El papel que jugará la Corte se debate entre dos corrientes, de un lado, la intención de regresar al Poder Judicial a la época en que funcionaba como un apéndice del Poder Ejecutivo, común presidencialismo con facultades “metaconstitucionales” violando el espíritu de la separación de poderes. Entre los lastres que mantiene esta corriente, se encuentra el privilegiar a una sola persona y no a las Instituciones.

Por otro lado, está la tendencia que busca incorporar a la Corte las metodologías, procesos y normas administrativas que permitan transparentar las decisiones de los Ministros, en apego a criterios y preceptos legales establecidos en la Constitución y evitar, en la medida de lo posible, la toma de decisiones de manera discrecional o influidas u ordenadas desde el Poder Ejecutivo, o sea, desde la presidencia de la República.

Es decir, se juega la independencia del poder judicial, ni más ni menos y ahí, solo la garantiza quien no está comprometido con Palacio Nacional sin dejar de tener una relación respetuosa e institucional, y esa persona es Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena.

Esta tendencia se apega más a altos principios de un régimen democrático. Así lo plasma en su obra una “Presidencia Moderna”, Liébano Sáenz, al explicarla importancia de las instituciones:

“El impulso al diseño modernizador de la Presidencia en México debe hoy acometerse a partir de un nuevo paradigma que incluye por primera vez referente de una nueva realidad institucional como el que el presidente no tenga mayoría afín en el Congreso, la pluralidad en la integración de los órganos de autoridad y de representación, la independencia de los Poderes de la Unión, y la constitucionalidad que hace valer la Suprema Corte de Justicia”.

Liébano Sáenz

Dos caminos

Lo importante en la disputa por la presidencia de la Suprema Corte de Justicia de la Nación no es quién pueda quedar en el cargo que dejará Arturo Zaldívar, sino el rol que jugará en el futuro próximo la máxima tribuna de justicia de la nación.

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De los once ministros, cinco aspiran a ocupar el cargo de presidente: Yasmín Esquivel Mossa, Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena, Norma Piña, Alberto Pérez Dayan y Javier Laynez Potisek. Los cinco son verdaderos doctos en el derecho y mantienen posturas distintas acerca del papel de la Corte en este contexto tan convulso como incierto, en términos de justicia y legalidad, donde los cambios tecnológicos, comerciales, organizacionales y políticos llevan a la sociedad hacia un nuevo estadio en la organización social que requieren de nuevas formas de relacionamiento que obligan a ser aún más cuidadosos en términos de la administración de la justicia y la aplicación de la ley.

Los temas fundamentales

Como nunca, existen diversas controversias constitucionales que involucran a los tres Poderes de la Unión y que están en debate permanente, la Corte debe dirimir, en función de la Constitución, como las controversias que se han presentado en aspectos comerciales, litigios de la Ley de la Industria Eléctrica o en Telecomunicaciones, o en cómo este régimen se ha desentendido de instituciones del Estado como la CRE, el IFT y de organismos autónomos como la CNDH, COFECE, CNH, INAI, CRE y ahora, en el tema de la reforma electoral que se encuentra en el debate en el Senado de la República donde, con algún acto de magia, pretenden evitar caer en lo que ha encendido los focos rojos, la inconstitucionalidad.

Modernización o retroceso

Con base en lo anterior, podemos ver que entre los Ministros que aspiran a ocupar la presidencia de la SCJN hay quienes orientarán a la Corte al pasado, otorgando más valor a la autoridad de un hombre que a la Institución. Tal es el caso de la Ministra, Jazmín Esquivel Mossa, cuyo esposo, José María Rioboo es asesor de AMLO y diseñador del AIFA, por lo que sus decisiones podrían verse influenciadas más por criterios de interés político y de afinidad con el Jefe del Ejecutivo, que por su responsabilidad de apego a la Constitución.

Una regresión de décadas, donde predomine en la Corte el criterio de un solo hombre y se pierdan el equilibrio y los contrapesos.

La otra corriente es la del Ministro Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena con una propuesta para la modernización de la SCJN, de transparencia, independencia y legalidad que impulsaría una mayor claridad en las decisiones de la Corte, privilegiando la pluralidad y, desde luego, la legalidad.

El relevo que vendrá, cobra especial importancia si tomamos en cuenta que seguramente habrá de debatirse en la Corte uno de los temas fundamentales para la democracia en México, como lo es la reforma a las leyes secundarias de la ley electoral que en breve se aprobará en el Congreso, un verdadero entuerto, tan inconstitucional, que hasta la mayoría morenista tuvo que poner freno.

Corte independiente o sumisa y ahí se juega México.

Twitter: @diaz_manuel