con ello ojalá descarte de una buena vez la pésima idea de permitir el cabotaje dentro de la narrativa.
Como ya lo he explicado en otras columnas, el crecimiento natural del AIFA se va a dar paulatinamente, y los resultados los estaremos viendo -si me apresuran- en dos años, pero lo ideal sería darle por lo menos 5 años de estar operando para tener un verdadero análisis sobre su funcionalidad.
En esto la aviación es como la cocina: no puedes apresurar un platillo, porque sale cruda la carne, y corres el riesgo incluso de intoxicarte; por eso se lleva su tiempo. La aviación es un guiso de larga cocción, y no como una hamburguesa precocida, lista para servirse en 5 minutos.
Sigo con la hamburguesa como ejemplo. Mis hijas aman las hamburguesas que yo hago, porque pico finamente cebolla, ajo, perejil, y luego incorporo poco de pimienta, sal rosa, huevo y pan rallado a la mezcla; dejo reposar mínimo media hora en el refrigerador. Pero también he comprado las hamburguesas que ya vienen preparadas, y mi hija -la benjamina- siempre sabe cuándo la hice desde cero, y cuándo salió de un empaque congelado.
Lo mismo pasa en la aviación, para que sea completamente segura no se pueden adelantar procesos de manera artificial; un factor importante es el crecimiento paulatino de las operaciones del AIFA, pero nuestra aviación no depende únicamente de este aeropuerto, Insisto, en realidad lo que nos está frenando para tener un crecimiento óptimo es la degradación a Categoría 2, que ha impedido abrir nuevas rutas hacía nuestro primer cliente, los Estados Unidos, ya sean pasajeros que viajen por placer o nuestros paisanos que vienen a su país a visitar a su familia.
En el caso de viajeros de placer, los destinos más socorridos y buscados son las playas: Puerto Vallarta, Los Cabos, Cancún, que son los más famosos ahora, y faltaría que con la ayuda de los gobiernos estatales y la Secretaría de Turismo se impulsara el tener vuelos de Estados Unidos a otros destinos no tan populares como Mazatlán, Manzanillo, Acapulco, Huatulco o Ixtapa- Zihuatanejo, por mencionar algunos.
Y en el caso de nuestros paisanos, bien podríamos incrementar rutas y destinos saliendo de los Estados Unidos para llegar a Zacatecas, León, Morelia, Aguascalientes, Durango, Chihuahua y muchos más destinos.
Jorge Nuño también señaló en la comparecencia: “tuvimos una reunión con la Agencia Federal de Aviación Civil para la revisión de cómo se han atendido los 39 hallazgos, prácticamente ya casi tenemos el 80% de ellos atendidos” Y se nota, el tema del hackeo lo resolvieron mucho antes de lo que tenían planeado, pues la prórroga que sacaron para las licencias y exámenes estaba hasta el próximo año y ya no fue necesario, ya están trabajando a todo vapor en la AFAC.
Además, el Secretario informó que un equipo de la Agencia Europea de Seguridad Aérea (EASA por sus siglas en inglés) realizará una revisión técnica para ver los avances, y ajustarlos en un plan de acción correctivo. Así como una serie de reformas que la dependencia a su cargo enviará al Senado de la República, y a la Cámara de Diputados, para fortalecer a la AFAC. La mejor noticia es queda fuera el tema del cabotaje, pues está en su fase de análisis.
En enero tendremos la visita del director de la FAA para evaluar el plan de acción, esperando que después de las observaciones que se hagan, se puedan ya tener listas las conclusiones en el mes de marzo del 2023, y entonces, ahora sí recuperar la Categoría 1 a más tardar para el mes de abril. Estaremos más que atentos.